Cuando la idealización se termina

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—Abuela, esta casa no me gusta, es demasiado vieja, tiene como dos mil años —le dice Laysha a su abuela mientras están viendo tele en la sala de estar y señala una grieta enorme en el techo.

Al parecer la vida sofisticada de alto estándar se ha terminado. Después de recogerlas de la playa, manejaron nueve horas en carretera, algo que no hubiera sido tan tardado si hubieran utilizado los aviones privados a los que estaban acostumbradas.

Las han traído a una casa, no pequeña, pero sí vieja. Hay muchos oficiales verificando la seguridad de la casa. Las tres duermen en el mismo cuarto a pesar de que hay cuatro habitaciones. Ahora deben hacer los quehaceres de la casa, no se los explicaron así, pero a decir por la falta de personal que han tenido en el tiempo que llevan ahí, entienden que así se procederá.

Mary ha tenido algunos problemas con la repartición de tareas de la casa, sus nietas no saben tomar ni una escoba, pero no se puede dar el lujo de hacer todo ella, la edad y los múltiples dolores en la espalda ya no se lo permiten.

—Pam, recuerda que te toca lavar los trastes toda la semana —Mary le señala la acumulación de platos sucios que hay en la tarja.

Pam solo le hace una cara de disgusto y le promete que lo hará en la noche.

Mary se da cuenta de que, aunque su nieta mayor había adquirido mucha madurez en muchos aspectos de su vida, es una adolescente, acostumbrada a cierto tipo de nivel de vida.

—¿Sabes cuándo vendrá a visitarnos mamá? —pregunta Pam.

—No lo sé, amores, es probable que pronto. Hablará con su padre y negociarán donde nos quedaremos.

—Ojalá que sea algo mejor que esto —dice Pam.

—Saben que ahora lo más importante es que estemos bien, ¿cierto? Aunque tengamos que adaptarnos a ciertas cosas.

Sus nietas asienten, pero en el fondo sabe que no tienen idea de los cambios radicales que puede haber en sus vidas en cuestión de dinero y comodidad. Pam no había nacido en una cuna de oro, pero Mary duda de que recuerde la crisis económica en la que estaban sus padres en sus primeros años.

Es evidente que el tema del dinero será primordial en el juicio, ellos lo usarán a favor. Aunque Christopher tenía un supuesto cargo de general, sus ganancias no eran una simple nómina. Se empezó a notar que comenzó a tomar importancia con el paso de los años, así como que su remuneración fue aumentando. Primero con los cambios en los carros que conducía, después el dinero empezó a alcanzar absolutamente, y en cuestión de unos meses más, podían comprar cualquier cosa que quisieran.

Recuerda Mary esa vez que Pam le había dicho a su padre que le gustaría nadar con delfines. Días después estaba toda la familia en una isla privada donde abundan esas criaturas. Louise le dijo que no quería pedir un centavo en el juicio, quería empezar a trabajar otra vez, pero la realidad era que no sería fácil encontrar un trabajo que le ayudará a llevar a cumplir con los excesos de su vida siendo una mujer en sus cuarentas, con más de una década sin trabajar, dos hijas y el antecedente de haber expuesto al gobierno de su país. 

Las mujeres del héroeOnde histórias criam vida. Descubra agora