Todos en la sala esperaban el inicio de otro capítulo, el anterior aunque muy informativo y dio a conocer cosas muy importantes, no había sido tan interesante como otros donde Naruto hacia cosas más impresionantes, dioses como Ares, Apolo y Hermes esperaban ver alguna pelea o algo, de esa forma podrían medir mejor el nivel de poder de Naruto.
Por su parte los hechiceros estaban serios en su mayoría, Naruto había despertado su sangre de hechicero, lo que hacía muy probable que este llegara al mundo de la hechicería, si tal cosa sucedieran muchos de los acontecimientos que iban hasta el momento serian diferente, aunque a algunos como Megumi, Toji o Sukuna no les importaba tanto esto, estando más curiosos por saber como Naruto alteraría su mundo si llegaba a este, eso sin duda alguna que sería muy interesante de ver.
El rey de las maldiciones estaba muy impresionado y satisfecho con como iban las cosas hasta ahora, Naruto había mostrado ser más interesante de lo que el espero al comienzo de esta historia, esperaba ver a un humano como el resto, quizás con un complejo de héroe como en esas estúpidas historias de princesas, pero todo lo contrario a eso, era alguien impulsado por el deseo de poder, poder que planeaba usar para vengarse de cualquiera lo suficientemente estúpido como para haberse metido con el, para acabar con esos seres llamados ángeles que exterminaron a su clan, eso era algo interesante y que valía la pena ver a los ojos de Sukuna, un motivo que realmente tuviera mérito, miro al albino en la sala atraves del cuerpo de Itadori, aunque fuerte sin duda alguna, este era demasiado arrogante y confiado, viendo como iban las cosas y la forma de actuar de su contraparte era probable que este terminará en una lucha con Naruto, algo que presentía que terminaría mal para el miembro del clan Gojo.
Antes de que el rey de las maldiciones pudiera continuar con sus divagaciones, la pantalla se encendió captando el interés de todos que esta vez estaban callados sin decir nada.
-Capítulo 24-
Naruto se encontraba viendo a Riser entrenar mientras su hermana lo observaba junto a él sentada en su regazo, podía decir que el Phenex había avanzado mucho bajo su entrenamiento siendo que ahora era mucho más fuerte que cuando recién había comenzado, sin duda alguna había pasado de ser un demonio que dependía exclusivamente de su inmortalidad para ganar los combates a ser un verdadero guerrero que lograba planificar estrategias durante el combate para derrotar a sus enemigos sin recurrir a la inmortalidad heredada por su clan.
Todos los demonios que conocían al Riser actual se quedaron boquiabiertos al escuchar tal cosa, sino fuera porque estaban viendo la historia se reirian de cualquiera que les dijera tal cosa, prácticamente era impensable el hecho de que Riser el demonio más arrogante de su generación cambiará tanto.
Por otro lado el propio Riser estaba boquiabierto, aunque sonrió un poco esta vez, una sonrisa sin arrogancia como las demás, esta vez era un orgullo al ver la evolución que había tenido su otro yo, siendo alguien que incluso Naruto reconocía.
-Eso debería ser imposible, ese pollo frito es incapaz de cambiar. Issei dijo sin creerse tal cosa, haciendo que el Phenex le mirara con asco.
-Tu sucio demonio reencarnado, puedo darte una paliza cuando yo quiera aún si no soy tan fuerte como mi otra versión. Riser dijo con ira mientras encendía sus llamas, realmente odiaba a este reencarnado, antes de que pudieran hacer algo una presión los aplasto a ambos, recordandoles que no podrían pelear en este lugar.
Esto gracias a que Naruto lo había forzado a aprender a luchar sin esta, pues durante sus entrenamientos había comenzado a utilizar magia sacra para impedir que éste se curara y tuviera que progresar como luchador sin esta, pues a ojos del Uzumaki era estúpido depender de una sola habilidad para ganar un combate, ya que al momento de anularla perdidas todo tipo de posibilidad por derrotar a tu enemigo, algo que había comprobado con Riser a quien pudo derrotar sin mucho esfuerzo cada vez que anulaba su regeneración, además de ello también era tonto permitir que el enemigo te golpeara para poder derrotarlo, pues nunca sabrías que tipo de efectos podrían tener sus habilidades y si podrían acabar contigo, algo que él Phenex permitía siempre confiado en que se recuperaría sin importar cual fuera el daño sufrido.
