11

833 117 13
                                    

Destiny

Recuerdo cada cosa que viví aquel día.

Recuerdo como me subí a la camioneta feliz de poder distraerme de la academia para ir a pintar al bosque.

Recuerdo bien las miradas de Alekser por el retrovisor, que en ese entonces no entendía ya que estaba acostumbrada a él.

Recuerdo cuando llegamos al bosque y me fui a lo más apartado de la carretera para poder tener una mejor pintura del interior del bosque.

Recuerdo estar tranquila por mucho tiempo sentada sobre una manta... Y todo es horrible desde ahí.

Tienes que soltarlo.

—Ya quiero dejar de hablar de esto. —respondo a mi terapeuta.

Siempre acabas en la misma parte, debes soltarlo todo.

—No quiero hacerlo. —miro hacia los árboles del jardín— Cambia el tema o termina la sección.

Ella suspira, escribe algo en su libreta y sé que es algo malo.

Siempre lo es.

¿Cómo va tu relación con Nelly?

—Paso.

¿Las cosas van peor?

—Dije que paso. —me acomodo sobre la silla— Aquí acaba la sección, no quiero seguir hablando de este tema.

Está bien. —asiente— Quiero que hablemos en unos días más, y me cuentes cómo va todo.

—Como quieras. —me encojo de hombros— Adiós.

Me despido terminando la videoconferencia y cerrando mi computadora. Es ahí cuando las lágrimas comienzan a caer. Intento controlarlas apretando los labios, pero me es imposible hacerlo.

Escucho pasos detrás de mi, así que las aparto rápido y respiro hondo para verme tranquila.

—¿Mamá? —es Nelly quien se para a mi lado— ¿Está todo bien?

—Ajá. —asiento— ¿Necesitas algo?

—Sí, quería hablar contigo. —rodea la mesa para sentarse frente a mi.

—Si es otra vez el tema de ese hombre, olvídalo. —tomó la taza de té que me habían servido hace rato— No quiero hablar de lo mismo.

—Pero yo sí, por favor.

Esta niña me provocará más dolores de cabeza de los que tengo. Pellizco el puente de mi nariz, mantengo mis ojos cerrados y le hago una seña para que hable de una vez.

—Sé que no confía en desconocidos, lo puedo entender. Pero, ¿y si ya no es desconocido? —abro los ojos mirándola confundida— ¿Que tal si lo conoces? Así ya no tendrías que preocuparte.

Ella está demente.

—No.

—Mamá, quiero que te des cuenta que no todos los hombres son malos. —suspira— Si tan sólo pudieras hacer un poquito de esfuerzo para que lo conozcas...

—Y tú, si tan sólo entendieras que no puedo, ni quiero acercarme a nadie. —niego.

Si sigue insistiendo con este tema, me voy a enojar otra vez. Ya me estoy irritando.

—Yo estaré contigo —habla bajo— No te gusta estar sola con hombres, ni que ellos te toquen. Podemos ir a un restaurante o una cafetería para que te sientas segura. —insiste— Él me agrada, y quiero que estes segura de que no me sucederá nada si voy a la central y me lo encuentro, mamá, por favor.

Respiro hondo.

Me cruzo de brazos mirando hacia otro lado, por un par de segundos no digo nada ni ella tampoco.

—Si acepto, y no digo que lo haré... —ella sonríe una vez la vuelvo a mirar— ¿Me dejarás en paz?

—¿Que es para ti "Dejarte en paz"? Porque soy tu hija, ni modo que desaparezca de la faz de la tierra.

Ruedo los ojos.

—Con el tema, niña.

—Ah, sí. Lo prometo.

Asiento levantándome de la silla. Tomo la taza de té y me la voy bebiendo mientras camino de regreso a dentro de la casa.

—¿Eso es un sí? —corre a mi lado.

—Es un lo pensaré, y un no si me sigues molestando.

—Está bien. —me detengo cuando me abraza con fuerza— Te amo mami, ya no estoy enojada.

—Que bueno... ahora suéltame...

—Lo siento, gruñona. —me suelta— ¿Puedo ir a la central con mi abuelo? Quiero decirle a Dom que iremos a cenar el sábado.

—No he dicho que sí.

—Pues espero que lo hagas porque yo ya reservé un lugar.

Sale corriendo antes de que le pueda decir algo.

¿Y como demonios una niña de diez años puede reservar en un restaurante?

Debió tomar otra vez la tarjeta de papá para hacer esa reservación y usar su nombre para eso.

•••

Christopher está acostado a mi lado en mi cama, ambos mirando hacia el techo. No entiendo de donde salió esta costumbre de papá, él y yo de cada vez que hablamos nos acostamos mirando al techo, pero bueno, creo que así las cosas son más fáciles.

—¿Aceptarás? —pregunta luego de que le terminara de contar lo de Nelly y su magnífico plan.

—No lo sé, no me siento cómoda cenando sola con ella, menos si es con otra persona que no conozco.

—¿Quieres que vaya? —lo miro— Me quedo en una mesa apartada, pero cualquier cosa que ocurra, si te sientes incómoda y te quieres ir, estaré ahí para sacarte.

No es una mala idea, y me quedaría más tranquila si sé que está ahí en caso de emergencia.

No digo que aceptaré aún, sólo que, en caso de que lo haga, me sentiría segura.

—Estaría bien... ¿Qué sabes sobre él?

—Dominick Parker, es alemán, capitán, ya sabes que es pintor y que sus cuadros están en la galería en donde están los tuyos.

—¿Quieres decirme su fecha de nacimiento y tipo de sangra también? —pongo los ojos en blanco— Sabes que no es eso lo que te pregunto.

—No es como Alekser, Des, no es mala persona. —asegura— Nelly está bien, y tú también.

Eso quizás me tranquiliza un poco, sólo un poco.

—¿Prometes que me sacarás de ahí si me comienzo a sentir incómoda?

—Sabes que sí.

Asiento.

—De acuerdo. Iré.

Así me quito la duda sobre él y, al fin Nelly me deja en paz de una vez.

•<~~~>•

A New BeginningWhere stories live. Discover now