13. Papá.

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Si para quien está leyendo, la noticia del embarazo le tomó irremediablemente por sorpresa, para Harry y Louis fue como un balde de agua fría cayendo muy rápida e instantáneamente muy lentamente sobre ellos.

Lo supieron en la primer semana. Harry llegó más temprano del trabajo aquel Jueves y no quiso comer, luego se despertó a media noche con unas insoportables náuseas y corrió al baño. Louis pasó el resto de la madrugada cuidándolo. Al día siguiente ambos faltaron al trabajo y se dirigieron a la clínica más cercana para solicitar unos análisis de sangre, les entregaron los resultados por la tarde.

Positivo. —Harry leyó, prácticamente sin voz, una vez que abrieron el sobre blanco en su pequeña casa, en la habitación, sentados en la cama.

Louis ni siquiera parpadeó. Fueron unos larguísimos minutos de absoluto silencio en los que por poco ninguno de los dos respiraba. Entonces el rizado:

—¿L-Lou?

—No te preocupes. No quiero que te preocupes por nada, Harry. Está bien. Todo está bien.

—¿Tú-

—Yo estoy bien. Estoy feliz. —tomó su mano.

—¿De verdad? —el rizado quería llorar.

—Sí, pero si tú no lo estás, no pasa nada.

—Por Dios, claro que estoy feliz, sólo que me asusta.

—A mí también.

—¿Crees que seremos buenos padres?

—No lo sé.

—Espero que sea una niña.

Louis hasta ese momento recordó que de hecho podía viajar en el tiempo, y que si tenían un niño él también lo haría, y tendría que ser Louis quien se lo dijera cuando cumpliera 20 años y le enseñara cómo.

Sí, más le valía a Louis que fuera una niña.

—Espero que tenga tus ojos.

—No, los tuyos. Y tu nariz, tiene que ser la tuya.

Hubo otro silencio.

—Una bebé… Una bebé nuestra… —Louis comenzó. —Como, una de verdad, viva, que comerá e irá a la escuela y nos dirá papás… ¿Qué carajo vamos a hacer? —se atragantó viendo a la nada.

Harry lo miró y apretó su mano.

—Creí que estabas bien…

—Necesitamos otra casa. —dijo de repente. —Y ropa, y pañales- ¡Ni siquiera sé cambiar un pañal! —se puso de pie, era claro que estaba entrando en pánico.

Harry respiró.

—Me estás asustando. Está bien, no será fácil, pero tendremos que aprender, y hacerlo, sea como sea ya está aquí.

—Estoy temblando. —Louis volvió a sentarse.

—Yo también.

—Te amo, Harry. —el rizado lo observó, aún tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación.

Esta vez Harry tomó su mano y lo obligó a verlo.

—Lo sé. Yo te amo a ti. —susurró tranquilizador.

even the shortest second... || (l.s.)Where stories live. Discover now