𝟖𝟔. 𝐉𝐔𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐀, 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈𝐈

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Capítulo 86

ATECKDRA – CASTILLO WORWICK

En sus aposentos, Diana miraba observaba el firmamento a través de la ventana después de alistarse para tratar de descansar, acción que se ele estaba haciendo imposible. Los refuerzos de Baios y de Vinterborg habían llegado horas atrás y él castillo estaba abarrotado de soldados y guardias de aquellas casas con el propósito de proteger al reino en ausencia de los hombres.

Diana no dejaba de pensar en su esposo, en sus hijos, en sus hermanos y sobrinos y en silencio le pedía a los dioses que los regresara con vida pero que sobre todo, hicieran su voluntad con cada uno de ellos. Tras haber compartido una conversación con su madre Elizabeth sobre el encuentro con su fallecido padre el rey Valko ella no dejaba de pensar en la frase de las cenizas sin saber en si a que se refería pero de igual forma ella estaba dispuesta a escuchar instrucción.

con el susurro del viento entre las almenas y el crujir ocasional de la madera bajo el peso de la guardia, que patrullaba con paso rutinario. Las antorchas parpadeaban débilmente, lanzando sombras largas que se deslizaban por las paredes de piedra como espectros. Diana y las princesas tomaron lugar en sus aposentos para descansar, ajenas al peligro que se acercaba a ellas.

De repente, el aire se llenó de un sonido que rompió la calma y el fuerte rugido un cañon retumbó en la lejanía despertando a todos los miembros del castillo que intentaban descansar. Los gritos de los hombres resonaron desde las torres, seguidos por el estruendo y gritos de alerta. Los Darkas, dirigidos por Lord Stephen habían logrado cruzar el puerto hasta llegar al castillo y el asalto había comenzado.

El impacto de las flechas en fuego y de las bolas incendiarias sacudieron las murallas del castillo, haciendo temblar el suelo bajo los pies de los soldados que corrían a defender las puertas. Las vigas de madera crujían y las piedras se desprendían de las torres mientras los piratas, ferozmente decididos, arremetían contra la fortaleza. Con cuerdas y ganchos, comenzaron a trepar las murallas, siendo derribados por los arqueros que defendían la fortaleza pero muchos de ellos lograron subir y entrar en la fortaleza mientras otros caían recibiendo la muerte debido al impacto de sus cuerpos contra el suelo.

Los soldados del castillo, listos para una emboscada sorpresa se movilizaron rápidamente mientras las espadas chocaban con un sonido metálico que resonaba en los patios al tiempo que los guardias se enfrentaban a los invasores con una furia desesperada.

Dentro del castillo Diana salió de sus aposentos al sentir el estruendo fuera encontrándose con su madre,  Lord Hans y Sr Lohan quien le sugirió a las reinas que se guardarán en sus aposentos y nos salieran bajo ningún motivo pero Diana estaba preocupada por Arlette, por Asenya y por Esenya y su estado, y con fuerza ordenó a Lord Hans que la soltara y que le diera protección a las mencionadas  mientras ella se dirigía a la sala privada de su esposo con su madre y Sr Lohan, ya que ella necesitaba saber en sí lo que estaba sucediendo.

Los piratas se movían como una plaga logrando entrar al castillo sobre todo logrando colarse en sus pasillos saqueando, destruyendo y matando a cualquiera que se interpusiera en su camino. Ellos estaban orientados a asesinar a las mujeres de ese lugar sin piedad y aunque muchos piratas caían al tener el castillo un refuerzo tan grande otros lograban escabullirse ingresando a los pasillos y habitaciones.

En el interior, el caos se apoderó de todo. Las sirvientes corrían gritando por los pasillos, buscando refugio, mientras los guardias intentaban formar una línea defensiva afuera para que nadie más ingresará y otros acababan con los piratas que ya se encontraban dentro.

La princesa Aneliesse salió de sus aposentos aturdida ante el estruendoso ruido para buscar refugio y más que eso, para ir por su madre, encontrándose en el camino con Alana, quien le preguntó si se encontraba bien y de paso, le dijo que debían ir por su madre, pero la peliblanca ignoró por completo las palabras de su hermana diciéndole que se largará lejos de ahí y que buscará refugio en otro lado, y que no molestara amenazándola; que si se acercaba a los aposentos de sus padres le cerraría la puerta en la cara para que no entrara, pero Alana ignorando las palabras de su hermana decidió seguir el camino a la habitación de su madre importándole poco lo que la mayor dijera.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora