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Will se acercó y me extendió una taza de té, había decidido visitarlo, ya había pasado un tiempo desde que había quedado en libertad.

—¿Te sorprende mi visita?

— En lo absoluto — contestó escéptico — esperaba que me visites. Nuestra conversación no iba a terminar en un simple, "Alejate de Hannibal Lecter".

Sonreí y me concentré en la taza.

—¿Te sentiste bien con Jack? — pregunté — o bueno, volviendo a trabajar para el FBI.

—Tengo que admitir que no extrañaba todo esto, pero lo prefiero antes que estar encerrado en una celda — murmuró mirando a los perros, que dormían al lado de la chimenea. — No vas a cambiar mi opinión sobre Hannibal — dijo entendiendo mis intenciones — Sigo pensando lo mismo de él.

Iba a responder algo pero escuchamos la puerta de un auto, los perros se alteraron. Salimos confundidos a la puerta de entrada y ahí estaba Frederick Chilton, con un bolso en su mano, una actitud nerviosa y lo más importante, cubierto de sangre en su ropa. Will y yo nos miramos extrañados.

—¿Puedo usar tu baño? — preguntó temblando.

Will no dudó en asentir y lo dejó pasar, yo estaba muy confundida, Chilton no dijo nada, entró al baño y tomó una ducha, al parecer para quitar la sangre de su cuerpo.

Unos momentod después, mientras con Will intentabamos pensar que había ocurrido, él salió con un traje impecable, pero sus movimientos eran torpes y ansiosos.

— Un hombre apareció descuartizado en el medio de mi sala, yo no recuerdo nada, solamente volver a la realidad, tener un cuchillo en mi mano, estar cubierto de sangre y ver el cuerpo de...

Lo miré desestabilizada —¿Quién era?

— Abel Gideon.

La realidad cayó sobre mi como un balde de agua congelada, Chilton soltó una risa completa de ironía.

— Tengo el mismo perfil que Hannibal Lecter, ambos somos doctores notorios en nuestro campo ¡Por supuesto que me eligiria a mí! Es la única razón que encuentro para que aún no me haya matado, quería culparme.

Empezó a caminar por la habitación nervioso.

—¿Hay un hombre muerto en tu casa y eso es culpa de Hannibal? — pregunté extrañada.

Chilton me dedicó la peor mirada del universo, Will me detuvo.

— Astrid, puede tener razón.

Por primera vez Will no intentaba convencerme, era simplemente un pedido.

— A veces estoy pensando que esto es todo tu culpa — Chilton se acercó a mí peligrosamente y sacó una pistola de su bolsa — No debí confiar en tí cuando Jack me pidió que lo haga, ¡Estás jodidamente involucrada con Lecter!

— No tengo nada que ver en esto — dije con seguridad.

Will lo detuvo y puso su mano en su hombro, Chilton bajó la pistola y pasó con frustración sus manos por su cabello.

— Usted no es un asesino, Frederick.

— Me voy del país, si, eso voy a hacer.

— Eso solo te haría más sospechoso — contesté y Will concordó conmigo.

—¿Mas sospechoso que el hecho de tener un cuerpo en mi casa? — preguntó con desesperación — maldita sea Will, tu solo vomitaste una oreja, ¿Que harán conmigo? Van a sacrificarme.

Algo dentro de mi quería creerle, pero creerle implicaba condenar a Hannibal. ¿Y él sería capaz de fingir una escena del crímen solo para inculpar a Chilton?

— Voy a encargarme de demostrar que Lecter es un asesino — dijo tajante Will, su tono me dió escalofríos.

— Perfecto, hazlo, yo estaré para verlo desde la comodidad del otro lado del mundo. Me niego a quedarme aquí.

—¿Por qué debería confiar en ti? — pregunté suspicaz — digo, eres prácticamente el primero que señaló a Hannibal como el destripador de Chesapeake, hasta el punto de obsesionarte para que lo encuentren culpable.

Los dos se quedaron en silencio, un silencio incómodo que se rompió cuando escuchamos el timbre y la voz de Jack, los perros comenzaron a ladrar como locos. Él ya lo sabía. Ya habían encontrado a Gideon.

— Está bien, quédate aquí. Ya sabes que hacer.

Chilton empezó a entrar en pánico, Will me tomó de la mano no sin antes acercar su cara a la mía.

— Sígueme la corriente.

Ambos salimos y recibimos a un Jack un tanto alterado, seguramente por no encontrar a Chilton.

— Ya sé que está aquí. Déjenme entrar.

—¿Esta vez viniste solo? — preguntó Will provocandolo.

— ¡Ya sabemos que está aquí!

— Escucha — Will lo detuvo — el Destripador de Chesapeake está jugando con nosotros. No es lo que parece.

— El Destripador de Chesapeake solo está jugando contigo — contestó enfadado y lo apartó para entrar a la casa.

Will me miró de reojo, la situación era más que tensa y yo solo podía sentir como mi cabeza daba mil vueltas. Necesitaba ver a Hannibal.

Jack salió, con un arma en sus manos y nos miró antes de pronunciar las palabras que, de alguna forma, ya sabíamos que pronunciaría.

— Escapó. Salió por la otra entrada, tengo que alcanzarlo.

Doctora Bloom || Hannibal.Where stories live. Discover now