even the shortest second... || (l.s.)

19

19. Algo.

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—Oh, Fizzy, ¿Qué es lo que está pasando? Eres la mejor persona del mundo, estás a la par de mi esposo, no lo entiendo. —el sermón inició, haciendo suspirar a la joven.

Los hermanos caminaban del brazo por la orilla de la playa.

Había sido una visita exprés, de emergencia; Harry, como siempre, lo apoyó, no le puso ningún pero cuando Louis lo propuso, simplemente le dijo que por favor no tardara tanto y que se cuidara. El rizado no lo podía acompañar porque tenía que trabajar, prefirió quedarse con Harper en su linda casa con su linda rutina por lo menos en esa ocasión.

Así que Louis llegó muy temprano aquel día y tras desayunar, le dijo a su hermana que tenían que hablar.

—Tal vez… Sólo tal vez, soy la caída. —Louis la miró extrañado. —Toda familia tiene un miembro que cae, que- que no puede dar el ancho —explicó simple. —, que tropieza, cuya vida se pierde. Tal vez soy nuestra caída. —el ojiazul se detuvo y por consecuencia Felicitie también. Se observaron un momento y Louis negó efusivamente con la cabeza.

—No. —la acercó a él y la abrazó fuertemente. —No.

Minutos después, volvieron al jardín de Harriet. Se sentaron en una de las tres bancas, la más apartada y escondida. Se quedaron en silencio un largo rato.

Hasta que Louis se decidió.

—Escucha, te contaré un secreto. —comenzó, dudoso. —Y debes prometer no revelarlo. —condicionó con toda la seriedad posible.

—Siempre guardamos secretos. —ella se encogió un poco de hombros.

—Sí ¿Verdad? —ambos asintieron. —Entonces, ¿Me prometes que jamás, de verdad jamás, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás lo dirás? —enfatizó, con su corazón enloqueciendo dentro de su pecho.

Debía estar traicionando a su padre, pero Fizzy lo necesitaba, y confiaba en ella.

Y la amaba. Louis de verdad la amaba mucho.

—Sí. —asintió con sinceridad y simpleza, sin darle mucha importancia al misterio de su hermano y su nerviosismo y básicamente toda su extraña actitud. Sin imaginar de qué podría tratarse, pensando que él sólo estaba dramatizando, no podía ser gran cosa.

Louis aguardó, suspiró, la miró y la miró, entonces se armó de valor y se acercó a su oído para susurrarle:

—… Yo viajo en el tiempo…

Fizzy sonrió en un principio, pero se separaron y vio que Louis no estaba sonriendo, así que ella borró el gesto, sin comprender, sin creerlo.

Pero al mismo tiempo, sin dudar de Louis, porque lo conocía, sabía perfectamente cuando bromeaba.

Fizzy lo entendió en ese momento, cuando vio directamente a sus azules ojos y no encontró más que miedo y franqueza.

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—¿Por qué estamos en el armario bajo la escalera? —ella susurró con diversión. Los dos estaban apretados ahí adentro, pero Louis necesitaba hacer esto rápido, la verdad ni siquiera le pasó por la cabeza ir a su habitación o algo. Suerte que sus padres y su tío estaban algo desaparecidos, entretenidos en sus cosas, completamente ajenos a sus dos hijos metidos sospechosamente en ese obscuro y pequeño rincón de la casa.