Capítulo 1: Hazbin Hotel

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Una vez que la puerta fue cerrada en su rostro, el Demonio de la Radio no pudo hacer más que sonreír para sus adentros. Aquella acción tan familiar lo hizo sentir de vuelta en casa.

Estuvo demasiado tiempo vagando por el infierno, eso contemplando ya los siete años de larga ausencia donde nadie supo qué estuvo haciendo realmente. El tiempo había pasado volando, recordaba a la princesa como una pequeña patata que podía sostener básicamente con una mano, ahora esa misma patata estaba haciendo toda una revolución para modificar el infierno.

Realmente se divertiría con esta "noble" causa.

La puerta fue abierta nuevamente y el demonio pelirrojo no dudó en comenzar con su acto, a partir de ese momento tendría que maquinar un mundo de mentiras para encubrir su propósito real.

Estaba seguro que más temprano que tarde tendría que revelar algunas cosas, pero por el momento lo mejor era adecuarse a las circunstancias actuales.

Con los elementos dispuestos y los actores en el escenario el Hotel Hazbin comenzó a funcionar, si bien no contaba con huéspedes que realmente buscaran la redención, algo había de cierto en querer cambiar su comportamiento, por lo que Alastor se consideró a sí mismo un simple espectador.

Solo estaba ahí para vigilar que nadie intercediera con sus planes, dicho sea de paso entre los cuales se encontraba la protección de su mundo.

Lo único que le causaba cierto conflicto era sentir la mirada constante de la princesa sobre él, aquellos ojitos que se arremolinaban de dudas le hacían suspirar exasperado. Esa niña estaba buscando respuestas demasiado pronto, no podría dárselas, no al menos en su situación actual.

Sin embargo los acontecimientos se empezaron a tornar más y más desfavorables a como veía pasar la guerra de la princesa frente a sus ojos. Ahora el cielo había puesto al infierno en la mira una vez más, sabía sus motivos, no era por el simple tema de la redención de almas, había algo más, pero siempre y cuando los arcángeles no se involucraran continuaría observando toda la situación detrás del telón.

Mientras él se sentaba cómodamente entre el público la princesa Morningstar no dejaba de devanarse los sesos debido a su anfitrión, desde un inicio le pareció sumamente extraño que éste se ofreciera como voluntario para administrar el hotel, si bien era cierto que lo hacía por diversión Charlie estaba consciente de todo el riesgo que implicaba el involucrarse por lo que debía haber algo más allá de la superficie.

Además, no se trataba solo del actuar del Demonio Radio, había algo más que le congestionaba el pecho al mirarlo. Quizá porque al inicio estaba tan enfocada en descubrir sus intenciones no se había percatado de los sentimientos que la asaltaban al observarlo, había una cierta familiaridad en él que no la dejaba tranquila, sentía que aquel demonio era mucho más que un simple aliado.

Dicho sentir solo cobró más fuerza posterior a la plática de la princesa con Adán, la nada fructífera plática a decir verdad, que la había llevado al borde de un colapso.

Se encontraba realmente mal y más allá de sentirse tranquila, el tiempo y los intentos fallidos por redimir a los pecadores no hacían nada por ayudar.

Una tarde, completamente exhausta yacía en el sofá del recibidor, tirada mirando a la nada.

- No te ves nada bien querida - la repentina voz a su lado la hizo brincar asustada, otro poco cae de no ser porque el demonio la alcanzó a sujetar por un costado.

- ¡Alastor! N-No te había visto

- Me percaté de ello, ¿Qué es lo que sucede? - atento a la expresión de la princesa, el Demonio Radio se sentó en el sillón aledaño.

Papá - RadioappleWhere stories live. Discover now