Advertencia: En este mundo nunca paso el desastre de la desesperación, es decir que Junko nunca existió pero si existió la clase 77 y el proyecto de cultivación de la esperanza que aquí...No salio tan bien.
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Venus se despertó con una sensación de renovación tras un día que había cambiado su vida de maneras que aún estaba procesando. La noche anterior, después de las revelaciones y las emociones compartidas con su padre, Divus Crewell, había sido una experiencia abrumadora, pero también profundamente significativa. Divus la había llevado a recorrer las mejores boutiques de París y la había introducido al mejor estilista de Europa, quien había trabajado con delicadeza en su cabello y estilo, dejándola sentirse más hermosa y confiada que nunca.
Al abrir los ojos esa mañana, encontró una nota de Hajime, su letra familiar instantáneamente reconfortante. Decía simplemente: "Te espero en la entrada del hotel. Tenemos una sorpresa hoy." Venus sonrió, pensando en un día de turismo o una simple exploración de la ciudad. Sin embargo, lo que Hajime había planeado era algo mucho más especial.
Se vistió con un hermoso conjunto rosa que resaltaba su cabello y complementaba su piel. La ropa no solo era elegante, sino que también la hacía sentirse vibrante y llena de vida. Bajó a la recepción, donde Hajime la esperaba. Su saludo fue tan encantador como siempre, un beso en la palma de su mano que la hizo sonreír ampliamente.
-Hoy desayunaremos en la pastelería más famosa de París- Anunció Hajime con una sonrisa que iluminaba su rostro-
-O-ok- Tartamudeó Venus un poco nerviosa-
Fueron el taxi hasta el lugar conocido por su excepcional panadería y pastelería, era un ícono en la ciudad. Al llegar, se encontraron con que el dueño estaba repartiendo croissants gratuitos a los clientes en fila, un gesto de generosidad que añadía un toque de calidez al ambiente ya acogedor.
-Hmmm está delicioso es el mejor croissant que he probado nunca- Dijo Venus con una sonrisa-
-La verdad es que es delicioso- Dijo Hajime-
Una vez en el salón de té, ambos se acomodaron en un rincón íntimo. El menú era un despliegue de exquisiteces, y después de un breve debate, decidieron probar algunos de los postres más recomendados. Venus eligió un "Éclair au chocolat", conocido por su intenso sabor a chocolate y su textura perfectamente ligera, mientras que Hajime optó por una "Tarte aux fraises", una tarta de fresas frescas con una base crujiente que prometía ser deliciosa. Acompañaron sus postres con dos "chocolat chauds", chocolates calientes franceses espesos y ricos que eran la especialidad de la casa.
-¿Puedo probar el tuyo?- Pregunto Venus-
-Solo un poco no me vayas a dejar sin desayuno por favor-
Mientras degustaban sus elecciones, hablaban de todo y de nada, disfrutando de la facilidad de su compañía y la belleza del entorno. Para Venus, el día era una perfecta combinación de nuevas experiencias y momentos de conexión con Hajime, quien había planeado todo con cuidado y amor, asegurándose de que cada detalle contribuyera a la magia del día.
Después de un desayuno que ya había dejado a Venus con un dulce sabor de boca y una sonrisa radiante, Hajime la condujo a través de las calles de París hacia la siguiente sorpresa que había preparado para ella. La emoción de Venus era palpable; cada rincón parecía contener la promesa de otra aventura maravillosa. Sin embargo, nada podría haberla preparado para el momento en que, al girar en una última esquina, se encontró de frente con la entrada brillantemente adornada de Disneyland París.
