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—¿Que tal mi cena? — preguntó Hannibal mientras llevaba a su boca un bocado de comida.

— Lo más delicioso que probé en un buen tiempo — contesté, realmente estaba delicioso — la ternera con salsa verde combinada con las verduras es simplemente una explosión de sabores.

Me miró con una media sonrisa, siempre manteniendo su elegancia.

— Y fuiste una buena ayudante.

Me ruborice recordando el momento — La cocina no se me da bien, pero intenté ser lo más útil posible.

— Y créeme que lo fuiste, me gusta tener siempre invitados mientras estoy cocinando, y también me gusta que disfruten mi comida.

Tuvimos unos minutos de silencio, para nada incómodos, de fondo sonaba la suave melodía de "El lago de los cisnes" de Tchaikovsky. Hannibal había elegido una selección de sus sinfonías favoritas para acompañar la cena.

—¿No crees que la historia del lago de los cisnes es impresionante? — preguntó dejándose llevar por la melodía.

— El cisne negro representa el mal y el engaño, mientras que el cisne blanco la pureza y la inocencia — contesté.

— El cisne negro está lleno de ambiciones y deseos que son retratados como el mal, en cambio el cisne blanco mantiene su pureza frente al exterior y es por eso que se demuestra su inocencia. Solo imagínate que el cisne blanco descubra de lo que es capaz si su figura no fuera tan angelizada.

— Es una teoría brillante.

— Dime, Astrid, ¿Nunca has conocido a un cisne negro? — su mirada parecía sugerente.

Lo miré sorprendida mientras tomaba la copa de vino y meditaba unos segundos

— Si — asentí después de unos segundos — en realidad, si.

—¿Que puedo decirte? Hay que escuchar la música en profundidad. Y antes de que lo olvide — alzó la copa en mi dirección — te propongo un brindis.

—¿Y por qué brindamos?

— Por nuestro bien, por el tuyo, y para que finalmente se revele la auténtica esencia del Cisne Negro.

Se produjo un momento en el que los dos entendíamos exactamente a qué se estaba refiriendo, pero ninguno iba a explicarlo. Brindé con él y apoye el borde de mis labios en la copa de vino mientras los últimos acordes del lago de los cisnes abandonaba la sala, para dar comienzo a una sinfonía nueva.

Después de terminar la cena, lo ayudé a levantar los platos sucios y a ordenar la mesa. La situación seguía tensa entre nosotros dos después de lo que pasó más temprano, pero creo que ambos sabíamos afrontarla.

— Gracias por la invitación Hannibal, la pasé muy bien.

Tomó mi mano y depositó ahí un suave beso que casi me hace derretir.

— No necesitas invitación, puedes quedarte cuando quieras — subió su mano a mi mejilla y luego de unos instantes la apartó con dolor — Voy a llamar a Alana para que venga por ti, no me gustaría que te vayas sola a esta hora.

Tuve un deja vu por unos instantes y sonreí.

— Si, creo que es lo mejor, pero Alana está en una cita y mis padres no están en casa, así que lo mejor será ir sola.

— Como quieras, pero voy a tener que acompañarte.

Hannibal quiso tomar su chaqueta para salir pero yo lo sorprendí y tomé sus mejillas para plantar un beso en sus labios.
Hasta yo estaba sorprendida, pero era algo que me urgía hacer, no soportas la estúpida tensión entre nosotros dos.

—¿Por qué hiciste eso? — preguntó separándose suavemente y sostuvo mis mejillas con sus grandes manos.

— Porque, Doctor Lecter, no soy alguien conocida por dejar asuntos pendientes sin resolver. Además, es insostenible la tensión entre ambos, y no es algo que pueda negar.
¿Cree que sigo siendo la niña que lo espiaba mientras estaba con mi hermana?

— No — contestó aturdido — por supuesto que no. Si continuara viéndote como la niña que eras diez años atrás estaría en problemas, en graves problemas.

Dicho esto me tomó de la cintura y me volvió a besar, sus labios eran suaves pero salvajes a la vez, cerró la puerta como pudo y nos alejamos de la salida.
Y yo sabía que había entrado en una zona difícil de salir, porque cuando se trataba de Hannibal Lecter, todo podría sorprenderte.

Doctora Bloom || Hannibal.Место, где живут истории. Откройте их для себя