Advertencia: En este mundo nunca paso el desastre de la desesperación, es decir que Junko nunca existió pero si existió la clase 77 y el proyecto de cultivación de la esperanza que aquí...No salio tan bien.
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-Oh Kusuo me siento tan humillada-
Teruhashi, abrumada por la noticia de que no había sido ella la admitida en Kibougamine, sino su hermana Venus, buscó consuelo en Saiki, quien estaba presente durante la reunión. Con lágrimas brotando de sus ojos, impulsada por una mezcla de decepción, envidia y un sentido desgarrador de injusticia, se acercó a Saiki y se derrumbó en su pecho, sollozando desconsoladamente.
Sin embargo, Saiki, conocido por su frialdad emocional y su enfoque lógico y desapasionado de las situaciones, no respondió como Teruhashi esperaba. Su postura era rígida y su mano apenas tocaba la espalda de Teruhashi en un gesto que se suponía era de consuelo. No había calidez en su abrazo, ni palabras suaves susurradas para calmarla; solo un silencio incómodo y una palpable distancia emocional.
-"Yare yare que molesto"-
Saiki, aunque físicamente presente, parecía estar emocionalmente desconectado del dolor de Teruhashi. Su mente estaba en otro lugar, quizás reflexionando sobre las complejidades de sus propios sentimientos hacia Venus, o simplemente incomodado por la intensidad emocional del momento. Para Saiki, que a menudo encontraba difícil empatizar de manera convencional, el desbordamiento de emociones de Teruhashi era algo que no sabía cómo manejar adecuadamente.
-Kusuo no sabes lo humillada que me siento ¿Que tiene ella que yo no tenga?- Dijo Teruhashi- "¡Maldita sea por qué no secas mis lágrimas!"-
Teruhashi, entre sollozos, buscaba desesperadamente alguna señal de apoyo emocional, algún indicio de que Saiki compartía su dolor o al menos entendía la profundidad de su decepción. Sin embargo, la falta de respuesta emocional de Saiki solo servía para hacerla sentir más aislada y desesperada.
En medio del doloroso silencio que seguía a las lágrimas de Teruhashi, Saiki, quien hasta entonces había permanecido inusualmente callado y distante, finalmente habló. Su voz, siempre calma y desapegada, resonó con una claridad inesperada en la tensa atmósfera.
-"Venus merece estar en Kibougamine" - Dijo Saiki, su declaración cayendo como un martillo en el corazón de Teruhashi-
-¿Qu-qué estás diciendo?- Preguntó Teruhashi, su voz temblorosa, mirándolo con incredulidad y una creciente sensación de traición-
Saiki la miró fijamente, su expresión impasible como siempre.
-"Venus se ha esforzado toda su vida. Tiene mucho talento en la costura, algo que has podido ver tú misma, aunque nunca lo hayas querido admitir. Es justo y merecido que ella esté allí"- Explicó Saiki, sus palabras eran firmes, cargadas de una convicción que rara vez mostraba-
El shock inicial de Teruhashi dio paso rápidamente a la ira.
-¡Pero qué narices estás hablando! ¡Tú eres mi novio, deberías apoyarme ciegamente! ¡Yo soy la chica perfecta y tú eres mi estúpido novio!- Gritó, incapaz de contener su frustración y su dolor al sentir que incluso Saiki, la persona que esperaba que estuviera de su lado sin condiciones, parecía volverse en su contra-
Saiki suspiró, un sonido que rara vez escapaba de sus labios, y pronunció su característico "Yare yare", indicativo de su exasperación.
-"Hablaré contigo de estas tonterías más tarde"- Dijo finalmente, señalando un aplazamiento de la discusión. Su tono indicaba que, aunque estaba dispuesto a discutir el asunto, no iba a tolerar irracionalidades o dramas infundados-
El corazón de Teruhashi se sintió aún más pesado con esas palabras. No solo se enfrentaba a la revelación de que su hermana había sido elegida por sus méritos y no ella, ella era perfecta, hermosa y talentosa.
-¡Vete a la mierda hablaremos cuando recapacites de lo que TU acabas de decirme!-
Teruhashi, consumida por la frustración y la ira, se levantó abruptamente, sus ojos brillando con lágrimas de rabia y desesperación. No podía soportar ni un segundo más en la sala, sintiendo cómo las palabras de Saiki perforaban lo que quedaba de su autoestima perfectamente curada. Sin decir una palabra más, se giró y corrió hacia la puerta, saliendo de la casa con rapidez, dejando atrás a un Saiki sorprendido y a una madre confundida que apenas empezaba a procesar la magnitud del conflicto.
Mientras corría, Teruhashi se sentía abrumada por un torbellino de emociones. Su mente repasaba cada comentario despectivo, cada risa oculta, cada momento en que había logrado hacer sentir a su hermana menos que ella. Eran esos momentos los que le habían dado una sensación de superioridad y control, una validación de su lugar como la preferida, la perfecta. Ahora, con Venus recibiendo el reconocimiento que Teruhashi siempre había creído que le pertenecía exclusivamente a ella, se sentía despojada de su identidad.
Se preguntaba cómo podría enfrentarse a sus compañeros y amigos. ¿Qué diría cuando le preguntaran sobre Kibougamine y tuviera que admitir que no fue ella la elegida, sino su hermana "inferior"? Después de que ella se hubiera encargado personalmente de aislarla a punto de que ella quisiera acabar con todo.
El temor a decepcionar a sus seguidores y perder su estatus de niña dorada la consumía y chica perfecta por dentro y fuera. Los rumores que había esparcido sobre Venus, diseñados para asegurar su posición en la cima de la jerarquía social, ahora parecían actos petulantes y crueles que podían volverse en su contra.
Corriendo, con el corazón latiendo desbocado y los pensamientos girando sin control, Teruhashi se sintió más sola y vulnerable que nunca. La imagen de sí misma como la chica perfecta se desmoronaba, y con ella, su confianza y seguridad. La idea de enfrentar a aquellos que la habían visto como un modelo a seguir, ahora con la verdad al descubierto, era insoportable.
Cada paso le recordaba la realidad que quería negar: que su hermana Venus, a quien había menospreciado y subestimado durante tanto tiempo, había triunfado donde ella había fallado.
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