even the shortest second... || (l.s.)

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2. Sharlotte.

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—Ni por error. —su padre negó a modo de respuesta.

Estaban en la biblioteca, ambos sentados en el sofá. Louis no había dejado de parlotear sobre lo increíble que había sido, y después prácticamente lo atropelló con cien preguntas diferentes. Su padre se puso muy contento al ver la emoción en su rostro.

—Qué raro. ¿Y qué pasa con-

—¿El efecto mariposa? Pff, ¿Qué te digo? Parece que todavía no hemos fastidiado a la civilización lo suficiente.

—Va a ser un año complicado… —Louis se dio cuenta, exhalando finalmente.

—Va a ser una vida complicada. —su padre corrigió.

—¿T-tú qué has hecho con… Esto?

—Para mí han sido libros, libros, libros. He leído todo lo que alguien podría desear; dos veces. A Dickens, tres veces. —contó con emoción contenida. —¿Qué se te ocurre hacer? —Louis suspiró.

—Oh, p-pues supongo que además de un mejor corte de cabello- —lo señaló y su padre lo miró atentamente.

—Sí… —terminó asintiendo, muy de acuerdo.

—El dinero sería lo obvio a lo grande. —el mayor negó, levantándose de su lugar inclusive.

—Una bendición muy contradictoria. Destrozó la vida de tu abuelo; lo dejó sin amor ni amigos. —comenzó a enumerar desventajas. —Jamás me he topado con un rico que sea realmente feliz. —admitió, esperando ser comprendido.

—Sería lindo no tener que trabajar. —Louis explicó, debatiendo.

—No —el hombre dijo con contundencia. —, sería la receta ideal para el desastre. Como lo que le pasó al tío Fred.

—¿Qué le pasó al tío Fred? —el más joven quiso saber.

—Absolutamente nada. —ambos rieron. —Desperdició su vida. —simplemente dijo. —Tienes que usarlo para cosas que realmente creas que harán de tu vida lo que quieres que sea. A ver en serio, ¡Piénsalo bien! —lo señaló efusivo.

—Bueno… Francamente supongo que, p-por lo pronto… Sería grandioso —Louis desvió la mirada. —si puede ayudarme a conseguir… Novia…

—… Wow —el hijo lo miró. El mayor levantó una ceja. —… Fantástico… —Louis reconoció el sarcasmo pero lo ignoró.

—Sí… Lo mejor de lo mejor.

Para Louis, lo más importante siempre sería el amor.

No como- Él no era como Lidia. No se sentía así, no estaba desesperado, no estaba tan deseoso de amor, aunque eso tampoco tenía nada de malo. Era sólo- Louis no estaba urgido o necesitado, pero ya le había cruzado por la cabeza que algo de compañía no le vendría mal, especialmente en estos momentos, cuando más deprimido y vacío se sentía. Cuando más le chocaba todo eso de tener que encontrar a su alma gemela para poder ver los malditos colores.

Y, respecto a sus nuevos poderes, por llamarlo de alguna manera: Louis, como ya se ha dicho, era muy malo con las chicas, no sabía ligar, acercarse, conquistar. Era muy buena persona, y muy tímido, y muy lindo. Muy inocente. No era seductor, o sexy y confiado. Sólo era Louis. Si con el tiempo pudiera cambiar eso para su beneficio, estaba seguro de que su vida mejoraría.

Alguien para pasar el rato, que también siga esperando (más no buscando) a su igual. Un poco de felicidad estaba bien, era mejor que ser miserable por alguien a quien no podía tener, o simplemente no tenía todavía. Sólo para dejar de sentirse tan aburrido y cansado todo el maldito tiempo.