12. Los Tomlinson.

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Un mes y medio después…

—Y, esta es. —Louis anunció cuando se detuvieron frente a la puerta.

—¡Wow, es muy hermosa! —Harry halagó aquella gigantesca mansión (a sus ojos) que fue el hogar de su prometido por mucho tiempo.

Llegaron a Cornwall tras un largo viaje en tren, y encontraron la casa luego de cruzar el gran jardín que había enamorado a Harry; el ojiazul le contó al respecto que su mamá se tomaba muy en serio sus pasatiempos. El rizado estaba nervioso por conocerla, y a toda la familia en general. Sólo había tenido la oportunidad de ver y conocer y convivir con Felicitie, y aunque ella estaba loca se había convertido en más que su cuñada, ya era una muy buena amiga para él, pues se habían agradado y entendido desde el principio, lo cual fue un gran alivio para Louis porque no podía ser de otra manera, sus dos personas favoritas en el mundo no podían llevarse mal; simplemente no podían.

Tenía muy buenas referencias de todos, incluso del tan distraído tío Desmond, Harry imaginaba que eran buenas personas, porque Louis venía de ahí, y era quien era por ellos, y él era maravilloso, en serio, así que los seres humanos que lo habían hecho debían serlo también. Pero eso no lo calmaba, porque ¿Qué si de pronto decidían que él no era suficiente para su primogénito? ¿Y si Harry de alguna manera lo arruinaba todo? Ya estaban comprometidos, y de hecho eso lo volvía peor porque los Tomlinson no sabían nada, la familia de Harry tampoco, pero estos señores que no conocía no sabía cómo iban a reaccionar…

Todo mundo se habría sentido así, supuso, porque conocer a los suegros nunca ha sido fácil, y Louis lo intentó y lo consiguió aún cuando los padres de Harry fueron horribles con él en un principio, lo mínimo que el rizado podía hacer era no ser un cobarde e intentarlo también.

Llevaban algunas mochilas llenas aunque sólo se quedarían el fin de semana, pues nunca se sabía, y menos con su familia, Louis sabía.

—Algo me dice que no nos quedaremos en la misma habitación… —Louis mencionó mientras tocaba el timbre.

Oops, ¿En serio? —Harry rio.

—Ah, y si te ofrecen té, sólo di que no. —pidió.

—¿Que no? —Harry asintió con duda.

—Sí.

—Bueno.

En ese momento abrieron la puerta.

—Ay, hola. —Harriet apareció.

—Mamá, él es Harry. —Louis presentó.

—Harry… Cielos, qué bonito eres. —ella halagó.

—Oh, no, —Harry se sonrojó. —es sólo que me puse un poco de maquillaje hoy… —explicó rápidamente.

—A ver… —Harriet se acercó para ver su cara de cerca. —Ah sí. —estuvo de acuerdo, volviendo a su posición inicial. —Bueno. —sonrió con una resignación cómica. —Es pésimo para un chico ser demasiado bonito, —comenzó, saliendo del marco de la puerta y cerrándola tras de sí sin siquiera dejarlos pasar a dejar sus cosas. Louis estaba ya demasiado acostumbrado a su madre como para sorprenderse. —le impide desarrollar el sentido del humor… O personalidad. —Harry rio genuino, un poco más relajado ahora. Harriet parecía directa y simpática. —¿Té?

—Oh, me encantaría, muchas gracias. —aceptó sonriente.

—No, no es cierto, —Louis se lamentó en voz baja. —perderemos todo el día.

even the shortest second... || (l.s.)Where stories live. Discover now