43-Londres

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*Dani*

A la única que avise de que me iba fue a Carla, y a mi madre, y a ambas les pedí que no les dijeran a nadie bajo ningún concepto a nadie donde estaba.

Quería desaparecer del mapa, cerré y eliminé todas mis redes sociales, con todo el dolor de mi alma silencié no solo a Pablo, sino a su familia y a los chicos.

No quería saber nada, solo quería que el dolor se fuese, porque parecía que me faltaba el aire cada vez que respiraba.

Cuando llegué a Londres cogí un bus hasta la dirección que me habían dado, una zona residencial nada mal, en la que la empresa se había encargado de alquilarme un piso para mi.

Al dar mi nombre en recepción el chico me indicó donde estaba mi piso, y me dio unas llaves mirando a Gol de reojo.

-Él es mi mascota, ¿hay algún problema? Avisé a la empresa de ello-le dije con mi inglés casi de C1 y el chico sonrió negando.

-Sólo veía que era muy bonito, no se preocupe-contestó él y yo asentí más tranquila-¿Cómo se llama?-me preguntó amable.

-Gol-contesté.

-¿Gol? Como en fútbol-preguntó en inglés y yo asentí poniéndome algo más seria, porfavor no menciones la palabra fútbol,supliqué para mis adentros.

El muchacho me dejó en la puerta de piso, y después de darle las gracias pude entrar al piso quitándole a gol la correa para que inspeccionara el lugar.

Miré a mi alrededor, y me sentí tan fría y vacía como esta casa. Era bonita, muy futurista, con las paredes en blancas y la decoración en negra, pero le faltaba el calor de un hogar, un hogar que me encargaría de llenar poco a poco de recuerdos aquí, empezando desde cero.

El primer día fue malo, y me consolé pensando que solo era el primer día, pero los días iban pasar y yo cada vez me veía peor, no comía, no dormía y solo podía pensar en todo lo que estaba pasando en mi vida.

Mi madre insistió en venir hasta aquí a pasar unos días conmigo, pero no sé lo permití porque no quise darle mi dirección a nadie. Carla también insistía en venir, pero tampoco la dejé, súper que me estaba consumiendo poco a poco cuando empezaron los vómitos.

Al no comer bien, y el cuadro de ansiedad que me había creado toda esta situación hizo que me levantase día tras día vomitando, con muchas náuseas y que eso acarreara que un día en una reunión en la oficina me desplomase en los brazos de un compañero de trabajo muy mareada.

-Lo siento, me he levantado un poco mal esta mañana-me disculpé avergonzada mientras el muchacho me daba aire con una carpeta.

-No te preocupes, me llamo mick-me dijo en un perfecto inglés sonriendome y me fijé en él por primera vez.

Era muy rubio, con unos ojos azules preciosos y una sonrisa perfecta, alto, blanquito de piel, típico Inglés de película británica.

-¿Cuál es tu nombre?-me preguntó.

-Daniela-contesté-Dani me llaman mis amigos-dije ofreciéndole mi mano y el sonrió cogiendola y estrechándola con la suya.

-¿Podré llamarte Dani fuera de la oficina?-me preguntó y yo sonreí mientras bebía un sorbo del zumo que me había sacado de la máquina.

Le sonreí recomponiendome un poco y me levanté algo incómoda por la situación, no quería saber de hombres en este momento.

-Siento haberte incomodado-me dijo algo avergonzado.

-Tranquilo, no pasa nada-le dije sin mirarlo recogiendo mis papeles.

-Quizá deberías ir a hospital por tu malestar-me aconsejó y yo asentí.

-Gracias mick, hasta mañana-le dije cogiendo mis cosas para salir de ahí.

Decidí hacerle caso e ir al hospital, porque cada vez me encontraba peor y quizá necesitaba algún tipo de suplemento que me abriese el apetito.

Gracias al trabajo tenía un seguro privado, asique busqué una boca de metro que dejase cerca del hospital que me cubría el seguro.

Cada vez me iba encontrando peor, pero conseguí salir del metro volviendo a la superficie de Reino Unido. Todo estaba abarrotado de gente corriendo de un lado para otro, los coches parecían ir mucho más rápido aquí que en España, y los semáforos para los peatones apenas se respetaban en esta zona de la ciudad.

Cruce una calle algo mareada casi sin mirar, y escuché el piso de un coche haciendo que llevase mi mano al pecho asustada y escuchase un frenazo haciéndome cerrar los ojos esperando el golpe, pero nunca llegó.

Simplemente vi como un chico moreno salía del coche disparado y alarmado.

-¿¡Cómo cruzas la calle así?!-escuché que me gritaba en inglés, pero no un inglés nativo, sino un inglés de España, y se notaba demasiado, incluso pensé que la voz se me hacía familiar.

Cerré los ojos sin mirar al chico, con la mano aún en el pecho cuando la sensación de mareo fue aún peor por el susto.

-Espera...¿Dani?-me preguntó en español, y ahí si que abrí los ojos dirigiendolos hasta el chico.

Ansu.

Asentí cuando noté que mis ojos se cargaban de lágrimas y me abracé a él rompiendo a llorar, necesitando el abrazo de alguien cercano, el abrazo que llevaba necesitando días y no me permití tener de nadie por mi cabezoneria de querer pasar por todo esto sola.

-Dani...que haces aquí-me dijo acariciando mi pelo achuchandome contra él-tranquila, no llores, estoy aquí...tranquila...-me dijo suave intentando calmar mis lágrimas....

(CONTINUARÁ...)

Ahora si, hasta mañana❤️

¡Os leeooo!❤️✨️

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora