EPÍLOGO

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Dos Años y Un Par de Meses Luego...

Destiny

Sonrío a través del espejo cuando Dominick sale del armario terminando de abotonarse la camisa blanca. Se acerca a mi colocando sus manos en mi cintura, inclinándose a besar mi cuello causando que suelte un suspiro.

—Todavía no estoy lista. —sonrío—¿Me ayudas?

Se separa un poco, sube el cierre del vestido hasta mi cintura, la espalda estaría descubierta. Me volteo pasando mis brazos por encima de sus hombros con una sonrisa.

—Te ves muy hermosa. —susurra sobre mis labios.

—Y tú extremadamente guapo.

Me estremezco al sentir la punta de sus dedos pasar por mi espalda descubierta, sus manos me aprisionan más contra su cuerpo. Llevamos tres años juntos, y no hay momento en el que este hombre no haga que me sonroje con sólo su tacto.

Agradezco que no me había puesto aún el labial, pues el beso que me da luego hubiese dejado un desastre. Comienza a bajar mi mentón hasta mi cuello, mis manos bajan aferrándose de la orilla del tocador y mi pierna izquierda que se encuentra descubierta por la abertura del vestido es tomada por su mano, colocándola en su cintura.

—Si sigues besándome así... —jadeo— No creo salgamos de aquí, amor.

—Que desgracia...

La mano en mi pierna comienza a subir más hasta que llega al borde de las bragas de encaje, ya conozco sus intenciones, pero antes de que pueda jalar de ellas escuchamos los golpes en la puerta.

—Mamá, papá, ¿están decentes? Porque voy a entrar.

Nelly entra tapándose los ojos, ya cuando nos mira a través de sus dedos estamos como si nada hubiese pasado.

—Te ves muy hermosa, mami. —sonríe— Hermosísima.

—Gracias cariño. —estiro mi mano— Ven aquí, vamos a arreglarte el cabello.

Se acerca colocándose frente a mi. Mi hija tenía catorce años, los había cumplido hace dos semanas atrás. Seguía siendo la misma jovencita alegre, habladora y dulce de siempre.

Hace dos años la terapia le había ayudado mucho, tomó varios meses para que volviera a ser la misma, pero valió la pena estar en Suiza todo ese tiempo.

—Por cierto, está lloviendo mucho, la abuela Jessi está aquí y la tía Ania llamó diciendo que ya venía hacia acá.

Luego de aquella plática en casa de mi padre no supe nada de ella por mucho tiempo, para cuando la volvía ver me contó que se mantuvo alejada, yendo con psicólogos y especialistas que la han ayudado poco a poco a superar lo que vivió desde pequeña con Alekser, también para poder sobrellevar la muerte de su hija.

Nelly estaba al tanto de todo, y a pesar de que no confiaba en Ania en un principio, ahora la llama tía y ambas se quieren mucho.

Yo también lo hago, se convirtió en una gran amiga para mi.

—¿Pero que haces aquí? —los tres miramos a la puerta, mamá está asomada de brazos cruzados mirando a Dominick con una ceja alzada.

—Eh... ¿Vivo aquí?

—¡Se supone que no debes ver a la novia antes de la boda! —lo regaña— ¡Menos con el vestido!

Ambos la miramos raro. Vivimos juntos, ¿ella en serio creía que nos íbamos a ir a otros lados para prepararnos antes  de la boda?

Y fui a comprar el vestido y todos los accesorios con él, no es como si no lo hubiese visto, fue el primero en hacerlo.  

—Mamá... ¿qué haces aquí?

A New BeginningWhere stories live. Discover now