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Semanas después...

Nelly

Salgo de mi baño frotando mis ojos. Creo que mi abuela Sara me había estado despertando hace horas pero no le hice caso, porque son la una de la tarde y yo acabo de despertarme. Es un poco triste, porque me perdí su desayuno.

Paso por un lado de mi ventana para ir hacia mi armario. Me detengo y doy unos pasos hacia atrás para asomarme bien. Sonrío, Dominicksito estaba aquí.

Bueno, eso no es lo que me hace sonreír del todo, en realidad lo hago al ver a mamá reír.

Hace días Dom me dijo que él y mamá ya estaban saliendo, me preguntó que si yo me sentía bien con eso, le contesté obviamente que sí. Sí estaba feliz.

—Me gusta que estes con ella, la veo más tranquila y feliz desde que está contigo.

—¿Ah sí? —sonrió.

—Sí. Es la primera vez que veo a mamá sonríe , me gusta que sonría.

Jamás la había visto sonreír o reír, siempre es muy seria, enojona y gruñona, pero estos últimos días la he visto sonreír y reír mucho.

Bajo dando brinquitos por las escaleras, planeo sólo ir a saludar y luego regresar a desayunar... o a almorzar. Me cruzo de brazos al notar que los chismosos de mis abuelos y tío están asomados por la puerta.

—Oigan, no hagan eso. —los regaño.

Los cinco me miran.

—Baja la voz, Nelly. —ordena mi tío Recce, pero lo ignoro.

—A mi mami no le gusta que hagan eso, la incomodan y ponen nerviosa. —niego— Se supone que ya lo saben.

La miran como si fuera un bicho raro, eso a ella no le gusta. Si se entera que la están mirando se asustará y se pondrá nerviosa.

—Cariño, sólo nos sorprende y alegra que tu madre esté de ese buen humor —dice mi abuela Jessica.

—Pues sorpréndanse y alégrense en otro lado. —les doy un empujón sacándolos de la puerta— Déjenlos solitos, no sean metiches.

Creo que ya hicieron enojar a mi mamá hace días, cuando a escondidas de ellas llamaron a Dominicksito y entre mi abuelo Alex, mi tío Christopher y mi tío Recce lo estuvieron interrogando casi dos horas en el estudio de mi abuelo. Mamá había salido con mi abuela Jessica, así que se enteró unos días después.

Se enojó muchísimo, logré escuchar como mi mamá les dijo que lo único que hacen es ponerla incómoda y nerviosa.

Por eso sé que si se da cuenta que ellos la estaban viendo desde aquí, dejaría de sonreír.

Yo no quiero que lo haga, se ve muy bonita así.

Pero ellos no entienden eso. Luego a la que llaman entrometida es a mi...

Almuerzo el desayuno que mi abuela Sara guardó para mientras me quedo vigilando a los viejitos estos chismosos. El tío Christopher llega un rato después, se sienta por órdenes de mi abuela Regina a su lado para conversar.

—¿Y Rachel? —lo miro rarito— ¿Por qué no vino contigo?

—Está con sus amigas.

La abuela Sara prepara el almuerzo que también como cuando lo sirve en la mesa, sólo un poquito pues estoy llena por lo que comí minutos antes.

Mi mamá y Dominicksito entran luego de un ratito, les sonrío a ambos.

—Hasta que despiertas. —murmura mamá con la misma cara de gruñona de siempre, creo que ya se le fue el buen humor.

Pasan por detrás de mi. Mamá me da un jalón de cabello que hace que me queje, pero sólo era para quitarme ella pequeña garra del cabello en forma de mariposa que utilicé anoche y que se me olvidó quitarme.

—Buenos días... —como quiera la miro feo porque dolió.

Esta mujer no tiene una pizca de delicadeza.

—Buenas tardes. —murmura Dom dándome un beso en la cabeza.

—Lo que sea... Yo no soy tan madrugadora como ustedes que no disfrutan la vida.

—Pues tendrás que hacerlo porque inicias en la academia el próximo lunes. —el abuelo Alex habla como si nada.

¿Qué? Eso yo no lo sabía. Miro rápido a mamá, ella levanta sus hombros bebiendo su té.  ¿Ella tampoco sabía?

¿Entonces ellos me metieron a eso sin decirle?

¿Eso es legal? Porque quiero un abogado.

—Tú y yo hablaremos luego... —le advierto a mi abuelo.

Le sirven la comida a mi mamá y a Dominicksito. Yo le robo uno que otro pedazo de carne a mi tío Christopher. Aunque yo no lo llamaría robarle comida, ya que la corta y la hecha a un lado para que coma.

—¿Qué estaban haciendo ustedes dos? —pregunta la abuela Regina hacia mamá.

—Jugando cartas. —sonríe poquito— Un juego aburrido porque gané quince veces seguidas.

—Catorce, te gané al final. —Dominicksito la Mira.

—Te dejé ganar porque me dabas pena.

Eso sí lo creo, mamá es muy buena jugando cartas, ajedrez o cualquier juego de ese tipo. Nadie le ha podido ganar jamás.

Ni si quiera el tío Christopher. Yo estuve presente la última vez que le ganó cuarenta veces seguidas. Mi tío sí que quería ganarle esa vez y no se rendía.

Por lo menos esta vez fueron quince veces. El pobrecito de Dom aún tiene su dignidad intacta.

Luego de que mi mamá los regañó la vez pasada, ahora mis tíos y abuelo se comportan con Dominicksito, así que el almuerzo estuvo normal con ellos conversando.

—¿Saldrán? —mi abuela Jessica mira a mi mamá y a Dominicksito cuando se levantan.

—Iremos a dar una vuelta. ¿Puedes vestir a Nelly para la noche?

—¿A donde iremos? —sonrío.

—A la pista de patinaje. —avisa Dom.

—¡Bien!

No quiero que me metan a todo lo que ellos hacen, pero también me gusta estar con ambos. Así que mientras ellos salen un rato, yo me voy a entretener aquí molestando a mi abuelo Alex y tío Recce hasta que regresen. 

Me encanta molestarlos, se enojan muy gracioso. Y el tío Christopher me ayuda.

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A New BeginningWhere stories live. Discover now