8

239 37 0
                                    

— Muchas cosas cambiaron en mi después de la muerte de Hazel.

Estaba sentada tomando terapia frente a Hannibal, había pasado una semana desde que mi amiga había muerto, y todavía no había respuestas, ni señal del asesino.

— Mi relación con Elio se está desmoronando, y parte es mi culpa, lo quiero, realmente lo hago, pero cada vez que lo veo no puedo evitar pensar que es sospechoso del asesinato de mi amiga.

—¿Desconfías de él? — preguntó Hannibal jugando con la lapicera en sus manos.

— N-no.. — contesté nerviosa — no creo que él la haya matado, pero me revuelve el estómago pensar que él estaba cuando eso sucedió.

— Entonces si desconfías — asintió anotando unas palabras en su cuaderno — ¿Qué planeas hacer, Astrid? ¿Dejarlo, hablarle y comentar tus inquietudes?

— Por lo pronto él sabe que estoy distante porque la situación me tiene angustiada,y me sirve que piense eso. No lo sé, quizás en unas semanas me olvide de todo esto y vuelva a verlo como el Elio que siempre conocí y no como un sospechoso más.

Hannibal me miró con compasión, y sonrió de lado.

— Vas a superar esto, y estoy seguro que tu amiga tendrá venganza.

— ¿Cuando? — pregunté casi tan angustiada como cuando me enteré la noticia — Porque los días siguen pasando y aún no hay respuestas, y tengo miedo de que se olviden de ella, hasta que aparezca otra víctima. Tal cual lo hicieron con Iris.

Hannibal suspiró y me escuchó, hoy particularmente había sido un día en el que la terapia había sido solo guiada por mi descargo. Hannibal miró su reloj.

— Creeme, el tiempo lo resuelve todo. Voy a recetarte unas pastillas para que puedas dormir, las necesitas. No son la dosis más fuerte, pero te ayudarán.

Estos últimos días mi sueño había sido interrumpido por horribles pesadillas, y a eso había que sumarle el insomnio.

— Eso suena muy bien.

— Y una cosa más, Astrid — apartó la libreta en la que anotaba y me miró con una imperceptible sonrisa — No quiero ponerte en un compromiso, pero tenemos una cena pendiente y creo que hoy podría ser el día que saldemos esa deuda.

Lo miré sorprendida, ¿Me estaba invitando a cenar?

— No lo sé, puedes quedarte, cocinamos algo juntos y luego disfrutamos de la noche. ¿Qué dices? Creo que necesitamos un respiro de todo esto.

Lo medite unos instantes, la idea de cenar con Hannibal no era mala, en lo absoluto.

— Si, es una buena idea.

🔍

Hannibal me guió hacia la cocina, empezó a tomar ingredientes y depositarlos sobre la mesa.

— Vamos a preparar ternera con salsa verde y papillote de verduras. Mis comidas son especialmente adecuadas para cada invitado, y esta receta tiene tu nombre.

Sonreí — Parece elegante, nada adecuado a lo que soy yo.

—¿Por qué dices eso? Eres una mujer elegante y muy delicada. ¿Vas a ayudarme a cortar estas verduras? — preguntó poniendo cebolla, zanahoria  y otras verduras frente a mí.

Tomé el cuchillo con algo de duda y intenté, sin éxito, cortar la cebolla. Era un desastre, los cortes eran todos distintos y estaba segura de que en cualquier momento iba a cortarme. Escuché a Hannibal reír.

— Veo que no eres muy buena con la cocina.

— En realidad no — contesté avergonzada, sintiendome un poco inútil.

Nunca había cocinado, la cocina y yo no nos llevábamos bien. Usualmente mi mamá o mi papá se encargan de eso, incluso Alana sabe cocinar.

— Está bien, no es una cualidad fácil. Simplemente tienes que aprender.

Me sorprendió cuando se puso detrás de mi, sentí su aliento cálido sobre mi cuello, detalle que me puso nervioso. Pasó sus brazos por los míos y guió mis manos para empezar a cortar la cebolla.

—¿Ves? Este corte es el indicado para el papillote, cada rodaja queda del mismo tiempo. Hay una unión — sonrió.

Yo no podía contener mi nerviosismo al sentir su cercanía y aliento en mi oído, era Hannibal Lecter, a quién conocía desde que era una adolescente, pero aún así seguía siendo un hombre. Y yo era sensible ante ciertos aspectos masculinos.

— El papillote tiene una cocción complicada, las verduras deben quedar tiernas por dentro y..— siguió hablando detrás de mi, aún con sus manos sosteniendo las mías, incliné apenas mi cabeza para mirarlo y nuestros rostros quedaron cerca — crocantes por fuera — susurró mirando mis labios.

¿Iba a suceder? ¿Iba a besarme con Hannibal Lecter? Hannibal prácticamente rompió la distancia entre nosotros y sus labios tocaron los míos, estábamos a punto de concretar el beso pero los filetes de ternera que estaban cocinandose empezaron a chillar. Al parecer eso lo devolvió a la realidad y se separó rápidamente de mi, se acercó a la cocina y dió vuelta lo filetes. Lo miré intentando ocultar la decepción.

— Y parte de aprender el oficio culinario es saber que cualquier distracción puede arruinar los productos — habló en voz baja.

Sonreí mientras me enfoque en las verduras, ahora podía cortarlas bien. Pero mi cabeza no podía parar de repetir la escena del casi beso, quería hablar, quería preguntarle pero no sabía exactamente qué: ¿Por qué casi nos besamos? O ¿Por qué te apartaste?

— Voy a traer vino y dos copas, será una noche larga para nosotros dos— rompió el silencio y caminó fuera de la cocina.

Solté la tensión aprovechando que se fue y suspiré tocando mis labios con la punta de los dedos. Estás confundida Astrid, me recordé a mi misma, y él probablemente también lo esté m

Doctora Bloom || Hannibal.Where stories live. Discover now