Capítulo 5

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Dude de mis oídos ¿Que acaba de decir este bastardo?

"... Llyod, estás caliente."

"..."

Okay, Javier no necesita un psicólogo necesita un profesor de lenguaje.

"Javier, no quieres decir 'sudoroso' en ves de 'caliente'?" Pregunté cruzando los dedos. Oh, por favor que se haya equivocado, por favor! Reze.

Sin embargo, como en otras ocasiones, dios demostró cuánto me desprecia.

"No me confundí, Es exactamente como lo dije: Llyod está caliente."

"... "

Me quede mudo. cómo puede decirme eso mientras me sostiene en sus brazos?

¡Está loco!

Pero más loco estoy yo por sonrojarme en esta situación.

Fue por las palabras del doctorcito ese? Me volví innecesariamente conciente de mi segundo género y el de Javier. Además, por mi complicada condición tampoco era  favorable que este tipo, con sus feromonas jodidamente potentes, me levantará.

Si... Es solo por eso.

"Javier, bájame!"

"Está bien."

Javier obedeció sumisamente. Me coloco en el suelo con suavidad y me soltó, con demasiada facilidad.

Me sentí aliviado, pero ese alivio duro poco.

Que demonio, Por qué mis piernas son así? Cuando intenté pararme derecho, mis piernas se ablandaron y cayeron impotentes en el suelo.

O eso habría Sido si Javier no me hubiera sostenido en sus brazos.

"... De nada."

"No iba a agradecerte."

"Entonces te soltare-"

"Espera bastardo!"

¿Cómo puede ser tan insensible?

Javier estuvo a punto de tirarme al suelo con solo una pequeña broma que le hice, por lo que no me quedo de otra más que gritarle.

Mis piernas no se mueven, si el me bota así como así probablemente me golpee la cara y quede más feo de lo que yo soy!

Mientras Llyod Frontera apenas calmaba su asustado corazón, Javier lo observaba con discreta diversión.

Cuando el se levantó más temprano, no pudo evitar notar la alta temperatura de Llyod quien parecía dormir cómodamente, por lo que decidió salir en busca de algo de agua para, sin embargo, cuando llego a la cocina los gritos de Llyod lo alarmaron.

Sin embargo, cuando corrió a la habitación lo único que encontró fue un recién levantado y perezoso Omega. Quería quejarse, pero cuando vio su rostro sonrojado, probablemente por la fiebre, solo suspiro y levantó a Llyod en brazos para llevarlo al baño tal como pidió.

De la nada, el mismo que le pidió lo levantar le grito que lo soltará.

¿Llyod era bipolar? Javier considero agregar esa característica a su propia descripción del Omega.

Anotado.

"A ver, no te pediré que me bajes de nuevo pero, explícate bastardo!" Llyod se sostuvo del cuello de Javier. "Cómo estoy caliente? No entiendo!"

Oh, Esa su preocupación? Javier se burlo en sus adentro de la simplicidad con la que Llyod se liaba.

"Literalmente estás caliente, tienes fiebre Llyod."

Como No Amar a Ese feo Joven MaestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora