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3 años después...

Después de tres largas horas de viaje llegué a mi destino, visualice la cabaña de lejos y para mi sorpresa, Will cortaba leña. Sonreí, estaba distinto, tenía el pelo más corto y su barba estaba cortada perfectamente sobre su rostro.

— Algunas cosas nunca cambian, ¿No crees?

Me miró sorprendido, soltó el hacha y dejó los troncos a un lado.

—¿Astrid? — preguntó acercándose a mí. Me abrazó, cosa rara en él, pero que acepté con gusto.

— Usualmente te hubiera llamado, y no me habría presentado de sorpresa en tu casa — miré la fachada de la cabaña desde afuera — Pero necesitaba venir antes de que Jack lo haga.

Su expresión detonaba confusión, pero asintió levemente y me hizo un gesto para que lo siga hasta el interior de su casa. El lugar era acogedor, tenía muchas cosas y en definitiva no parecía decorado por Will, pero si tenia su esencia: Los perros.

—¿De qué se trata todo esto?

— Digamos que estoy rompiendo algunos códigos con mi jefe al hacer esto, pero Jack quiere que vuelvas al FBI para asistir un nuevo caso.

—¿Nuevo caso?

— Un asesino, ataca por las noches, tiene un objetivo claro y grande: Las familias. Ya son tres familias que asesina, aún no tenemos ni una pista. Es como si fuera un fantasma.

Saqué de mi bolso las fotos de las escenas del crímen. Eras desgarradoras y crueles. Él las miró con detenimientos.

— Y Jack quiere recuperar a su agente estrella para resolver esto.

— No volveré — dijo devolviendome las fotos — desde Hannibal — hizo una pausa. Su nombre parecía doler — prometí que no me involucraria con más asesinos, estoy perfectamente bien como estoy. Mi vida al fin es buena, ¿Entiendes? Al fin me siento mentalmente estable.

Asentí, no mentía, lo veía feliz.

— Está bien, solo quería verte y avisarte de la visita ya no tan sorpresa que tendrás por parte de Jack posiblemente en unos días — su mirada se suavizó.

— Gracias por hacerlo.

— Solo te queda pensar que excusa le dirás a Jack cuando venga — bromeé.

Ví como Will sirvió café en dos tazas y me extendió una, la cafeína en mis labios se sintió como el cielo.

—¿Y cómo has estado? — preguntó.

— Bien, todo ha cambiado mucho en este último tiempo. Soy consultora del FBI y di algunas clases, esas que antes dabas tú — sonreí — prometí no involucrarme mucho, pero es inevitable.

— ¿Cómo está tu pequeño secreto?

Mi pecho se alzó y sonreí con orgullo, era increíble lo que sentía con tan solo oir sobre ella.

— Ruby ya tiene tres años, cada vez me sorprende más la habilidad que tiene para pronunciar palabras que no conoce — el rió — Me encantaría que la conozcas, algún día.

Asintió, y agachó levemente la cabeza, ambos sabíamos lo que significaba Ruby.

—¿Dónde está ahora, la dejaste con Alana?

Negué — Elio se quedó con ella.

—¿Él está bien? — preguntó — digo, con su nueva vida.

Asentí — Estamos bien, los tres estamos bien.

— Es bueno oír eso, me alegra verte bien.

La puerta de entrada se abrió, una mujer rubia y un niño entraron por ella, ambos me miraron con suspicacia, yo miré a Will. Al parecer no era la única que tenía secretos.

— No sabía que teníamos visitas— dijo la mujer con una sonrisa tímida.

Dejé la taza en la mesa y me paré — Hola, soy Astrid.

Will me abrazó por el hombre y me acercó a ellos — Ella es Astrid, mi amiga. Astrid, ella es Molly mi esposa, y él es Walter, mi hijo.

Agradecí que Will me sostenía, la sorpresa era muy grande. ¿Will se había casado? ¿Tenía un hijo? Sonreí amablemente. Viéndolos a los tres, eran una hermosa familia.

— Es un gusto conocerlos.

— El gusto es nuestro — sonrió Molly amablemente, el chico me miraba con curiosidad, su madre le golpeó la espalda suavemente.

— Un gusto — dijo con voz infantil, sonreí — Papá, ¿Crees que podríamos ir a pescar al arroyo? — preguntó dirigiéndose a Will.

— Claro campeón — le revolvió el cabello.

Senti que estaba entrometiendome y tomé mi bolso disimuladamente — Creo que ya es hora de que me vaya, yo.. Will, fue bueno volver a verte.

Molly negó varias veces — Oh no, debes haber venido de lejos. Por favor quédate un rato más, nosotras podríamos tomar un café mientras ellos pescan.

La miré con duda, Will sonrió — ¿Estas segura?

— Por supuesto. Los amigos de Will son mis amigos también.

Will y Walter salieron rumbo a pescar, y me quedé sola con Molly. Ella sonrió nerviosa y se arregló el cabello.

— Lo siento, no solemos tener muchas visitas, yo... — sonrió negando. —¿Quieres más café? Puedo servirte más. O quizás algunas galletas, o...

— Tranquila Molly, está bien así.

Se sentó a mi lado con su taza — Por tu reacción al verme — se corrigió — al vernos, supongo que no sabías sobre nosotros. Yo si te conozco, Will me habló sobre ti.

La miré preocupada, lo que menos quería es que piense que Will la estaba ocultando o algo así.

— En realidad no veo a Will desde hace más de dos años. Hoy volví por unos asuntos de trabajo.

—¿En serio? — cuestionó — dos años es mucho tiempo.

— El tiempo perfecto para un reencuentro.

Río levemente — Tienes razón.

— Y ahora me encuentro con que tiene una familia y no puedo estar más feliz, porque se lo merece.

Asintió— Will es un gran hombre, no se merece el sufrimiento que tuvo. Nos acogió y nos hizo parte de su familia, estoy agradecida de haberlo conocido, el dejó sus demonios a un lado y siguió adelante. — me miró curiosa — ¿Tu tienes familia?

Me sacó de mis pensamientos.

— Si, de hecho, tengo una hija. Ruby. Y estoy comprometida.

— Entonces sabes lo que siento con Walter — sonrió — Me caes bien Astrid, eres aun mejor de lo que Will te describió. Espero verte por aquí más seguido.

— Dalo por hecho — contesté convencida.

Veía a Molly, y casi sin conocerla veía en sus ojos reflejado el amor que sentia por Will. Tenía una familia preciosa y ahora comprendía más que nunca sus palabras: "Mi vida al fin es bueno"






Doctora Bloom || Hannibal.Where stories live. Discover now