even the shortest second... || (l.s.)

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22. Manuscrito.

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—¿Puedes ayudarme? —Harry llamó, bajando a medias la escalera. —Estoy muy nervioso, ¿Cómo visto para cenar con nuestro escritor más exitoso? —Louis se giró para verlo.

—Sí, sólo, termino con los monstruos y subo de inmediato. —se refería a terminar de pintar con Harper.

Violette dormía en su cuna, ya en su propia habitación. La niñera no tardaría en llegar; requirieron de sus servicios porque, como Harry dijo, esa noche tenían una cena programada con un famoso e importante escritor. Importante para la editorial de Harry, pero importante a fin de cuentas. Louis ya estaba bañado y cambiado, entretenía a Harper para darle tiempo a Harry de arreglarse tranquilamente, sólo esperaba que Violette no despertara pronto, no podría solo con las dos, no sin ayuda, y no quería molestar a Harry en lo absoluto. Su esposo estaba tan nervioso porque hablarían de su libro y un trato importante para este, que beneficiaba muchísimo a la editorial, y eso posiblemente le prometía un ascenso, o, en el peor de los casos, un aumento de sueldo. Harry no había terminado de leer el manuscrito aún, pero llevaba más de la mitad y eso era suficiente, era una obra de arte, simplemente brillante, y la editorial de Harry tenía, necesitaba publicarlo, nadie más.

—Sí, okey, excelente, gracias. —Harry subió corriendo y Louis regresó su atención a su hija mayor.

—¡Otra vez! —exclamó sonriente y garabateó en la hoja con la crayola que tenía en la mano. Harper lo imitó con una adorable concentración.

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—A ver, ¿Qué te parece? —Harry modeló su traje azul de pana, que en lugar de saco tenía un blazer con las solapas negras, intensificando el tono. Camisa blanca, con dos botones abiertos, sin corbata ni joyería.

Cenarían en un restaurante muy elegante, y su alterado esposo se veía perfecto para eso.

—Es hermoso ¡Se resolvió! ¡Síí! —Louis levantó los pulgares. Harry lo miró mal.

—No. Quiero que lo tomes en serio. —Louis dejó de sonreír. —Es- No lo sé. No, no, no me gusta. —negó hacia su reflejo en el espejo de cuerpo completo donde se veía.

—Sí… —Louis inteligentemente le dio la razón.

—Es aburrido y… Hace que me vea como… Con bolas. —gesticuló ansiosamente con las manos. Louis comprendió cuan serio y tardado sería esto.

—Sí, tienes razón, es aburrido y te hace bolas, quítatelo. —Harry hizo un puchero y volvió a su armario.

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—A ver, ¿Qué tal este? —salió momentos después, esta vez con un traje morado obscuro, que venía con una camisa de encaje, prácticamente transparente.

¿Qué podía decir Louis? El ojiverde se veía bien con todo.

—Hermoso. —apresuró. —¡Resuelto!

—¡No, se ve mucho el pecho, es muy transparente! —Harry se escandalizó con su reflejo. Louis suspiró.

—¿Ah sí? —dijo en un hilo de voz sin esperanza cuando el rizado caminó sin ganas de vuelta al armario.

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—¿Y este? —ahora vestía un traje negro, clásico, elegante, pero la camisa era coral, brillante, así que requería unos zapatos igual de llamativos…