59-Pataditas

5.2K 347 23
                                    

*Dani*

La cosa había mejorado mucho en los siguientes días después de mi salida del hospital.

Pablo había vuelto a ser él, solo salía de casa para ir al psicólogo o al fisio, y cuando se iba se encargaba de que alguna de las chicas quisiese quedarse conmigo para que no hiciese ningún esfuerzo.

Me estaba cuidado muchísimo, y tenía a los chicos y las chicas siempre conmigo, cuando no era uno era otro, pero se habían volcado con nosotros como buenos amigos y aunque al principio eso me hacía sentir inútil había comprendido que lo hacían porque nos querían.

La pequeña nos dió un buen susto no sólo a su padre y a mi, sino a todos, porque al final eramos una gran familia.

Y por eso tenía a ferran, pedri, fermin, Carla, Aurora y Javi en mi cocina ahora mismo haciendo lo que se suponía que era un bizcocho de chocolate.

Fermin había roto un huevo en el suelo sin querer y ahora estaba limpiandolo con ayuda de pedri, Ferran fue a echar la harina y la mitad se le había caído fuera, haciendo que Carla se ríese de él y ferran le echase harina en la cara para chincharla, haciendo que ella pusiese cara de ofendida y le devolviera la harina.

Ferran fue más listo, se agachó haciendo que la harina le cayese en la caja a Javi, y Ferran estalló a carcajadas haciendo que esté le tirase más harina por reírse, y así es como empezó una guerra de harina en mi cocina conmigo de espectadora sentada en la isla de la cocina riendo a carcajadas.

Pablo entró en casa y nos miró desde ahí haciendo que los chicos parasen de pelearse mientras mi novio los miraba serio poniendo los brazos en jarra.

-Vamos a ver, ¿se puede saber que estáis haciendo? Dani se pone nerviosa con el desorden, quiero la cocina limpia en cinco minutos-les regañó.

-A empezado él-dijo Javi señalando a ferran.

-Si hombre, lo mio ha sido un accidente, Carla-dijo mirando a su "¿amigovia?" Y esta negó rápidamente.

-Me da igual quien haya empezado-dijo rodando los ojos mientras veía hasta mi y me abrazaba por detrás dejando un beso en mis labios cariñoso.

-¿Cómo te ha ido?-Le pregunté, venía del fisio y del psicólogo.

-Mejor que a ti, con la casa llena de niños pequeños-dijo esto último más alto haciendo que todos se riesen por lo bajini y yo reí negando.

-Me lo he pasado muy bien, ahora lo recogen todo cariño no pasa nada-le dije quitándole importancia mientras le peinaba el flequillo-estás muy guapo-le dije y el sonrió.

-Tu si que estás guapa mi vida-me dijo haciéndome sonreír sobre sus labios, pero antes de que pudiésemos darnos un beso nos dió la sensación de que nos estaban observando.

Ambos giramos la cara en dirección a nuestros amigos, que miraban la escena con cara de alelaos e intentaron disimular seguir recogiendo cuando los miramos.

Pablo rodó los ojos haciéndome reir y juntó nuestros labios en un bonito beso.

Al final el bizcocho salió buenísimo, haciendo que todos nos comieramos un trozo casi al final del día, ya con la casa limpia y recogida como Pablo les había indicado a todos.

Al despedirse todos habían cogido la costumbre de darme un beso en la mejilla y otro en la barriguita, y cuando digo todos es todos, asique aquí estaba, en la puerta de casa mientras iban desfilando uno a uno para irse a sus casas.

Pedri fue el último, y antes de salir se despidió de gavi chocando sus manos.

Pablo cerró la puerta y se giró hacia mi acariciando mi cintura con sus manos mientras dejaba un beso en mi mejilla.

-Y tu, a la cama-me mandó y yo sonreí asintiendo.

No pensaba discutir, los primeros días si se me había hecho muy cuesta arriba con la insistencia de todos de que necesitaba reposo, pero había comprendido que todos tenían razón y que el susto que nos había dado la niña no era para menos.

Me acomodé en la cama mientras Pablo se pegaba una ducha y busqué una peli para ver los dos mientras nos diese sueño.

Mi novio salió de la ducha con la toalla liada a la cintura y le di una mirada descarada por todo su cuerpo.

-Estoy perdiendo masa muscular por dia, lo sé-me dijo él frustrado.

Lo que era la vida, y yo pensando que estaba tremendo.

-Anda ven aquí, para mí siempre estás guapísimo, y ahora no es menos, mírame a mi, cada día que pasa estoy más hinchada-le dije mientras él se ponía unos calzoncillos y venía hasta mi.

-Pero si estás preciosa-me dijo mientras se tumbaba poniendo la cabeza en mi barriguita dejando besos en ella mientras la tocaba con sus manos-no hemos hablado aún de nombres-me dijo.

-Ya, ¿como te gustaría que se llamase?-le pregunté y el sonrió desde mi barriguita.

-Daniela-me dijo y yo negué rápidamente riendo.

-Ni hablar, la niña no va a llamarse como yo-le dije negando y el me miró riendo.

-¿Por qué no? Como su madre, mejor nombre que ese no hay-me dijo y yo sonreí a la vez que negué-¿Entonces como le quieres poner?-me preguntó y yo me encogí de hombros.

-Nose, pero no quiero que se llame como yo, no me gusta mi nombre-le dije y el asintió.

-Como quieras, amor, pero tu nombre es precioso-me dijo y yo sonreí acariciando su pelo.

-¿Cómo te gustaría llamarla sin tener en cuenta mi nombre?-le pregunté.

-Me gusta Sara, o Aitana-me dijo y yo sonreí, eran nombres muy bonitos-¿y a tí?-me preguntó y yo pensé por unos segundos.

-No lo sé, siento que es algo tan importante que no sabría decirte si me gusta un nombre para siempre-Le dije y el asintió dándome la razón besando mi abdomen.

-Todavía nos quedan tres meses para pensarlo, aunque si que tendríamos que ir mirando cositas para ella, aún no hemos comprado nada-me dijo y yo hice una mueca.

-Es que con el tema del reposo no me apetece ir de tiendas y que me pase algo-le dije con algo de inseguridad y el asintió.

-¿Te parece que miremos cosas por Internet?-me preguntó y yo asentí como una niña pequeña.

El se levantó a por el portátil, y lo puso entre ambos buscando una tienda de bebés.

Nos pasamos un buen rato comparando cositas, y al final nos pudo las ganas de comprar la minicuna para nuestra hija cuando vimos una que nos encantó a los dos.

-Que ganas de que nazca...-murmuró pablo y yo asentí cerrando los ojos justo cuando el me abrazaba ya acostados los dos posando su mano sobre mi tripita.

Ni siquiera me dio tiempo a contestar cuando noté una patadita en mi barriga más notoria por primera vez y abrí los ojos sorprendida.

-¿Has notado eso, amor?-me preguntó pablo sorprendido y yo asentí, justo en el ese momento nuestra hija dió otra patada que hizo que su padre corriese a pegar la cara a mi tripa.

-Cariño, ¿tu también tienes ganas de salir de ahí verdad? Tienes que tener paciencia, aún no es el momento, aunque mamá y yo estemos contando los dias para que nazcas tienes que tener un poquito de paciencia mi amor-le dijo con cariño a nuestra hija haciéndome sonreír como una boba, mi hija iba a tener loquito a su padre.

(CONTINUARÁ...)

Hasta mañanaa❤️🫶

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora