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Despertó sumida en un mar de blancura, donde cada detalle parecía haber sido lavado hasta perder todo color excepto el blanco puro que lo invadía todo

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Despertó sumida en un mar de blancura, donde cada detalle parecía haber sido lavado hasta perder todo color excepto el blanco puro que lo invadía todo. El olor, ese inconfundible aroma a fármacos, le reveló que estaba en un hospital.

Un leve susurro de brisa movía las cortinas de gasa que adornaban la ventana de la habitación, dejando pasar destellos de un cielo teñido de naranja por el atardecer. Era una vista serena, un contraste doloroso con la tormenta que aún resonaba en su memoria.

Suspiró, un sonido bajo y ronco, lleno de la resignación de quien sabe que no ha logrado lo que se propuso. En ese momento de quietud, una voz femenina rompió el silencio, suave pero clara.

-Por fin despiertas- Dijo-

-¿Uh?- Fue lo único que logró articular, la confusión aún nublando su mente-

Con un esfuerzo, giró la cabeza hacia la fuente de la voz. Lo que vio fue a una mujer de una belleza inusual, cabello naranja como el crepúsculo más ardiente, ojos verdes que recordaban los primeros brotes de primavera, y una piel tan blanca que casi parecía brillar con luz propia. La mujer la miraba con una sonrisa dulce, teñida de una compasión que tocaba el corazón sin necesidad de palabras.

-¿Cómo te encuentras?- Preguntó la mujer, acercándose a la cama con un gesto amable-

La joven intentó responder, pero las palabras parecían atragantarse en su garganta. Todo su ser dolía, no solo físicamente por el frío del océano o el impacto de su rescate, sino también en un lugar más profundo, más íntimo. Quería decir tantas cosas, preguntar quién era aquella mujer, cómo la habían encontrado, pero todo lo que pudo hacer fue mirarla, buscando en sus ojos verdes algo que no sabía siquiera cómo nombrar.

-Dolorida- Murmuró finalmente, su voz apenas un susurro-

La mujer de cabellos naranja asintió, su mirada nunca abandonando los ojos de la joven.

-Es normal sentirse así después de lo que has pasado, pero estás a salvo ahora-Dijo con tono reconfortante, su mano alcanzando la de la joven para ofrecerle un contacto reconfortante- Estás en buenas manos-

-Ya...Eso dicen todos- Dijo ella en un murmuró-

-Los médicos llamaron a tus padres, tu madre parecía preocupada- Dijo la mujer-

-Seguro, preocupada por qué ahora todos en el vecindario hablarán de cómo la hija bastarda quiso suicidarse pese a tener la familia perfecta en su casa-

-Te llamas Venus ¿Verdad? Venus Teruhashi- Dijo la mujer, ella asintió- Creo que yo fui quién te hizo el examen de ingreso a Kibougamine-

-Oh creo recordarla vagamente, era la ama de casa definitiva ¿No?- La mujer asintió-

-Asi es soy Chisa Yukizome- La mujer sonrió- Menos mal que los médicos pudieron salvarte, así podrás iniciar tu curso en Kibougamine-

-Oh no creo que se está confundiendo- Dijo Venus- Sí quise acabar con todo fue por qué en la carta venía el nombre de mi hermana...No el mio-

La Modista {Danganronpa x tu x Saiki k}Where stories live. Discover now