CAPITULO 29

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(Segunda parte)

-Que caras tan largas, me conmueven. -Expresa Meliakán burlándose. - Gracias por el Óvalo, pequeños ingenuos, ahora sí nadie podrá detenerme.

-Sí que eres confiado. -Le contesta Abril sonriéndole ampliamente.
-¿Creíste que de verdad te entregaríamos el verdadero Óvalo? -Y al decir esto, le saca la lengua.

Meliakán mira con detenimiento la piedra que tiene en sus manos y se da cuenta que está hecha de cristal. La furia se refleja en sus facciones, su rostro se desfigura y con su mano tritura el objeto y se dirige hacia ellos.

-Lo que vayan a hacer, háganlo ya. -Aconseja Abril.

Aryana saca la Piedra Sagrada que traía oculta en sus ropas y la coloca sobre el pecho de Chace, ésta comienza a brillar con intensidad y se puede ver como un humo negro abandona el cuerpo del muchacho e inmediatamente Chace empieza a reaccionar. Canne lo ayuda a ponerse de pie.

-¿Por qué me miran así? ¿De qué me perdí?

Aryana no responde, sólo lo abraza. -Te amo. -Le susurra. -Me diste un susto de muerte.

El joven corresponde al abrazo luego lo pondrían al tanto de lo sucedido.

Meliakán arremetía una y otra vez contra el campo de fuerza, llevaba consigo una clase de cetro en el cual estaba colocado el Cristal Oscuro. Su poder era indescriptible, tanto que Abril no es capaz de recibir un golpe más.

Chace reacciona y los separa con una pared de cristal que pronto es derribada por Meliakán.

-Sus torpes intentos de detenerme son en vano, quiero el Óvalo y lo quiero ya. -Espetó molesto.

Canne lo cubre de fuego, sabe que no lo detendrá pero será una distracción. Pronto dos imponentes dragones de fuego aparecen.

-Alguien desea transporte. -Indica, subiendo a uno de ellos. Ámber se sube junto a él, mientras que el resto se acomoda en el otro dragón. Las llamas no les hacen daño.

Los dragones inician su vuelo, a la vez que Meliakán logra librarse de su encierro.

-¡Insolentes! -Grita y levanta el cetro. El cielo se oscurece, densas nubes negras lo cubren todo. Varios dragones negros y sus jinetes aparecen a su retaguardia. Chace forma navajas de cristal y las lanza sobre ellos, pero los dragones logran esquivarlas. Uno de ellos está muy cerca, escupe ácido sobre ellos pero Chace los cubre formando un escudo de cristal. Abril los protege con un domo de energía.

Más dragones se suman a los otros, golpean el campo de fuerza, la nariz de la pelirroja comienza a sangrar debido al esfuerzo que está haciendo por mantener el domo.

-Abril. -La nombra Aryana preocupada al verla.

-Estoy bien, estoy bien. -Repite, pero su voz se escucha entrecortada, se está debilitando.

Al fin llegan al observatorio, los dragones de Canne descienden y los dejan cerca del edificio. Se apresuraran a ingresar siendo recibidos por al menos una docena de Nátúvs, lucen más grandes e intimidantes que los anteriores.

Chace los encierra en una prisión de cristal pero para su sorpresa logran romperla con facilidad y se abalanzan sobre ellos. El moreno los rodea con una muralla de fuego pero tampoco esto los detiene, la atraviesan y no les queda más que correr.

-Abril, protégenos. _Le pide Chace, ella forma una barrera invisible. Varias estalactitas de cristal caen como lluvia sobre los Nátúvs hiriendo a algunos, pero los otros las esquivan.

Abril no puede sostener más el campo, está débil y se tambalea, Canne la sostiene a la vez que Chace levanta una muralla de cristal.

-No los detendrá, pero ganaremos algo de tiempo.

-Abril ¿Estás bien?

-Sí. -Responde la pelirroja sin fuerzas.

-Debemos apresurarnos. -Sugiere Ámber.

Nuevamente inician su marcha, sabían hacia dónde ir, aunque nunca hubieran estado ahí. Al doblar una esquina llegan a un inmenso salón y en el centro, la base donde alguna vez estuvo el antiguo Óvalo. Se escucha a la distancia como algo se quiebra, los Nátúvs vienen de camino.

-No lo entiendo, antes pudimos detenerlos ¿Por qué ahora no funcionan nuestras habilidades? _Inquiere Aryana consternada.

-Creo que es por el poder del Cristal Oscuro. -Aclara Chace. _En Letvian parece ser más poderoso.

Una figura negra aparece en frente de ellos, al tomar forma se dan cuenta que es Meliakán.

-¡Insensatos! De verdad creyeron que les sería tan fácil. Este es su fin.

Todo el edificio comienza a temblar, las cosas se levantan de sus cimientos, los objetos giran en el techo del observatorio. Meliakán observa como la rubia los controla, de repente uno por uno se precipitan sobre él, chocando con gran fuerza haciendolo retroceder. Meliakán se protege con sus manos mientras recibe los constantes golpes, Ámber lo levanta por los aires en un rápido movimiento de su mano y lo estampa contra la pared sosteniéndolo ahí. Pero Meliakán es mucho más fuerte y empieza a librarse de su agarre mental.

-Pronto, pongan la Piedra Sagrada en su lugar, no podré resistir por más tiempo.

Al igual que Abril su nariz comienza a sangrar. Chace corre pero antes de llegar son rodeados por los Nátúvs.

-Yo me encargo de ellos. -Canne forma sus propios Nátúvs de fuego. -Ataquen les ordena. -Las bestias en llamas arremeten contra los de carne y piel.

Escuchan un grito y ven como Ámber es lanzada por los aires, Meliakán ha logrado liberarse. Canne se aproxima a ella y la ayuda a levantarse.

-No pueden contra mí, soy más poderoso que ustedes Elegidos.

Aryana sostenía el Óvalo y éste se ilumina, ella se queda mirando dentro de él y asiente como recibiendo instrucciones.

-Sé cómo detenerlo. -Hace del conocimiento al resto. _Necesitamos fusionar nuestros poderes.

Abril los protege con un campo de fuerza improvisado ya que no se ha recuperado.

-¿A qué te refieres? -Canne la observa frunciendo el ceño.

-Tenemos que unir todos nuestros poderes en uno.

-Te refieres a que uno de nosotros absorba el poder de los demás. _Agrega Canne con duda.

-Así es. -Contesta la joven.

-Imposible. -Esta vez habla Ámber. _Ninguno puede soportar tal carga, lo mataría.

-Yo sí. -Afirma Aryana con seguridad. -Soy la sanadora, mi cuerpo se regenerará, puedo hacerlo.

-Es muy riesgoso. -Le indica Chace notablemente preocupado.

-No tenemos otra opción.

En ese momento el campo de fuerza de Abril desaparece, están a la merced de Meliakán.

LOS ELEGIDOSWhere stories live. Discover now