CAPÍTULO 7

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El repiqueteo de la puerta la despierta y nuevamente las manos que se cernían sobre ella se desvanecen. El mismo sueño cada noche, o debería decir pesadilla. O quizás era una premonición, una muestra del futuro aunque no era clara. Se levantó a regañadientes y abrió la puerta, creyó que sería Abril pero para su sorpresa era Canne.

-¡Oh diablos! -Exclamó mientras cerraba la puerta casi en la cara del joven.

-¿Está todo bien? -Consultó el joven extrañado ante la actitud de Aryana.

-Sí, dame un minuto.

Llegó al baño y lavó su cara, se arregló el cabello, cepilló sus dientes y se cambió de ropa. Se miró al espejo, mucho mejor pensó. Cuando estuvo lista salió al encuentro del muchacho.

-¿A qué vino eso?

-Nada, es sólo qué.... no importa.

Él arqueó una ceja pero no agregó nada más. Caminaron juntos en silencio hasta que Aryana entabló conversación.

-Puedo preguntarte algo.

-Claro. -Canne le sonrió mostrando sus profundos camanances. El chico era atractivo, pero no le resultaba tan atrayente como Chace.

-¿Los Rechazados, habitaban aquí cuando los letvianos llegaron?

-Sí, son nativos de estas tierras.

-Entonces por qué los tratan como si ellos fueran los intrusos. No entiendo.

-Son gente, como podría explicártelo, simple, salvajes de alguna forma; primitivos como diría Jeremain.

-Pero éste es su mundo, tienen más derecho que ellos.

-Dile eso al Concilio, muchos han intentado hacerlos razonar, pero se creen superiores.

-Eso no está bien.

-Lo sé, pero no hay mucho que se pueda hacer.

Llegaron al mismo lugar que el día anterior, y Aryana nota como Ámber está literalmente sobre Chace y sonríen amenamente. Siente una punzada de ¿Celos? Como podía sentir celos si apenas lo conocía. Tomó a Canne del brazo y entró con una amplia sonrisa. Pudo ver como la mirada de Chace cambió, había logrado su objetivo, el chico pareció perder su humor porque su semblante se tornó serio.

-Buenos días. -Abril se levantó y corrió hasta Aryana abrazándola. Ésta no supo cómo reaccionar, solo le dio unas cuantas palmaditas a la muchacha en la espalda.

-Ven siéntate conmigo. -La invitó con una sonrisa que le abarcaba todo el rostro. Lucía resplandeciente y sus ojos azules brillaban con luz propia.

Canne se sentó junto a ella y pudo notar como Chace no le quitaba la mirada de encima lo que la hacía sentir incómoda.

Por alguna razón se sentía una tensión en el ambiente. Ámber se limitaba a ignorar a Aryana, Canne comía mirando a la pared y Abril estaba tan concentrada en su cereal que no notaba lo que sucedía. Mientras que Chace parecía devorar a Aryana con la mirada. Se sintió aliviada cuando Jeremain ingresó al lugar.

-Listos, nos vamos.

Todos se levantaron y Aryana los imitó. Se quedó rezagada, la verdad quería estar atrás y no ir cerca de Ámber. Quería hablar con Chace pero Ámber iba junto a él. Tomo una bocanada de aire, infundiéndose valor y lo llamó. Éste al escuchar su nombre volteó y ella se congeló. Ahí estaban aquellos ojos grises que la escudriñaban a fondo. Con la voz temblorosa le dijo: -¿Podemos hablar un momento? -El chico se alejó de Ámber en dirección a ella y pudo notar como la rubia la fulminaba con la mirada, pero la ignoró.

-¿Qué sucede? -Le preguntó Chace.

Su cercanía hizo que la piel se le erizara. Recordó el beso que Aldrish le había dado y se sonrojó.

-Anoche tuve un sueño, visión, premonición no sé cómo llamarlo. _Empezó a hablar.

-Sobre qué. -Notó el interés del chico en la conversación.

-Bueno, no fue exactamente una premonición, creo que fue algo que ya sucedió, tú sabes.

-Te refieres a que viste algo de nuestro pasado.

-Sí, vi lo que ocurrió con la Unión en Letvian. No todo, sólo una parte.

-¿Y qué viste?

-Éramos adultos, tú el rey, peleábamos contra el ejército de Meliakán, fue impresionante.

-¿Qué más Aryana?

-Sentí desolación y la destrucción lo abarcaba todo, nada grato. Cuando los letvianos cruzaron la puerta dimensional, te acercaste a mí y me dijiste que uno de la Unión nos había traicionado.

-¿Qué? ¡Eso es imposible!

-¿Porque lo dices? Meliakán sabía cosas que sólo la Unión conocía. ¿Por qué te es tan difícil creer que uno de ellos te traicionó?

-No tiene sentido, si fuera así estaría vivo, si trabajara con Meliakán, no crees que estaría a su lado ahora. Y aquí estamos cinco, lo que indica que todos morimos en Letvian.

-Veo la lógica, pero sólo te digo lo que vi y hay algo más.

-¿Qué? -Preguntó Chace analizando sus palabras.

-Creo saber quién fue, pero no puedo juzgar tan pronto.

-Sólo dilo. -El joven lucía impaciente.

-En la visión, mencionaste que no habías visto a Helia desde que la ciudad fue sitiada. ¿No te parece eso extraño?

-Me estás diciendo que Helia, Ámber ahora, fue la que nos traicionó.

-No, te estoy diciendo que existe una gran probabilidad que fuera ella. Igual pudo ser Camir o Erian. Sólo pienso que esto me fue mostrado como una advertencia, debemos ser precavidos y sólo confío en ti.

-¿Y eso por qué? ¿Que te da la seguridad que no fui yo el traidor?

-Tú no estabas ahí, me refiero a que no viste lo que yo, te puedo asegurar que no eres tú. Creo que lo conveniente es que confiemos sólo en nosotros dos, hasta indagar qué de cierto hay en esto.

-Tú y yo como un equipo. -Le expresa él sonriendo.

-Sí, pero por favor no lo comentes con nadie.

-No lo haré, te lo prometo. Si lo que dices es verdad lo averiguaremos.

Aryana sonríe para sus adentros, olvidó el acontecimiento en la cocina y el humor de ambos pareció regresar.

LOS ELEGIDOSWhere stories live. Discover now