Capítulo 14: El trato

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Caminando del brazo del demonio sangre, el soberano del infierno miraba emocionado a su alrededor aquel paisaje plagado de pequeñas luciérnagas, las cuales no sabía exactamente cómo es que habían llegado hasta ahí.

- ¿Te gusta? - escuchó preguntar a su acompañante ante lo que sonrió volteando a verlo completamente feliz

- ¡Sí, es hermoso! ¿Cómo lo hiciste?

- Es una especie de habilidad- intentó explicar Alastor- digamos que es un lugar que existe y a la vez no, como una dimensión aparte

- vaya, es precioso

- me alegra que lo consideres así, he decidido conectarla con nuestra habitación, así podrás venir cada vez que quieras

Si algún día creyó el demonio radio que Lucifer no podía sonreír más hermosamente, por completo se equivocó, pues cuando vio la expresión de su amado iluminarse como nunca para acto seguido lanzarse a abrazarlo, no pudo evitar que su propio rostro se llenara de un incontrolable rubor que le hizo sentir abochornado.

- ¡Gracias amor! - escuchó decir a un lado de su oído.

Correspondiendo el cálido abrazo, Alastor suspiró contento.

- Todo lo que quieras con tal de hacerte feliz, mi manzanita.

...

Abriendo lentamente los ojos, el soberano del infierno no pudo evitar la boba sonrisa que se delineó en sus labios al recordar el hermoso sueño que acababa de tener.

Cual adolescente enamorado se aferró a su cobija rodando sobre la cama completamente emocionado. Desde que animado por el apoyo de su hija, así como aclarado el asunto con el demonio radio, había decidido no contener lo que estaba sintiendo, cada noche sin falta soñaría con éste último.

Le parecía un poco iluso de su parte soñar con citas o escenas tan cotidianas como ellos comiendo hotcakes en la sala del palacio, sin embargo no le molestaba, es más el realismo de sus sueños le hacía creer que realmente lo habían hecho ilusionándolo con el simple pensar que quizá un día podría ser.

Volteando hacia su buró, el soberano observó sonriendo la pareja de patitos dispuestos sobre éste, uno en rojo y el otro en blanco con cierta vestimenta que quien quiera que viera entendería que se trataba de una representación del rey del infierno y el demonio radio.

Con el ánimo completamente renovado se puso de pie dispuesto a buscar el traje más bonito que tuviera para bajar a desayunar, pues desde el regreso del mayor todos los residentes habían comenzado a comer en conjunto en el comedor.

Por otra parte, justo al final del pasillo conectado con la recámara del rey, el demonio pelirrojo sonreía de muy buen humor escuchando a su manzanita cantar.

Desde hace unos días había estado despertando animado lo que le tranquilizaba en sobremanera, sabía que su pareja vivía en una lucha constante contra la depresión, por lo que verlo contento le hacía inmensamente feliz.

Colocándose su traje rojo, Alastor observó un momento su vestimenta... quizá hoy pudiese probar algo diferente.

...

A opinión del demonio ciervo sólo fue un simple cambio en las prendas que no alteró su estilo, pero al momento que el soberano lo vio tomando café tranquilamente ya sentado al comedor casi pierde el paso.

Sonriendo triunfante tras su taza, el demonio radio se felicitó mentalmente.

Antes de siquiera pasar tiempo en el mundo humano su color favorito era el negro, normalmente usaría conjuntos inspirados en este tono, no fue hasta después que regresó que comenzó a tomarle amor al rojo, quizá porque le recordaba a los ojos de su pareja.

Papá - RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora