Capítulo 8: Davinia

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Sosteniendo con firmeza al hermoso ser entre sus brazos, el demonio pelirrojo se encaminó a su habitación a paso lento, aplazando todo lo posible su estancia al lado de su manzanita.

Podía observar de vez en vez en la expresión del menor mostrar desconcierto o arrugarse ante algún acontecimiento, sabía que justo ahora todos sus recuerdos estaban siendo reescritos y si bien no le estaba sentando para nada bien, haber podido platicar con él le trajo un breve alivio al alma.

Una vez en la recámara, con sumo cuidado acostó a su amado, arropándolo y dejando un beso en su frente. Todavía ni siquiera se marchaba, pero la añoranza en su pecho había comenzado a pesar con creces.

Largas horas estuvo velando el sueño de su amado; en el piso de abajo sus sombras se encargaban de eliminar cualquier residuo de su presencia, dejando aquel palacio igual de desolado como cuando Lucifer vivía solo.

No fue hasta que la última pizca de él salió de la casa, que Alastor dejó una suave caricia en el rostro de su manzanita antes de salir con pesar de la habitación. Tuvo que respirar profundo para recuperar aquel semblante sonriente que no dejaba luz a ni una pizca de sus emociones.

- Lilith

- sí señor

El demonio femenino apareció a merced de sus sombras a un costado de él, llevaba poco equipaje el cual enseguida fue tomado por los sirvientes del demonio acomodándolo a la perfección y desechando cualquier cosa innecesaria.

- Tu rey se encuentra aún durmiendo, deberás estar ahí para cuando despierte- con un movimiento de su mano, un plato de deliciosos hotcakes aparecieron sobre ésta, mismos que le dio a la mujer- es su desayuno favorito, te asegurarás que lo coma.

Asintiendo obedientemente Lilith estuvo varios minutos escuchando el recital del demonio quien le informó de todos los gustos, hábitos, disgustos, manías y demás del soberano del infierno, además que la amenazó de mil y un formas si llegaba a causarle un mínimo dolor.

- Lo entiendo - respondió tajante guardando en su mente algunas cosas que le podían llegar a ser de utilidad.

- Finalmente - el demonio pelirrojo la volteó a ver sonriendo siniestro- no olvides que te estaré vigilando

- lo tengo muy en cuenta señor

- Perfecto - sin decir una palabra el demonio desapareció entre sus sombras.

Esperaba que aquella pecadora fuera tan inteligente como para no hacer nada que lo llevara a matarla.

...

Al momento que Lucifer despertó, un terrible dolor de cabeza le hizo jadear adolorido antes de observar un poco confuso su habitación. Le costó percatarse de la mujer que lo observaba en silencio, fiel a las órdenes que se le dieron, sosteniendo el plato con hotcakes.

Una vez que el soberano del infierno reconoció la presencia ajena, una sonrisa se formó en su rostro.

- Buenos días am- sin saber bien por qué, cambió sus palabras- querida mía

- Buenos días mi vida - contestó la mujer sentándose al borde de la cama y ofreciéndole el desayuno que Lucifer miró con ojos brillantes.

No hubo muchas palabras de por medio, solo el soberano comiendo despacio con un extraño nudo en la garganta que no le dejaba respirar bien. Tenía muchas ganas de llorar.

Divertido, sonrió para sus adentros. Su bebé apenas tenía unas semanas, no imaginaba cómo estaría de sentimental cuando hubiesen pasado unos meses.

...

Observando una vez más la plenitud del abismo, el demonio pelirrojo no se alteró cuando un pequeño portal se abrió frente a él, en realidad era más un canal de comunicación.

Papá - RadioappleWhere stories live. Discover now