Advertencia: En este mundo nunca paso el desastre de la desesperación, es decir que Junko nunca existió pero si existió la clase 77 y el proyecto de cultivación de la esperanza que aquí...No salio tan bien.
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En el silencioso y ordenado taller de Venus, el suave sonido de la máquina de coser y el delicado manejo de las telas componían la melodía de su tarde. Venus, sumida en su mundo de creatividad y diseño, apenas percibía el tiempo pasar. Era uno de esos raros momentos de calma y concentración que tanto valoraba, donde cada puntada que daba parecía alinearse perfectamente con sus pensamientos.
De repente, la puerta del taller se abrió, interrumpiendo la serenidad del ambiente. Venus levantó la vista, algo sorprendida, y su expresión se transformó en una de alegría pura al ver a su padre, Divus Crewell, de pie en el umbral.
-¡Papa!-Dejó a un lado su trabajo y se levantó rápidamente, corriendo hacia él para abrazarlo con fuerza-
-Hola mi cachorrita-
A pesar de las circunstancias complicadas de su relación pasada, cada encuentro con su padre era ahora un recordatorio de las segundas oportunidades y del perdón.
-Papá, ¿qué haces aquí? -Preguntó Venus, una vez que se apartaron un poco para mirarse mejor-
Divus sonrió, su mirada cálida y amorosa hacia su hija.
-Vine a visitarte porque tengo algunas noticias importantes que compartir contigo, y también quería consentir un poco a mi cachorrita- Explicó, mientras le entregaba un par de paquetes cuidadosamente envueltos.-
Sentados juntos en el cómodo sofá del taller, Venus procedió a abrir los regalos con una mezcla de emoción y curiosidad. Dentro de los paquetes, encontró algunos artículos de diseño y telas exclusivas que sabía que no podía encontrar fácilmente; su padre siempre tenía un ojo clínico para saber exactamente qué le encantaría.
-Oh, papá, ¡esto es maravilloso! Gracias- Exclamó ella, genuinamente tocada por su consideración-
Divus asintió, complacido de ver su reacción, pero su expresión se tornó más seria cuando llegó el momento de compartir las noticias que había mencionado.
-Venus, hay algo más que necesito decirte. Es sobre tu hermano y tu madre- Empezó, buscando elegir sus palabras con cuidado-
-¿Mi hermano y....mi madre?-
Venus lo miró atentamente, sintiendo un nudo en el estómago ante la anticipación de lo que podría venir.
-Tu hermano ha sido puesto en confinamiento domiciliario por todas las cosas que te hizo. Y tu madre... ella enfrenta cargos serios que podrían resultar en una sentencia de casi setenta años de prisión- Divulgó Divus, observando de cerca la reacción de Venus-
El impacto de las noticias dejó a Venus momentáneamente sin palabras. Aunque parte de ella sentía un cierto alivio al saber que se estaba haciendo justicia, otra parte se entristecía profundamente al pensar en las consecuencias y el dolor que su familia estaba experimentando.
-¿Cómo te sientes al respecto?- Preguntó Divus, ofreciendo su mano en un gesto de apoyo-
Venus tomó un momento para procesar sus emociones, luego miró a su padre, agradecida por su presencia y apoyo continuo.
-Es mucho que asimilar, pero creo que es justo. Es doloroso, sí, pero también es necesario para que pueda cerrar ese capítulo y seguir adelante. Gracias por estar aquí y por decírmelo en persona- Respondió, apretando la mano de su padre-
Ambos pasaron el resto de la tarde juntos en el taller, hablando y compartiendo, fortaleciendo su vínculo renovado.
Después de una tarde emocionalmente intensa, Venus se encontró con Hajime fuera de la escuela primaria donde Monaca y Kotoko estudiaban. A pesar de las noticias que acababa de recibir y las emociones que aún procesaba, Venus se esforzó por mantener una actitud alegre y cariñosa para no preocupar a las niñas.
Cuando Monaca y Kotoko salieron corriendo del edificio escolar, sus rostros se iluminaron al ver a Venus y Hajime esperándolas.
-¡Niñas aquí!- Exclamó Venus-
-¡Hermana mayor!- Ambas fueron directamente hacia Venus y recibieron un abrazo-
Después de los saludos efusivos y un rápido intercambio sobre cómo les había ido en la escuela y ese tipo de cosas.
-Muy bien niñas ¿Queréis algo especial para cenar?- Pregunto Venus-
-¡McDonald's- Exclamaron ambas niñas casi al unísono, su entusiasmo por la idea evidente en sus voces animadas-
Hajime, que siempre estaba consciente de mantener una dieta balanceada para todos, frunció el ceño ligeramente al oír la elección.
-Niñas, ya saben que no es bueno comer muchas grasas, especialmente comidas rápidas- Empezó a decir, intentando razonar con ellas-
Pero antes de que pudiera continuar, Venus, aún afectada por las emociones del día y queriendo levantar el ánimo de todos, se puso del lado de las niñas.
-Vamos, Hajime, solo por hoy. Ha sido un día largo y creo que todos podríamos usar un pequeño premio- Dijo Venus, mirando a Hajime con ojos suplicantes que eran difíciles de rechazar-
Monaca y Kotoko se dieron cuenta de la oportunidad y comenzaron a hacer pucheros también, uniéndose a Venus en su súplica.
-Por faaaa, Hajime, ¡solo esta vez!- Corearon, dando saltitos alrededor de él-
Hajime miró a Venus, luego a las niñas, y suspiró, derrotado por la alianza entre ellas. Su expresión seria se suavizó y no pudo evitar sonreír ante su entusiasmo conjunto.
-Está bien, está bien, McDonald's para cenar. Pero solo esta vez, ¿de acuerdo?- Concedió finalmente, levantando las manos en señal de rendición-
-¡Sí!- Gritaron Monaca y Kotoko, celebrando su pequeña victoria-
-Gracias, Hajime- Dijo Venus, dándole un rápido abrazo- Será nuestro pequeño secreto culpable por hoy-
-¿Y tú eres mi postre entonces? ¿Verdad?-
-¿Eh?-
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