CAPÍTULO 14

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-¿Qué te ocurre? Desde que fuimos a ver a Hannoly casi no hablas y siempre estás pensativa. ¿Qué fue lo que te dijo?

Chace y Aryana se encontraban en el jardín. Ella observaba como las mariposas revoloteaban a su alrededor mientras sus alas brillaban como hermosos diamantes de colores. Estaban sentados bajo la sombre del enorme árbol que se ubicaba en el centro, refrescándose pues era verano y hacía calor.

-No es lo que me dijo, ha sido lo que vi.

-¿Y qué viste? ¿Fue tan terrible?

Aryana dirige su mirada al joven, tenían las manos entrelazadas, nadie cuestionó cuando supieron de su relación, después de todo, compartían una historia juntos.

-Es algo que siempre veía en mis sueños pero no era claro, ahora lo es.... no fue grato.

-Quieres contarme.

-No te enfades pero no estoy lista aún.

-Comprendo. -Chace no insistió, pero no dejaba de observarla.

-¿Qué? -Preguntó ella incómoda

-Eres tan hermosa. -Agregó él al momento que bajaba la mirada.

Ella sonríe, añoraba estos momentos, cuando podía estar a solas con él. Chace se inclina un poco y se acerca a ella buscando sus labios, cuando los encuentra los acaricia rozándolos levemente, con sólo este contacto el corazón de Aryana se desboca hasta que al fin el chico presiona con firmeza y se pierde en aquel beso.

Nuevamente su lengua juega con la suya, puede sentir como el beso se intensifica tanto que sin darse cuenta tiene un retroceso. Al abrir los ojos no era a Chace a quién besaba sino a Aldrish, ella era Alain y se encontraban en una recámara. Se sorprende cuando él comienza a besar su cuello, no entendía qué sucedía pero le agradaba que lo hiciera y no lo apartó. Las manos de Aldrish se movían con agilidad sobre su piel. ¡Santo cielo! Se encontraban desnudos, su respiración se fue acelerando mientras que él aprisionaba uno de sus senos con su boca, ¡Oh! Exclamó ella sin poder evitar la oleada de placer que le causaba aquella caricia. Cerró los ojos dejándose envolver por completo y cuando los abrió era otra persona la que yacía junto a ella. El misterioso hombre de cabellos largos y penetrantes ojos negros que la miraban con malicia y deseo.

Volvió a la realidad y se separó bruscamente de Chace, levantándose de inmediato.

-Aryana ¿Estás bien? ¿Hice algo que te molestara?

-No.... Yo...yo.... Necesito estar sola. Se alejó corriendo de ahí sin rumbo fijo.

Transcurrieron los días y Aryana no podía quitarse a ese hombre de la cabeza, no lo conocía pero él movía sentimientos en ella que la inquietaban.

Caminaba sola por los pasillos perdida en sus pensamientos hasta chocar con alguien.

-Oh lo siento.

Se disculpa y levanta la mirada encontrándose con unos ojos verdes que la miran con acusación.

-Ámber. -Dice Aryana sin ganas.

-Te estaba buscando. -Responde la rubia.

-Bien aquí estoy, ¿Qué sucede?

-Eso te podría preguntar yo a ti.

-¡Perdona! -Exclama Aryana.

-Has venido actuando muy extraño, además de tu comportamiento con Chace.

-¿Qué hay con él?

-Lo has ignorado estos últimos días, cada vez que ha intentado acercarse a ti, lo esquivas, lo estás matando.

-¿De verdad? -Consulta Aryana realmente preocupada.

-Que bicho te picó para que actúes así con él. No que estaban muy enamorados.

-Eso no te incumbe y la última persona con la que hablaría sobre mis sentimientos hacia mi novio es contigo.

-Bueno al menos admites que tienen una relación.

-¿Qué quieres Ámber?

-Sé que ocultas algo, puedo sentir tu confusión, estás asustada pero de qué. Hay un conflicto en tu interior.

-Deja de leer mis emociones.

-No lo puedo evitar, eres un libro abierto. Irradias lo que sientes. Escucha no me agradas y creo que yo tampoco a ti, pero Chace es como mi hermano y lo quiero, y no permitiré que lastimen a mi familia.

Aryana pudo notar la franqueza en las palabras de Ámber, y lo peor es, que tenía razón.

-Hablaré con él de acuerdo.

-Más te vale y trata de arreglar las cosas pronto. En este momento se encuentra en la Sala de Meditación.

Diciendo esto se aleja no sin antes fulminarla con una de sus peculiares miradas.

Aryana llega a la Sala de Meditación, va a abrir pero no puede, ¿Qué le está pasando? Sabía que tenía que disculparse con Chace pero simplemente no podía. Sentía como algo en su interior se se abría paso, una sensación no agradable, como si un vacío la envolviera.

Suspiró, era una cobarde, se alejó de la puerta y regresó sobre sus pasos.

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-Mi Señor Meliakán. -Le dijo el Orga al hombre que tenía al frente.

-¿Qué ocurrió?

Su voz sonaba aterciopelada. Caminó rodeando a la criatura que se siente intimidada ante su presencia.

-Fuimos emboscados.

-¡Imposible! -Su voz retumbo haciendo que aquel ser se estremeciera.

-Los Elegidos mi Señor, estaban ahí.

-Los Elegidos. _Repite él con curiosidad.

-Sí, los cinco.

-¿Los cinco? ¿Estás seguro?

-Sí mi Señor.

-Entonces ya la encontraron, "Alain" -Susurra a la vez que sonríe. _Se acerca nuestro encuentro.

LOS ELEGIDOSKde žijí příběhy. Začni objevovat