Advertencia: En este mundo nunca paso el desastre de la desesperación, es decir que Junko nunca existió pero si existió la clase 77 y el proyecto de cultivación de la esperanza que aquí...No salio tan bien.
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Teruhashi Kokomi se encontraba en la casa de su novio, Saiki Kusuo, un lugar donde usualmente se sentía segura y querida. Sin embargo, esa tarde todo era diferente. El mundo que había conocido, lleno de perfección y admiración, se estaba derrumbando a su alrededor. Las noticias sobre su madre y su hermano enfrentando serias acusaciones legales y posibles penas de cárcel habían sacudido su existencia hasta el núcleo.
Sentada en el sofá, con lágrimas corriendo libremente por sus mejillas, Teruhashi buscaba consuelo en Saiki, quien, fiel a su carácter, permanecía a su lado pero de una manera que ella sentía distante y desapegada. Aunque Saiki había extendido un brazo alrededor de ella y su cabeza descansaba en su pecho, la conexión emocional que tanto necesitaba en ese momento parecía ausente.
-Kusuo, ¿realmente crees que mamá y mi hermano son culpables?- Susurró Teruhashi entre sollozos, buscando en él alguna señal de apoyo o consuelo.
Saiki, cuya capacidad para expresar emociones era notoriamente limitada, intentó ofrecer algún tipo de respuesta.
-Es difícil decirlo sin conocer todos los detalles, Kokomi- Respondió con su habitual tono neutro-
Teruhashi sintió un vacío al escuchar sus palabras. Aunque entendía la naturaleza de Saiki, la falta de empatía en un momento tan crítico solo intensificaba su dolor.
-Pero necesito saber que estoy apoyada, Kusuo. Siento como si todo lo que conocía estuviera desmoronándose y... y tú solo estás aquí, pero no estás conmigo - Sus palabras estaban teñidas de desesperación, buscando desentrañar la capa de indiferencia que Saiki siempre parecía llevar-
Saiki la miró, su expresión inexpresiva como siempre. Sabía que no era bueno en situaciones que requerían un manejo emocional profundo, pero también comprendía que Teruhashi necesitaba más de lo que él estaba acostumbrado a dar.
-Lo siento, Kokomi. No siempre entiendo cómo debo reaccionar, pero estoy aquí. Estoy aquí por ti- Dijo finalmente, esforzándose por poner más calor en sus palabras, tratando de ofrecerle el consuelo que ella buscaba desesperadamente-
Teruhashi asintió, aceptando las limitaciones de Saiki, aunque parte de ella deseaba que él pudiera ofrecer más. Se acurrucó más cerca de él, intentando absorber cualquier rastro de confort que pudiera emanar de su presencia. Aunque Saiki no era el novio emocionalmente expresivo que quizás ella hubiera deseado en tales circunstancias, en ese momento, su simple presencia tendría que ser suficiente.
Mientras la tarde se desvanecía en la habitación, ambos permanecían en silencio, unidos por la situación pero separados por un abismo emocional que ni Saiki podía cruzar completamente. Teruhashi, en el fondo, sabía que tendría que encontrar la fuerza dentro de sí misma para enfrentar los desafíos que se avecinaban, apoyándose en la presencia de Saiki tanto como él fuera capaz de ofrecer.
Saiki siempre había lidiado con su realidad de manera diferente. Su vasta gama de habilidades psíquicas le había permitido mantener cierta distancia emocional del mundo que lo rodeaba, una forma de protegerse de las complicaciones que sus poderes podrían traer. Sin embargo, a pesar de su aparente indiferencia, había momentos en los que incluso él no podía ignorar el peso de sus sentimientos.
Descubrir a través de las redes sociales que Venus, la única persona que había parecido entenderlo verdaderamente, había encontrado el amor en alguien más, fue un golpe más duro de lo que quería admitir. No era que Saiki deseara tener una relación normal per se, pues sabía que sus poderes complicaban cualquier dinámica convencional. Más bien, era la idea de haber perdido a alguien que realmente lo comprendía en un nivel que trascendía lo superficial, lo que le pesaba.
Las imágenes de Venus y Hajime, sonriendo y compartiendo momentos juntos "cosas que cualquier pareja normal haría" le mostraban una realidad paralela en la que Saiki no podía participar plenamente. Veía fotos de ellos en cafés, paseando por parques, cosas simples que para Saiki venían con desafíos únicos. Cada imagen era un recordatorio de lo que podría haber sido y ahora nunca sería con Venus.
Esta realización lo llevó a reflexionar sobre su relación actual con Teruhashi Kokomi. Ella era brillante, popular, y claramente enamorada de la versión de él que el mundo veía, pero Saiki sabía que su relación con ella no era genuina. Había empezado como una especie de experimento para ver si podía encajar, ser más "normal", pero cada interacción solo reafirmaba que Teruhashi estaba enamorada de la idea de Saiki, no de Saiki mismo.
Sentado solo en su habitación, con el murmullo de los pensamientos de la gente a su alrededor silenciado por su control psíquico, Saiki permitió por un momento que la tristeza se asentara. Comprendió que necesitaba a alguien que lo entendiera no solo por su apariencia externa o por los poderes extraordinarios que poseía, sino por quién era en la esencia de su ser. Venus había sido esa persona, y ahora que ella había encontrado felicidad con otro, Saiki se enfrentaba a la realidad de que necesitaba hacer cambios.
El primer paso fue el más difícil: reconocer que seguir con Teruhashi no era justo para ninguno de los dos.
Ella no lo amaba solo lo deseaba por despecho a la versión que ella había imaginado de él y el tampoco la quería si salió con ella en primer lugar fue por un tonto intento de sentirse más normal.
-"Yare yare tengo que terminar todo esto de una vez"-
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