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Destiny

Los guardias están al rededor de la cafetería, otros sentados en las mesas a un lado de la mía. Aún así, no puedo estar muy tranquila.

—Mamá. —Nelly llama mi atención— ¿Por qué estabas llorando? ¿Por qué saliste así de la oficina del tío Christopher?

—Por nada... —niego.

Recuerdo lo que Christopher me dijo en su oficina. Alekser lo había llamado y preguntado por Nelly en la madrugada, diciéndole que ya sabía de ella y que sabía que era su hija.

No se pudo rastrear la llamada, no se sabe en donde está.

El sólo pensar que puedo encontrármelo hizo que de le cortara el aire y que el pecho me comenzara a doler.

—Mami... —suspiro— ¿Pero quien es Alekser?

Ella había escuchado parte de la conversación, ahora presiento que no me dejará en paz en ningún momento.

—Nadie que te interese.

Por suerte el mesero llega en ese momento. Deja los dos sándwiches de pavo frente a nosotras, ella se mantiene callada mientras come. Yo me mantengo pegada al celular mensajeándome con mi madre diciéndole que no me sentía bien y que la vería mejor mañana. Quería que la fuera a ver, o ella ir a casa de papá.

No tengo ánimos de verla. Amo a mi madre, mucho, pero me desespera demasiado con el mismo tema, no tengo ganas de escucharla por hoy.

Al terminar del almorzar nos vamos a casa. Todavía siento esa opresión en el pecho, una molestia leve y sólo quiero ir a descansar. Hablo con papá en el camino diciéndole lo que había ocurrido y avisando que estaré en casa para cuando llegue. Debí decirle desde antes, pero se me olvidó. Debió estar preocupado.

Me quedo en el jardín el resto de la tarde tomando té, sin nada más que hacer. Por un rato estoy en paz, y no al otro me toca vigilar a que la niña no se ahogue cuando decide nadar en la piscina. Comienza a dar brincos y nadar de aquí para allá, lo sé porque a pesar de que estoy dándole la espalda escucho el chapoleteo.

—¿Puedes nadar conmigo, mamá?

—No.

—¿Por qué?

—Porque no.

—¿No sabes nadar?

—Sé nadar, no quiero hacerlo.

—Vamos, por favor.

Me pongo de pie soltando un suspiro. Mejor me voy para mi habitación.

—¿Por qué nunca puedes estar conmigo? —reclama.

—Hablas demasiado, por eso.

De repente siento como mi espalda completa se moja, suelto un jadeo volteándome a ver a esa maldita niña, quien lanza agua a mi cara enseguida.

—¿¡Qué demonios, Nelly!?

La miro enojada, ella hace lo mismo sacando la lengua.

—Eres una irritante.

—Lo saqué de ti. —rueda los ojos.

Suelto una queja dándole la espalda. Entro a la casa pidiéndole un té caliente a Clo. Subo a mi habitación quitándome la ropa para cambiarme. Siento como la puerta se abre, y esa mocosa entra envuelta en una toalla antes de que pueda entrar al baño.

Cinco minutos, eso es lo que pido. Cinco minutos sin que esté detrás de mi como alma en pena.

—¿Ahora qué?

A New BeginningWhere stories live. Discover now