CAPITULO 23

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                (Primera parte)

En el momento en que Chace retira la fina capa de cristal del relicario éste vuelve a ejercer su poder sobre Arayana. Ella cierra los ojos unos momentos y al abrirlos Chace puede notar como sus pupilas se agrandan volviendo casi de inmediato a la normalidad.

-¿Seguimos? -Le pregunta la joven.

Aryana lleva su mano al relicario y se tranquiliza al notar que lo llevaba puesto.

-Sí, estamos cerca.

-¿Y el Óvalo? -Sigue mostrando interés por encontrarlo.

-Lo buscaremos al regresar.  _Recomiena Chace. -Lo escondimos en un tronco hueco cerca de donde partimos.

Aryana no insiste y continúan en silencio. Pronto llegan a un claro y se ve una cueva, afuera dos Orgas resguardaban la entrada.

-¿Sólo dos? -Cuestiona Abril.
-Debería de estar más custodiado. ¿No lo creen?

-Yo me encargo de ellos.  -Musita Ámber saliendo al descubierto.

-Ámber no...... -Chace no termina la frase, la rubia ya estaba en frente de los guardas. Los orgas se ven suspendidos por los aires y chocan entre sí quedando inconcientes en el acto.

-Ven, fácil.  -Añade la rubia sonriendo, apagando la sonrisa cuando ve la reacción de sus amigos y hacia donde van dirigidas sus miradas. Un enorme dragón sale de las penumbras y escupe ácido sobre ella. Ámber no tiene tiempo de reaccionar sólo se cubre con sus brazos pero Abril los rodea a todos con su campo de fuerza. El dragón parecía molesto y repite la acción sin resultados.

-Retira el campo Abril, ahora. _La pelirroja lo hace y Chace cristaliza al dragón dando la impresión de una enorme gema negra.

-¿Por qué siempre eres tan impulsiva? -Le reprocha Chace a Ámber.

-Lo lamento. -Ámber baja la mirada.

Había oscurecido y el polvo de estrellas dorado cruzaba el cielo dando la impresión de hilos de oro.

!Impresionante! -Exclama Abril.

Las lunas resplandecían con colores tenues formando tres aros a su alrededor.

-Debemos continuar. -Sugiere Aryana. -No queremos más sorpresas.

Los cinco se dirigen a la entrada. Canne forma una bola de fuego con la que ilumina el camino. No se topan con más orgas pero se sienten observados. Unos ojos rojos brillan en la oscuridad previniéndolos que no estaban solos. Pronto otro par de ojos se sumaron a los anteriores. Cane incrementó el tamaño de las llamas y vieron a dos criaturas. Medían alrededor de dos metros, su pelaje era grisaceo, sus hocicos mostraban una línea de filosos dientes los cuáles segregaban una baba verduzca. Olían a podredumbre. Pronto se les unieron otros dos.

Canne lanza la bola de fuego que tiene en su mano y una de las bestias se enciende aullando de dolor. Cuando se dan cuenta alrededor de doce bestias los rodeaban.

-Parece que los hicimos enojar.  _Afirma Abril divertida mirando al resto.

Ámber lanzó una fuerza invisible que los golpeó lanzándolos lejos, lo que aprovecharon para correr y alejarse. Chace les cierra el paso con una pared de cristal.

-¿Por dónde Aryana? -Le pregunta Chace.

-Ya estamos cerca.

Canne seguía alumbrando el trayecto. Llegaron al final de la cueva, donde los recibió la roca desnuda.

-!Es una broma¡ -Espeta Ámber malhumorada.

Aryana se acerca a la pared de la cueva y la atravieza.

-¡Wow! -Expresa Abril siguiéndola.

Los demás hacen lo mismo. Son succionados, la sensación no es agradable pero llegan pronto a su destino. Los recibe una tierra árida, la oscuridad lo cubre todo. Empinados picos y profundos precipicios son el panorama que se presenta ante sus ojos. Conductos de lava ardiente los recorren y el calor es insoportable. El ambiente apesta a azufre y los cielos son sobrevolados por los dragones. A la distancia se escucha un aullido, el mismo sonido emitido por las bestias en la cueva.

-Acuerdenme no mudarme a este lugar. -Comenta Abril frunciendo el ceño.

Todos se vuelven a ver y no pueden evitar sonreír.

-¿Hacia dónde Aryana?

-Su recorrido llega hasta aquí. -Se escucha una voz aterciopelada.

-Ven mi reina.

Aryana comienza a caminar pero Chace la sostiene del brazo.

-Ella es mía. -Se vuelve a oir la voz pero más cercana.

-Muéstrate.  -Le ordena Chace.

Al momento un atractivo hombre de cabello y profundos ojos negros aparece de la nada, llevando esta vez el cabello recogido en una cola.

-!Es él¡ Es Meliakán. -Abril lo señala.

Los Elegidos intercambian miradas, al final siempre cayeron en la trampa del enemigo.

LOS ELEGIDOSOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz