48-Donuts de chocolate

5.6K 347 34
                                    

*Dani*

Los días pasaban, y yo seguía teniendo los síntomas muy pronunciados, aunque solo había una cosa que comía sin parar, donuts de chocolate.

Me podía comer tres al día perfectamente que no me sentaban mal, asique cuando ansu pegó al timbre fui corriendo a abrir mientras gol ladraba porque había ido a comprarme más mientras yo me ponía cómoda al llegar del trabajo.

-Donuts a domicilio para mi wendy-me dijo ofreciéndome la bolso y yo mordí mi labio mientras ponía los ojos en blanco cogiendo la bolsa.

Fui hasta la cocina abriendo el paquete y comiéndome el primer donut del día de hoy.

-mmm...madre mía como está esto-dije disfrutando del sabor mientras ansu reía desde el otro lado de la isla-¿Quieres?-le pregunté y el negó.

-No gracias, este tipin no se puede mantener comer donuts todos los días-me dijo mientras señalaba su cuerpo de forma graciosa haciéndome reir.

-Yo como me voy a poner como el gordo de la lotería, me da igual-le dije encogiendome de hombros y el rió.

-Seguro que es una nena-me dijo.

-¿Porqué lo crees?-le pregunté.

-Dicen que cuando a las embarazadas se os antoja lo dulce es porque es una nena, y si tiráis más por lo salado es un nene-me dijo y yo reí mientras negaba.

-No se que será, solo quiero que sea feliz y esté sanito-le dije siendo sincera.

-Seguro que todo va a ir bien-me dijo y yo lo miré con algo de miedo.

Al final habían sido unos días muy diferentes sabiendo que tenía una cosita en mi interior que iba a depender de mi los próximos siete meses.

Tenía casi 20 años, si, pero no estaba preparada y muchas veces me comía la cabeza sobre si había hecho lo correcto, como ahora mismo, que me quedé en silencio algo sería y ansu lo notó.

-Has hecho lo correcto wendy-me dijo leyendo mi mente y yo suspiré algo agobiada-¿Has pensado cuando..-lo corté.

-No, no lo sé, ni siquiera sé si se lo quiero decir-admití y el abrió los ojos.

-Dani, se lo tienes que decir, tiene el mismo derecho que tú-me regañó.

-Lo sé, ¿Vale? Se lo voy a decir, pero no se cuando-le dije insegura y el suspiró viniendo hasta mi.

Me abrazó dándome consuelo, como lleva haciendo todo este tiempo, no se que habría sido de mi sin él.

-Quizá podrías empezar por hablar con tus padres-me dijo al separarnos y yo miré al suelo nerviosa.

No me veía preparada, pero también sabía que tenía que contárselo a mis padres, sabía que ellos me iban a apoyar de eso no tenía duda.

Ansu me ofreció mi móvil y yo lo miré insegura.

-Tengo que irme a entrenar, ¿llámales vale? Vas a sentirte mucho mejor, y por favor, cena algo que el bebé no puede alimentarse a base de donuts de chocolate-me dijo y yo asentí mientras lo acompañaba hasta la puerta.

-Gracias ansu-le dije y el acarició mi mejilla dejándome un beso en ella.

-Por nada, solo estoy cuidando de mi ahijado-me dijo guiñándome el ojo y yo reí antes de cerrarle la puerta.

Me senté en el suelo a jugar con gol mientras intentaba pensar que les diría a mis padres porque me entró la inseguridad De golpe.

Finalmente cuando gol se acurrucó en su camita después de que le echara de comer me senté en suelo apoyando mi espalda en el sofá y puse el móvil en la mesa apoyado con un jarrón y le di a una videollamada con mi madre.

No tardó en cogerme el teléfono y me sonrió emocionada.

-¡Dani, hija por dios que alegría verte después de tanto tiempo!-me dijo y yo sonreí al escucharla.

-¿Cómo estás mamá?-le pregunté.

-¿pues como voy a estar mi niña? Con ganas de verte y de achucharte y de...¡Carlos, Dani está en videollamada! Tu hermano justo a salido, pero si llamas más tarde quizá esté en casa, ¡estas guapísima! Aunque se te ve cansada-dijo súper rápido y yo sonreí al escucharla tan emocionada.

Mi padre no tardó en aparecer en pantalla sonriendome.

-Dichosos los ojos, morenita-me dijo con una sonrisa, y la mía se esfumó un poco al escuchar el mote que había usado mi padre, porque pablo lo usaba mucho.

-¿Cómo estás papá?-Le pregunté fingiendo una sonrisa y el se encogió de hombros mientras ambos se sentaban en la mesa y apoyaban el móvil.

-¿Cómo estás tú?-me preguntó mirándome con pena.

Embarazada, pensé.

-Bueno, bien, aquí hace un frio que pela y la gente es muy sosa, pero la oficina es increíble y estoy mejorando muchísimo el inglés-le dije y el asintió mirándome.

-Ahora puedes decirnos la verdad Dani, somos tus padres cariño, y si estás mal y necesitas que cojamos un vuelo esta noche lo vamos a hacer-me dijo y yo intenté contener las lágrimas, pero había necesitado tanto el apoyo de mis padres estás semanas que me rompí a llorar al escucharle hablar así y más sabiendo que yo sola los había apartado.

-Daniela, no llores-me pidió mi madre aguantando las lágrimas y yo negué secando mis lágrimas.

-Hija, se que no quieres a nadie ahora mismo a tu lado, pero mamá o yo, podemos ir, unos días para que no te sientas tan sola-me dijo papá.

-Estoy con ansu, me lo encontré un día y resulta que prácticamente vivimos a quince minutos, el me está haciendo mucha compañía-le dije para que se quedara más tranquilo.

-Estoy deseando poder abrazarte-me dijo mi madre y yo asentí con las lágrimas por mis mejillas, porque ahora mismo daría todo por un abrazo de mi madre.

-Os llamaba porque tengo una cosa importante que deciros-les dije y ambos se miraron entre ellos.

-¿Qué pasa?-me dijo mamá y yo cogí aire mirando al techo.

-Llevaba unas semanas encontrándome mal, vomitando mucho y con constantes mareos, hasta que el otro día...-me paré a coger aire- me di cuenta que se me había atrasado la regla, y ahí me asusté, porque en el viaje de Valencia Pablo y yo tuvimos un percance y tuve que tomarme la pastilla del día después-mi padre me interrumpió

-Daniela, ¿Estás embarazada es lo que quieres decirnos?-preguntó.

Yo asentí secando mis lágrimas, que no podían parar de salir y un silencio se hizo en la videollamada, porque ninguno de los dos dijo nada durante unos minutos.

Entendía que ellos tenían que procesar la noticia, pero a mí me están poniendo mala.

-Daniela, un hijo es una bendición, ya lo sabes, siempre os lo he dicho, yo me quedé embarazada de Marcos con dieciocho años y aqui estáis los dos, pero tienes que decírselo al pablo-le dijo con cariño con varias lágrimas de emoción.

-No, no se lo digas Daniela-dijo papá mirándome serio mientras negaba repetidas veces.

-Carlos, un bebé es cosa de dos-le dijo mi madre y mi padre negó en rotundo una vez más.

-Hija, no se lo digas, por favor, prométeme que no vas a decirselo-me pidió y yo lo miré frunciendo el ceño, mi padre jamás me hubiese pedido algo así.

-Papá, soy la primera que no lo quiero cerca pero...es el padre de este niño-le dije y mi madre gruñó por lo bajo negando.

-Todavía no se lo digas-pidio nervioso-déjame ir a verte, por favor, Hija, necesito hablar contigo algo muy importante-me pidió...

(CONTINUARÁ...)

No tengo escrito el siguiente, pero ya sé que quiero que pase y creo que vais a morir de amor un poco si me quedo con la idea que se ha ocurrido.

¡Os leo!❤️✨️

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora