OO7. Atlanta.

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El avión aterrizó y su estomagó sufrió un vuelco, contuvo la respiración y vio por la ventana como poco a poco el avión disminuía de velocidad sobre la pista de aterrizaje. Entonces, solo cuando el avión se detuvo por completo, soltó el aire de sus pulmones.

Le encantaban los aterrizajes y las partidas, solo por el morbo, sobre todo en el momento en que sentía la elevación, porque ya no podía controlar nada y era como si la tierra la controlara a ella. Muchos pensaban que estaba sufriendo un ataque de pánico solo por el aspecto de su rostro, pero en su cabeza era como estar en una montaña rusa.

Soltó el agarre del brazo del asiento y rio al ver como sus uñas habían dejado marcado el cuero del mismo. Se acomodó en el respaldo cerrando los ojos, una campana sonó y el capitán del vuelo habló.

—Señoras y señores, hemos aterrizado en Atlanta, Georgia. Pueden desabrocharse los cinturones e ir a recoger sus equipajes en la cinta trasportadora número seis del aeropuerto. Agradecemos que haya elegido nuestros servicios y los esperamos nuevamente.

—Mierda, qué mal tiempo nos ha tocado. — Protestó Rom mirando por la ventana —. Y a mí que me encanta Atlanta en el verano. — hizo un puchero —. Espero que no nos toque tormenta.

Su corazón se detuvo cuando escuchó la palabra "tormenta" y la imagen de un viejo ático lleno de relámpagos nubló su mente.

—¿Suelen haber tormentas eléctricas en Atlanta? — preguntó tratando de camuflar el miedo, Rom resopló ignorando su asustada reacción.

—Millones, estamos en el área sureste de Estados Unidos, cariño, aquí llueve todo el año, parece la jodida Inglaterra — quizá Rom vio cómo su rostro palideció porque luego añadió —. Pero no te desanimes, los días de sol son tremendos aquí, no tendrás siempre lluvia, o eso espero, por eso elegí venir en verano... ¡¿Me escuchaste Atlanta?! ¡Espero tener un montón de días soleados! — Un hombre sentado detrás de ellas, con una revista encima de su cara, saltó con el grito de Ramona, y frunció el ceño al verlas.

—Malditas universitarias — gruñó.

—Ya. — sonrío aparentando entusiasmo e ignorando al anciano que aun las estrangulaba con la mirada —. Un poco de lluvia nunca está mal, no te preocupes por mí, enserio.

Rom se desabrochó el cinturón y empezó a buscar sus bolsos en el maletero del avión, Skylar la imitó.

—Tengo el regalo perfecto para Kate. — Canturreó Rom mientras tiraba de la correa de un bolso rosa con fuerza —. Seguro que será su mejor regalo de cumpleaños.

— ¿Tu hermana está de cumpleaños?, no me digas que es hoy — la morena asintió despreocupada mientras seguía tirando de su bolso — ¡Ramona, no le traje ningún regalo! — cuando dijo su nombre sus ojos negros la hicieron callar.

—No digas mi nombre en medio de un avión, ¿Quieres espantar a los tíos buenos? — Susurró —. Además, éste regalo viene de parte de las dos, no te preocupes.

— ¿Qué no me preocupe? Tu hermana va a recibirme por dos meses en su casa ¿Y yo no tengo ningún regalo para su cumpleaños?

—Cuando la conozcas sabrás que pierdes tu tiempo preocupándote por un regalo. — Por fin pudo sacar su bolso rosado del maletero, se lo echó al hombro y le sonrió a la castaña —. Mueve el trasero, gruñona, que Georgia te espera.

Y le esperaban muchas cosas.

MEMORIES ©Where stories live. Discover now