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Entré a mi casa sigilosamente, era tarde porque el trayecto desde la casa de Will hasta la mía era largo. Había un silencio sospechoso. Me tapé la boca evitando soltar una carcajada, Elio estaba recostado en el sillón y Ruby encima de él, ambos dormidos.
Con sigilo, alcé a mi hija para llevarla a su habitación. La deposité en su cama y besé su frente, se removió incómoda.

— ¿Mami?

— Shh, es muy tarde — volví a besar su frente y me senté en el borde de la cama. Talló sus ojitos soltando un bostezo.

—¿Mañana viene la niñera? — preguntó con voz infantil.

— Sabes que si, los viernes le toca cuidarte mientras mamá trabaja— contesté peinando su cabello con mis dedos. Ella bufó con molestia.

— Quiero que Elio me cuide mientras tú no estás, como hoy. O la tía Alana y así puedo jugar con Morgan.

Reí negando — No hay tregua, jovencita. La niñera vendrá y espero que no hagas nada retorcido para intentar espantarla. ¿De acuerdo?

Rodó los ojos y asintió, abrazando su dragón de peluche.

— Y quizás cuando yo venga de trabajar podríamos cocinar.

Sus ojos se iluminaron y una sonrisa asomó de sus labios. Esa era la palabra mágica: Cocina. ¿De quién habrá heredado eso?q

— ¡Galletas! Cómo las de la otra vez.

Asentí — Como las de la otra vez — me volví a acercar y la cubrí con el cobertor de la cama, está vez besé su mejilla — Ahora a dormir, o venderé todos tus juguetes.

Ella sonrió, y cerró los ojos. Salí de la habitación, volví al living donde Elio seguía dormido, lo moví lentamente para despertarlo.

Se movió, hasta acostumbrarse a la vista, se sentó en el sillón a mi lado — ¿Llegaste hace mucho?

Negué — Hace unos minutos — se acercó a mi y besó mis labios — ¿Te quedas a dormir?

— Me encantaría, pero mañana tengo una reunión temprano — volvió a besarme — Esa niña tiene más energía que cualquier niño que haya visto jamás. Es muy ambiciosa, quiere todo.

Reí, era cierto, Ruby podía ser muy enérgica si se lo proponia.

— Gracias por cuidarla.

Acarició mi mejilla — Lo haría siempre, es parte de mi familia, bueno, de nuestra familia.

Nos quedamos sumergidos en un silencio cómodo hasta que él por fin se levantó y tomó su chaqueta.

— ¿Mañana almorzamos juntos? — preguntó tomando mi cintura.

— Por supuesto — lo besé — Te quiero.

Rió — Es una pena, porque yo te amo — me volvió a besar y salió de la casa. Suspiré cuando cerré la puerta de entrada.

Apreciaba que Elio siga a mi lado a pesar de todo, a pesar de haber pasado tanto tiempo en prisión. No podía evitar sentirme culpable, él podría empezar de cero, conseguir una familia que lo aleje de su pasado y de todo lo que pasó. Aún así, estaba conmigo, íbamos a casarnos y pasábamos los siete días de la semana juntos. Lo más importante, trataba a Ruby como si fuera suya.

Él se quedó, el nunca se fue.

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— No puedo creer que Will haya aceptado la propuesta de Jack, te juro que cuando fui a visitarlo estaba muy seguro de que no lo haría — dije sentada frente al escritorio de mi hermana.

— Bueno, ya conoces el poder de convicción que tiene Jack.

Negué — No lo creo, estoy seguro que algo más lo hizo cambiar de opinión.

Tomó su agenda y anotó algunas cosas, me apoyé contra el respaldo de la silla.

—Y de pronto retrocedimos en el tiempo — canturree— Astrid, Alana y Will trabajando para combatir a un asesino que asesina familias. — frunci el ceño — ¿Crees que Will querrá volver a ver a Hannibal?

— Es posible — contestó simplemente, pero yo sabía que era algo que estaba pensando. Había pasado tanto tiempo.

Hubo un silencio entre las dos.

—¿Cómo está el?

Me miró, casi atónita —¿Por qué me lo preguntas? Pense que no querías saber nada.

Me encogí de hombros — No lo sé, volver a ver a Will hizo que viejos recuerdos resurjan. No puedo olvidarlo, veo una parte de él todos los días.

— Hannibal está bien, está siendo controlado y supervisado las veinticuatro horas del día. Tiene buena conducta y nunca intento escapar — suspiró mirándome —¿Por qué crees que acepté el puesto como directora del hospital psiquiátrico de Baltimore? Soy la mediadora que él tiene entre la prisión y el afuera. Nunca dejaré que intente escapar.

Hannibal estaba en una celda grande, inmensa, alejada de todos los otros pacientes. Tenía un acuerdo con Alana y Chilton, a cambio de su buena conducta, lo dejaban tener sus libros, e incluso una propia cocina supervisada.

Asentí — ¿Y.. él te volvió a preguntar sobre mi?

— Todas las veces que lo voy a ver — contestó.

— A veces me siento mal, después de todo Ruby es su hija.

Se levantó del escritorio y se acercó para abrazarme. Estaba cansada de fingir que no pensaba en Hannibal por el simple hecho de que no lo iba a visitar. Pero tenía una prioridad, y esa era mi hija.

— ¿Crees que algún día voy a poder enfrentarme a él?

— Si, quizás si, pero si no lo haces estará bien. ¿Lo sabes?, después de todo él no se merece la compasión de nadie. Ni siquiera merece saber que tiene una hija. No estás obligada a nada, Astrid.

Pensé que a lo mejor era verdad, no me sentía obligada a nada, pero eventualmente tanto Hannibal como Ruby merecian conocerse.

— Si, lo sé.

— Will llegará mañana — murmuró — Ya podremos trabajar con el caso. Jack debe estar feliz, se salió con la suya.

Doctora Bloom || Hannibal.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt