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Destiny

Lavo mis manos cubiertas de pintura luego de estar horas pintando. Me sulfuro cuando la pintura morada no se quita mucho y me deja una mancha en los dedos, mi paciencia se acaba y decido vivir con esa mancha por varios días.

Eran casi las dos de la mañana, pero no he podido dormir bien desde hace dos días. Me mantengo despierta pintando hasta que no puedo más, cuando el sueño me vence me acuesto en la cama a dormir sólo tres o cuatro horas.

Salgo del baño ya con mi pijama puesta.

—El olor a pintura es muy fuerte. Lo odio.

Nelly estaba en la puerta con una cara de asco.

—¿Qué haces aquí? —paso por su lado para tomar el lienzo y guardarlo.

—Pues el tío Christopher no se pudo quedar conmigo hoy porque se quedaría en la central, me trajo.

—Tienes una abuela que seguramente estaría encantada de que te quedaras con ella.

—Pues sí, pero yo preferí quedarme aquí contigo. ¿Dónde voy a dormir?

Frunzo el ceño.

—Ve a otra habitación, niña.

—No puedo, la que se supone que será mía todavía huele a pintura.

—¿Y aquí no? —la volteo a ver.

—Puedo hacer un sacrificio. —se encoge de hombros— Vamos, prometo no tocarte, se que odias que te toquen mientras duermes, mami.

En general, odio que me toquen.

La miro cansada. Ella sonríe.

Suelto un suspiro caminando hacia la cama, saco las sábanas y coloco dos almohadas en medio para dividir la cama en dos partes.

—No te pases a mi lado o dormirás en el piso.

Con un salto acaba de en la cama, se arropa con las sábanas.

—Es un cuarto bonito, no me gusta pero se ve bonito. —comienza a hablar.

—Ni que tú tuvieras buenos gustos. —me acuesto en la cama dándole la espalda.

—Considero que tengo mejores que tú, mami.

Ruedo los ojos apagando la luz de la mesa de noche, era la única que estaba encendida.

Cierro los ojos esperando quedar dormida rápido.

Pero la voz de la niña se vuelve a escuchar haciéndome respirar hondo.

—¿Puedo ir otra vez a la central?

No sé porqué la pregunta, ya ha ido dos veces, la primera con mi hermano y la otra con papá.

—Como quieras.

—Deberías venir conmigo.

—No.

—Tengo un mejor amigo.

—Ajá...

—Ayer estuve almorzando con él cuando el abuelo estaba en una reunión. Es muy serio y amargado, pero fíjate que es buena gente, le dije a mi tío que le diera una ascenso.

—¿Qué? —me siento en la cama encendiendo la luz de la lámpara con el corazón latiendo a mil— ¿Estuviste a solas con un hombre?

—Sí... Sé que no te gusta pero...

—¿¡Cuantas veces debo decirte que no te quiero cerca de ningún hombre, mucho menos que estés a solas con ellos!?

—Muchas... Pero él...

A New BeginningDove le storie prendono vita. Scoprilo ora