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EL BAÑO DE PREFECTOS

Tom Marvolo Riddle nunca tuvo una gran cantidad de cosas a su nombre. Pero los que tuvo los valoró con toda esta vida. Es decir, cuando alguien arruinaba sus cosas habría consecuencias, consecuencias desagradables. O cuando alguien le robaba algo importante, era capaz de asesinar.

Ahora tenía cosas importantes que le pertenecían y luego tenía a Seraphina, no necesariamente un objeto, pensó, pero sí mucho más importante que uno. En realidad, ella nunca había sido una cosa, tal vez más bien un premio. Pero eso fue antes de que crearan una conexión nueva y más fuerte. Tom realmente no sabía cómo sentirse acerca de su... apego a Seraphina, pero sí sabía que las cosas eran diferentes entre ellos desde ese momento que compartieron debajo de la mesa.

Mientras pensaba en lo mucho que necesitaba a su lado, miró enojado a uno de sus seguidores, Alcides Avery. El chico estaba sentado frente a la chimenea, leyendo un libro esa hermosa mañana de domingo, pero Tom no pudo controlar su enojo al recordar lo que presenció la noche anterior. Su Seraphina en brazos de otra persona.

Tom se levantó de la mesa y caminó lentamente hacia Avery, preguntándose cómo debería enfrentarlo.

—Avery.

El chico levantó la vista del libro que estaba leyendo para mirar a Tom.—Buenos días, Riddle. ¿Estás bien?.

—Podría estar mejor.

Tom se sentó en el sofá y cruzó las piernas, preparándose para poner a Avery en su lugar.—Bueno, ¿puedo ayudarte en algo?.

—De hecho, si puedes.—dijo Tom.—¿Por qué estaba Seraphina en tu cama anoche?.

Avery tragó saliva cuando escuchó las palabras de su amigo.—No pasó nada, Tom. Ella sólo-

—Sé que no pasó nada porque confío en ella. Ella es fiel a mí, pero no estoy seguro si debo confiar más en ti. Sabes, siempre te consideré uno de mis seguidores más leales, pero parece que me equivoqué.—Tom habló con calma, sus ojos mostraban todo el odio que sentía.

Avery dejó caer su libro al suelo.—No veo a dónde quieres llegar con esto, Riddle. No intenté nada, nunca lo haría. Realmente no lo entiendes, pero es bastante imposible.

—Entonces ayúdame a entenderlo. ¿Había una buena razón para dormir con ella en tu cama? ¿No sabes que ella está fuera del alcance de todos?.

Avery ya no parecía asustada ni nerviosa. De hecho, estaba empezando a enojarse con las acusaciones de Tom y la forma en que hablaba de Seraphina.

—Te aseguro que no pasó nada y ninguno de nosotros pensó en eso. Ella solo me estaba ayudando con algo y terminamos quedándonos dormidos.—explicó.—Además, no veo por qué esto te preocupa, Tom. Seraphina es libre de hacer lo que quiera y yo también.

Tom inclinó la cabeza hacia un lado con una pequeña sonrisa, tratando de no hacer una escena.—Seraphina conoce su lugar, le tomó mucho tiempo entenderlo claramente, pero ahora está justo donde la quiero. Lo único que pretendo es para dejarte saber que no le meterás ideas en su bonita cabeza.

—Oh, ¿ahora no quieres que ella piense? Eso es brillante. Riddle, si tienes un pequeño hueso bueno en tu cuerpo, la dejarás en paz.—comentó Avery con valentía.—La arruinarás.

Tom se río.—Amigo mío, ella ya está arruinada.


[...]


Seraphina cerró los ojos y suspiró, con la cabeza apoyada en el respaldo de la bañera gigante, simplemente disfrutando de su tiempo en el baño de prefectos. El día anterior, cuando ayudó a Tom, él le prometió que la recompensaría. Y en esa agradable mañana de domingo, le preguntó si podía darle la contraseña del baño de prefectos como parte de su recompensa. Afortunadamente él aceptó y ella felizmente corrió a darse el baño más relajante en ese hermoso baño.

KNEEL | TOM RIDDLE ✓Where stories live. Discover now