O17. Es lo mejor para ambos, Skylar.

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Era su cumpleaños y estaba borracho.

O casi borracho.

Hoy, ojos de esmeralda estaba cumpliendo sus dulces diecinueve años y él no estaba ahí. No podía verla, tocarla o si quiera escuchar su voz, porque Douglas se lo había prohibido rotundamente desde su última visita, desde esa noche todo se había ido a la mierda. Justin había besado a Skylar, y Douglas los había visto in fraganti, lo golpeó, le gritó y le ordenó no volver a hablarle por ninguna circunstancia. Y Justin, sentando en el tejado del edificio Universitario, con un cigarro en la boca y apoyando la barbilla en sus rodillas, estaba cumpliendo su parte del trato.

Lo lamentaba todo o quizás no todo, no había planeado besarla, pero cuando lo hizo supo que era algo que había esperado desde hacía mucho tiempo, como si hubiera sido un secreto que inconscientemente se había ocultado a sí mismo. Ojos de esmeralda era suave, delicada y apasionada, y nunca se arrepentiría de besarla. Eso sí, se arrepentía de la circunstancias, no quería imaginarse a su pobre Ojos de esmeralda llorando a mares, o triste porque no la había llamado en su cumpleaños y preguntándole a Douglas qué estaba pasando. No se lo merecía, porque toda la culpa recaía en él.

— ¿Justin? — se giró al escuchar la voz.

Kate apareció por la trampilla del techo, levantó un pedazo de tejado y subió por el hueco, por el hueco podía escuchar la música y los gritos de la gente. Kate tenía el pelo amarrado en una coleta, con un moño verde fluorescente que contrastaba con su cabello negro, llevaba puesto unos jeans gastados y una playera blanca con manchas de pintura, sus ojos negros lo miraron suspicaces.

—Hay una fiesta abajo, ¿Y tú vienes a fumar aquí arriba?— Kate se sentó a su lado con aire cansado —. Tuve que buscarte por todas partes, hasta que Fred me dijo que habías subido.

Maldito Fred. Lo había traicionado.

— ¿Y te lo dijo amablemente? — Kate le dio una sonrisa maligna.

—Bueno, lo torturé un poco para que me lo dijera.

Rio sin ganas y tiró el filtro del cigarrillo hacia la nada, luego sacó otro de la cajetilla y lo encendió. Kate lo miró con desaprobación.

— ¿Qué te sucede, Justin?

Escupió el humo lentamente, tenía la esperanza de aburrirla y hacer que se fuera. No quería hablar con nadie.

—Nada, solo quería estar solo, Kate.

—Pero...

Entonces su celular comenzó a sonar, por un momento Justin pensó que podría ser el de Kate, porque ¿quién lo llamaría a esta hora? Y luego pensó en otra posibilidad...Tomó el celular con desesperación y vio la pantalla con gran sorpresa.

"Douglas llamando"

Contestó.

—Douglas.

Su suspiro desesperado sorprendió a Kate, que lo miró enarcando las cejas.

—Tienes diez minutos — Sabía, por su voz, que estaba enojado —. Ha llorado todo el día, ya no puedo con esto.

—Yo...— lo interrumpió.

—No lo hago por ti, lo hago por ella. — gruñó —. Dame un minuto.

Esperó mientas contenía el aliento, apretó el celular contra su oreja con fuerza, como si así pudiera estar más cerca de ella. Escuchó como Douglas golpeaba la puerta llamando su nombre y luego la puerta abriéndose.

Silencio. Palabra. Llanto. Un "Ten" y luego un "Vete, Douglas"

— ¿Justin? — dijo su nombre, solo su nombre y eso pudo con él.

—Ojos de esmeralda — apretó la mano sobre su pecho, el dolor se expandía con tan salvajismo que sintió que podría haber muerto de dolor.

— ¿Me has llamado tú o Douglas te ha obligado? — sonrió con dolor, Ojos de esmeralda era muy inteligente.

—Douglas me ha llamado — afirmó y la escuchó jadear de horror.

— ¿Por qué me estás haciendo esto? — le increpó—. No he hecho nada mal.

—No, por supuesto que no, esto... — es mi culpa —... he estado ocupado.

—Te mandé una carta y te llamé un montón de veces. No estabas ocupado, estabas ignorándome.

Cerró los ojos y apoyó la frente en sus rodillas.

—Tengo que dejarte ir, Ojos de esmeralda. — susurró.

— ¿Qué?

—No puedes seguir así, este... este enamoramiento infantil por mí no te llevará a ninguna parte.

No podía creer lo que le había dicho.

—No puedes estar hablando en serio. — su voz estaba destrozada —. ¿Douglas te convenció, cierto? ¿Te obligó a ignórame y decirme toda esta porquería?

Sí, sí, sí y sí.

—No, claro que no. Al contrario, me ha rogado que te hable, yo... yo te he ignorado por tu bien, Skylar — decirle su nombre con tanta frialdad le quemó la garganta.

— ¿Por qué me llamas así? — su voz se escuchaba a penas

—Ése es tu nombre.

Se odiaba a sí mismo, todo él era una mierda.

— ¿Qué te sucede, Justin? Tú no eres así.

Respiró y se abrazó las piernas.

—Lo soy ahora, es mejor que no hablemos más, Skylar.

Ella contuvo la respiración.

—Dices eso una vez más y te lo juro, Justin. No sabrás nunca más de mí — lo amenazó con voz titubeante.

Justin apartó el teléfono, queriendo respirar, queriendo apartar el dolor de su pecho, y miró a Kate, ella lo miró como su tuviera tres cabezas

—Justin... — tocó su rostro.

Estaba llorando. No recordaba la última vez que había llorado, pero ahora... ahora le estaba rompiendo el corazón a la mujer que más quería en el mundo. Ojos de esmeralda estaba sufriendo por él y le dolía en todo el cuerpo. Volvió a acercar el teléfono y respiró.

—Es lo mejor para ambos, Skylar. — ella sollozó.

—Vete a la mierda, Justin.

Y le colgó.

— ¿Estás bien? — Kate se acercó temerosa —. ¿Es ella, por esto estabas aquí? ¿Qué está pasando? No entiendo nada, Justin.

Él cayó sobre sus rodillas y ocultó el rostro en sus piernas, dejó que el dolor se expandiera por todo su cuerpo, porque se lo merecía, porque él debía sufrir lo máximo posible. La había hecho llorar. Le había roto el corazón.

Él era un monstruo.

— ¡Justin! ¿Qué tienes? — Kate no lo tocaba y solo lo dejaba llorar en sus piernas como un niño perdido.

—La perdí otra vez — su voz se quebró —. No voy a cumplirle la promesa, Kate.

— ¿De qué hablas? Dios, deja de asustarme.

Su pecho vibraba con fuerza, sentía que podría haber explotado.

—No podré volver a Ojos de esmeralda. 

MEMORIES ©Where stories live. Discover now