O13. Sufrirá.

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—De todos los hijos de puta del mundo, tú fuiste el que intentó meterse en sus pantalones.

Los ojos azules de Douglas flamearon en la oscuridad, levantó el puño como si estuviera a punto de golpearlo de nuevo y Justin cerró los ojos. No hizo nada más, porque sentía que se lo merecía — Eso, y mucho más —, pero el golpe no llegó. En cambio, Douglas lo agarro por el cuello de la camisa y lo levantó del suelo.

Se sintió desconcertado y confundido, su amigo, o quizá ex amigo, lo ignoró y caminó hasta la habitación de ojos de esmeralda y cerró la puerta con lentitud. Solo entonces volvió a encararlo.

—Para tu suerte, está dormida. — Le hablaba con una frialdad que le dolía —. Ve al baño y límpiate la sangre, te espero abajo — Luego, bajó las escaleras y lo dejó solo en el pasillo.

Justin meditó qué hacer y lo primero que hizo fue dirigirse al cuarto de Skylar, aun así cuando sabía que podía recibir otra golpiza, no le importó. Quería despedirse, porque de alguna forma sentía que éste era un adiós. La había jodido y al mismo tiempo no se arrepentía. Haberla besado era un pecado del cual jamás iba a arrepentirse. Jamás.

Ojos de esmeralda se veía como un ser divino desde la puerta, acostada en la cama su piel blanca resplandecía, su nariz estaba roja por el frío y sus labios tentadores comenzaban a palidecer y perder su tonalidad rosa. Su cabello esparcido sobre la almohada le deba un toque de realidad, como si de verdad fuera una persona, alguien no perfecto, pero de todos modos parecía impecable. Perfecta. Tragó en seco y sujetó el pomo de la puerta con fuerza.

—Perdóname, no debió ser de este modo. — El silencio fue su única respuesta —. Te quiero.

Mentira, la amaba, pero ¿Para qué decirlo si ella no lo estaba escuchando? Si él se atrevía a decirlo alguna vez ella tenía que estar consiente, debía estar mirándolo a la cara, porque él necesitaba ver su reacción, sus ojos, su sonrisa.

Cuando bajó, minuto después, Douglas lo estaba esperando en la cocina, le tiró una bolsa de vegetales congelados a la mano y cuando intentó agradecérselo, él empezó a hablar.

—Vas a eliminar cualquier contacto con ella, si te habla, la ignoras, si te llora, ni se te ocurra consolarla y si te odia, como yo lo estoy haciendo ahora, que así sea. ¿Puedes entender eso? ¿Cómo me siento yo? ¡Es mi hermana menor! Te aprovechaste de una niña, Justin. Si realmente te arrepientes no volverás aquí y no volverás a hablarle. Si quieres noticias de Skylar yo seré el intermediario ¿Comprendes? Le diré que viniste y que no pasaste a saludar, le diré que el chico que fue a buscarla era un amigo de mi facultad, con lo borracha que la escuche no creo que recuerde ni la mitad de lo que le hiciste. Tú estarás borrado del mapa.

Justin cerró los ojos y asintió.

—Entiendo...

—No lo haría si... Mierda, sé que va a dolerle Justin, sé que la voy a destruir, pero lo superará. Sé todo sobre ti, sobre tus conquistas, sobre las chicas de tu Universidad. No puedo dejar que la toques pensando en eso.

—Entiendo...

—¡Basta! ¿Es que ahora solo puedes decir "entiendo"? ¿Ni siquiera te duele?

—Me está destrozando, Douglas. Pero ¿Qué voy a hacer? No puedo pelear contra ti, ya lo has decidido todo...no podré verla nunca más y no sabes, no, no entenderás nunca como me siento. Tú no lo ves como yo.

Silencio. Justin aprovechó de colocarse la bolsa congelada sobre el ojo e hizo una mueca.

—Lo siento por el ojo. — habló Douglas —. Y parte de la mejilla. — Agregó con una pequeña sonrisa, reprimiéndola lo más posible.

—Me has hecho papilla — afirmó Justin.

—Pues porque te lo merecías. Mierda. No quiero volver a pensarlo ¿Por qué lo has hecho, joder? ¿Por qué?

—No... no lo sé, Douglas.

—Pensé... pensé que la obsesionada era Skylar, pero quizá siempre estuve equivocado. Dime la verdad ¿Lo habías pensando antes? Ella te contaba sobre los chicos de su escuela por teléfono ¿Tenías fantasías sexuales con ella? ¿Con una quinceañera? ¿Cuál es tu jodido problema? — dio un paso hacia delante y Justin retrocedió.

—Douglas, si vuelves a golpearme no vuelvo caminando hasta Atlanta, relájate.

—Solo contéstame la maldita pregunta.

—¡Claro que no tenía fantasías con ella!, pero...cuando me llamaba y hablábamos... a veces... a veces me imaginaba besándola.

Tocándola. Acariciándola.

— ¿Más de una vez?

—Más de una vez— asintió, sin ningún pudor.

Douglas negó con la cabeza.

—Estás enfermo.

—Ella y yo siempre hemos tenido una conexión y lo sabes.

—Que se joda esa conexión. Está muerta. Sobre mi cadáver vuelves a verla ¿No entiendes que la has tocado? ¿A la niña que era casi tu hermana? ¡Mi hermana! Estoy a punto de golpearte otra vez ¿Crees que es un juego tratar de tirarte a mi hermana?

—Jamás. La quiero.

—¡La quieres para follártela! Sé que Skylar está cambiada, ella también lo sabe. Observa como los hombres la miran, le gusta, se aprovecha de eso ¡Así son todas las mujeres! Yo también sé cómo la miran los tíos en su escuela, la quieren para un polvo rápido. Me ocupé de todos ellos, pero nunca, en toda mi vida, pensé que tendría que ocuparme de ti también.

—Yo la quiero, la quiero de verdad. No sabes lo que significa para mi ojos de esmeralda, lo que me hace sentir. No es follar, no es besarla, es... algo especial.

—Especial mis cojones, lo que tienes tu es una polla caliente.

—Basta, Douglas.

— ¡Basta nada pedazo de m...!

—Yo la amo.

Silencio. Un leve goteo del lavaplatos. Las ramas de un árbol chocando contra el vidrio por el viento. Dos respiraciones agitadas.

—No la amas — niega con la cabeza.

—Lo hago, no puedes obligarme qué sentir.

— ¡Claro que puedo! No estás autorizado a amarla, si fuera amor verdadero...

—Lo es.

—Si lo fuera no la habrías besado, habrías esperado a que tuviera treinta, cuarenta, cincuenta años...joder, ¡Qué estuviera sobria mínimo!

—Ya te lo dije, no me arrepiento de haberla besado, pero sí en las condiciones en que pasó.

—Ella nunca lo habría hecho consiente..

—Ella también me ama.

— ¿Te lo dijo? -—Justin se detuvo. No. No lo hizo.

—No necesitó decírmelo, sabes que nosotros no necesitamos palabras.

—Pues ella no volverá a amarte después de hoy.

Eso podría ser verdad.

—Sufrirá — murmuró.

—Ese ya no es tu problema, Justin.

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