29-Romántico

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*Dani*

-Hola guapo-le dije a Gavi montandome en el coche, habían pasado tres días desde la vuelta de Almería, tres días en los que no nos habíamos visto porque yo no daba a basto entre los estudios y el trabajo.

Se acercaba la Navidad y por ende había más gente por las calles, y estaba cubriendo turnos en el trabajo porque me había pedido unos días de vacaciones para poder bajar a Sevilla a pasar la Navidad con mi familia.

-Hola, preciosa-me saludo dándome un pico rápido-hueles a café-me dijo y yo reí.

-Trabajo en una cafetería-le dije obvia mientras sacaba de mi bolso un paquete de galletas lotus, sus favoritas.

El cuando las vió abrió la boca indicándome que abriese el paquete y le diese una.

-Ni de coña, son mías-le dije negando.

-Pero tú eres mía-me dijo alzando las cejas y yo repetí su gesto.

-¿y desde cuando que no me he enterado?-le dije mientras abría el paquete.

-Desde el momento en el que probé tus labios por primera vez-soltó.

-ah, ¿con siete años?-le dije haciéndole recordar el beso que nos dimos de pequeños, y el rió asintiendo.

-Exactamente, desde los siete años-me dijo y yo sonreí negando con la cabeza mientras acercaba la galleta para que le diese un mordisco.

-¿Está rica?-Le pregunté.

-¿La galleta o tú?-me preguntó y yo reí por sus ocurrencias, mientras el posaba una mano en mi muslo dejando una caricia con su pulgar-Te echaba de menos-me dijo.

-Yo también, estoy súper cansada, y el lunes tengo el último examen, pero estoy que no doy de verdad-le dije quejándome de mi semana, porque había sido criminal.

-Sabes que puedes dejar el trabajo, yo puedo...-lo miré seria negando, y el se calló rodando los ojos-no he dicho nada-dijo mirando al frente otra vez-Que cabezona eres de verdad-dijo negando.

-Vas a hablar tu de cabeza-le dije con ironía y el me miró ofendido.

-Yo no soy tan cabezon.

-Noo,que va, eres más aún-le dije obvia y el me miró serio.

-¿si? Pues ahora como soy tan cabezon te quedas a dormir conmigo hoy, que me has tenido abandonado-zanjó haciendo una mueca con sus labios y yo abrí la boca haciéndome la ofendida.

-¿Por qué tienes que mandar tanto?-le dije y él se encogió de hombros-Aquí mando yo, no te equivoques-le dije amenazándole con el dedo divertida, cosa que solo hizo que el me atrapara el dedo con sus dientes dándome un mordisco.

Aparté el dedo haciendo una mueca de dolor, y lo miré enfadada.

-Pablo que eso duele-me quejé como una niña pequeña.

-Amor, ha sido sin querer-me dijo haciéndose el inocente mientras volvía a colocar su mano en mi pierna.

-Sin querer nada, que me has mordido-le dije riendo y el sonrió mientras aparcaba frente a mi casa.

Lo miré mirándolo confundida, y el me devolvió la mirada.

-¿Qué pasa?-me preguntó frunciendo el ceño.

-Amor, lo decía de broma, si que me quiero quedar en tu casa-le dije algo tímida y el sonrió mientras miraba al frente de nuevo haciéndose el interesante.

-Como has dicho que si era un mandón o noseque..-dijo sin mirarme y yo me puse algo más seria.

-Pablo, estaba bromeand...-el empezó a reírse mirándome, y yo lo miré incrédula sin saber qué decir.

-¿Pero tú te piensas que yo voy a dejar que no te quedes hoy en casa? Te he traído para que cojas las cosas para mañana y así te dejo en clases cuando me vaya a entrenar-me dijo posando justo después un pico en mis labios y sonreí como una boba.

Que tonta.

Abrí la puerta del coche y subí a casa a por una muda y unas cuantas cosas más, encima hoy me tenía que lavar el pelo, asique al final opté por coger un bolso algo más grande para meter todas mis cosas.

Pablo me abrió el maletero para guardar las cosas y nos montamos en su coche para dirigirnos a su casa, que en coche quedaba a cinco minutos.

Cuando llegué me di una ducha mientras Pablo preparaba la cena.

Me estaba secando el pelo cuando él entró en la habitación y dejó un beso en mi hombro.

-Ya está la cena, amor-me dijo mientras se giraba quitándose su camiseta y buscando su pijama en el armario.

Me quedé mirándolo por el espejo, dios mío, esa espalda tan putisimamente perfecta era toda mía. El se giró y al pillarme mirándolo una sonrisa socarrona se dibujó en su rostro.

-¿Qué miras tanto tú?-me preguntó y yo sonreí abrazandolo por detrás mientras dejaba un beso en su hombro.

-A ti, que eres muy guapo-le dije y el sonrió acariciando mi mano mientras dejaba un pico en mis labios.

Se terminó de poner el pijama y bajamos las escaleras yo encima de su espalda hasta la cocina para cenar.

Cenamos un pescado que había preparado Pablo, muy bueno a decir verdad y después de lavarnos los dientes nos metimos en la cama intentando ver una peli, y digo intentando porque mientras yo quería ver mi comedia romántica tenía a Pablo con la cabeza prácticamente entre mis pechos captando toda mi atención.

-Pablo-le dije sonriendo y el alzó la cabeza mirándome con su característica carita de niño bueno.

-mm..?-me preguntó mientras se ponía a besar mi abdomen y yo llevé las manos a su pelo tirando un poco de él.

El se elevó hasta mi altura metiendo su lengua en mi boca mientras metía las manos dentro de mi pantalón de pijama tocando mi culo.

-No sigas..-Le pedí y el se separó sacando sus manos mirándome extrañado.

-¿Te encuentras bi...-lo corté.

-Estoy en mis dias-concluí y el abrió los ojos.

Se tumbó en la cama y me abrazó en su pecho mientras rebobinaba la peli unos minutos.

-Si necesitas cualquier cosa, nose, solo dímelo, ¿Vale?-me dijo y yo sonreí como una boba viendo como me arropaba entre sus brazos.

-Gracias-murmuré y el sonrió besando mis labios.

Ni siquiera recuerdo cuandp me quedé dormida, solo sé que al día siguiente un olor a tostadas y café me envolvió las fosas nasales y entre abrí los ojos buscando a pablo en la cama.

No estaba, asique pasé por el baño a hacer mis necesidades y después bajé hasta la cocina, donde estaba mi novio preparando un desayuno en una bandeja con el máximo cuidado posible, cosa que hizo que me mordiese el labio muerta de amor.

-Pero que Romántico, mi amor-dije entrando en la cocina asustandolo un poco y el chasqueó la lengua.

-No, pero tenia que llevártelo a la cama-me dijo y yo sonreí yendo hasta el que se medio cruzó de brazos mirándo el desayuno con pena.

-Buenos días niño-le dije agarrando su cara para dejar un beso en sus labios y el acarició mi brazo.

-Buenos días, preciosa-me dijo y justo cuando el iba a besarme a mi, el móvil de Pablo sonó y era un número un tanto extraño, por lo que puso el altavoz.

-Buenas, ¿Hablo con Pablo Páez, hermano de Aurora Páez?-murmuró un hombre al otro lado del teléfono y pablo y yo nos miramos confusos.

-Si, soy yo-dijo él como pudo.

-La llamamos del hospital ***, su hermana acaba de ingresar debido a un fuerte accidente automovilístico y usted es el único familiar que ha cogido el teléfono...-comunicó el señor haciendo que a mi y al sevillano se los parase el corazón a la vez.

Aurora había tenido un accidente...

(CONTINUARÁ...)

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora