026. Truenos

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No contaba con que esto pasara, se suponía que tenía que guardar distancias de él, y ahora se estaban yendo juntos al departamento de Kate. Lo miró mientras manejaba, su perfil era abrumadoramente atractivo, no se parecía mucho al recuerdo que tenía ella del Justin de quince años.

Jugó con sus dedos, no habían hablado desde que empezó el viaje. No sabía si hablarle tampoco, estaba confundida y cansada de fingir cerca de él, ¿Qué tan malo sería volver a tener una amistad con él? Se rió de ella misma, se estaba mintiendo. No quería tener una amistad con él, solo buscaba una excusa por poder estar cerca de nuevo. Le tenía rencor, pero él todavía la ponía nerviosa, la confundía.

Se distrajo cuando vio que caían gotas de agua sobre el vidrio. Estaba lloviendo.

Oh, diablos.

— ¿V-va a llover? — Tartamudeó.

— Eso parece — Justin le contestó tranquilo e indiferente mientras miraba el camino.

¿Podría ser que él no se acordara? Claro que no, ¿Por qué se acordaría de algo tan estúpido? Skylar tragó con fuerza y buscó en su celular para ver el pronóstico.

Por favor. Pidió a quien fuese que la estuviera escuchando que no fuera lo que ella pensaba. No quería pasar esa situación con ellos todavía en el auto.

Se pronostican lluvia con truenos hasta mañana.

Eso decía.

Skylar se tensó y comenzó a dolerle el estómago. Sus ojos se cristalizaron de solo pensar que iba a estar encerrada en el auto cuando comenzaran los truenos.

— ¿Sucede algo? — Justin alternó su vista en ella y el camino.

Él no lo recordará. No quería explicarle. No quería parecer una niña ahora.

— No — tragó en seco.

— Te has vuelto pálida, ¿Te sientes mal?

— Sí, creo que me he mareado, ¿Sabes cuánto falta para llegar donde Kate? — Justin miró su reloj.

— Al menos cuarenta minutos.

— Mierda — susurró.

No alcanzaría a llegar y esconderse. Los truenos empezarían antes de que llegaran y Justin la vería teniendo ataques de pánico todo el camino.

— Justin — no quería explicarle, no quería hacerle recordar nada — hay un problema — susurró con vergüenza.

Justin la miró con seriedad, ahora tenía toda su atención, pero no sabía por dónde comenzar.

— Dime, yo te ayudaré — lo dijo sin dudar.

— El pronóstico dice que... que habrán truenos — la última palabra le costó.

Justin se quedó en silencio, era muy probable que no le haya entendido el problema. Skylar apretó los dientes, era obvio que él no lo recordaría, tendría que explicarle.

— De seguro no lo recuerdas, yo...

— Lo sé — la interrumpió — jamás lo olvidaría. Yo te encontré aquella vez.

Justin tomó su celular con una mano y envió un mensaje. Skylar lo miraba confundida, ¿De verdad lo recordaba? Su tono había sido preocupado y dulce, no le estaba hablando como lo hacía desde que se volvieron a encontrar. Justin viró a una calle y cambió el rumbo del auto, comenzó a devolverse por dónde venían.

— Skylar, mi departamento está cerca, lo pasamos hace cinco minutos. Es el lugar más cercano que tenemos para parar. Allí podrás estar más tranquila hasta que pasen los truenos. No creo que sea buena idea hacer que aguantes hasta que lleguemos donde Kate.

Skylar palideció.

— ¿T-tu departamento?

Justin suspiró, estaba claramente incómodo y se pasó los dedos por el cabello color arena.

— Tampoco me es una idea agradable, sé que no quieres estar a solas conmigo, pero ya estás temblando de solo imaginar que empiezan los truenos, no puedo ignorar eso — tomó su mano y Skylar se tensó de pies a cabeza —. Quiero ayudarte, créeme.

Skylar lo miró dudosa, pero le creía. Solo tenía miedo.

Vamos, por favor. Le contestó.

Justin tomó su mano, sus ojos mieles se ablandaron y la miraron con ternura. Dentro de él el león bajó sus orejas.

Lo que quieras, Ojos de esmeralda. 

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