O14. Un león.

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Tac. Tac.

La mujer le ha dejado una hoja blanca y lápices de colores en la mesa. No sabe qué hacer con ellos. Se siente nerviosa y sus manos sudan. La señora frunce el ceño y niega con la cabeza, está anotando en su libreta mientras habla con sus padres, parece preocupada.

Papá asiente con la cabeza. Mamá aprieta los labios.

—Skylar — habla con voz dulce —. Necesito que me hagas unos dibujos mientras hablo con mamá y papá, ¿De acuerdo?

Asiente con la cabeza. Su garganta se cierra cuando trata de hablar.

—Dibújame algo que te guste mucho y luego, algo que no te guste tanto.

Agarra los lápices y comienza a dibujar callada. Siempre callada o los truenos volverían. Solo cuando dejó de hablar el león la rescató y silenció todo.

El león la había salvado.

—Ha actuado así toda la semana, no habla, no grita, me mira como si me tuviera miedo — su mamá habla con voz titubeante, parece estar a punto de echarse a llorar —. Desde la tormenta no me habla, ¿Es que le doy miedo? ¿Me odia por no haberla encontrado?

—Por supuesto que no te odia, Eva.

— ¿Cómo lo sabes, John? — se asusta. Mamá está llorando.

—John tiene razón, Eva. Los niños no odian, al menos no para mi creencia. Lo que pasa con Skylar es mutismo selectivo.

— ¿Mutismo selectivo? — mamá deja de llorar.

—Sí, en ciertas situaciones los niños pueden tener un impacto tan fuerte que psicológicamente se obligan a dejar de hablar. Skylar se asustó mucho con los truenos, tanto que quedó "impactada". Es un trastorno que no dura mucho tiempo. Si se le estimula seguido, volverá a hablar dentro de poco.

—Es un alivio — papá suspira.

—Déjame ver Skylar, ¿Qué has dibujado?— la mujer extiende sus manos. Skylar le entrega la hoja de papel.

— ¿Qué es eso? — papá se asoma sobre el hombro de la señora.

—Bueno, si se fijan bien, en el primer dibujo solo hay rayas amarillas.

—Truenos — habla mamá —. Algo que no le gustan mucho son los truenos.

—Exacto — la mujer se acomoda los lentes y frunce el ceño—. Y respecto al segundo dibujo... ¿Tienen gatos?

— ¿Qué? No — papa resopla —. Déjeme verlo, mejor... ¿Eso es un oso?

Skylar frunce el ceño y niega con la cabeza. Es tan fácil, papi.

—Entonces, ¿Qué es? — Mamá toma el dibujo y lo da vuelta — ¿Un perro? O quizá...

La puerta se abre de sopetón y Douglas entra corriendo a la sala.

—Mamá, ¿Podemos irnos ya, por favor? ¡Tengo hambre! — su hermano mayor se agarra del pantalón de su mamá y hace pucheros.

— ¡Douglas! Te dije que tú y Justin debían esperar afuera... ¿Y dónde está Justin?

El león entra a la sala a paso lento, con las manos en los bolsillos y la cabeza en alto, con arrogancia. Su corazón palpita.

—Le dije a Douglas que no entrara, pero no me hizo caso.

— ¡Mami! Quiero ir a comer. Oye, ¿Qué es eso? ¿Un dibujo de la rara? — el rostro del león se contrae.

—No le digas rara a ojos de esmeralda.

—Yo le digo como quiero a mi hermana — Douglas saca la lengua y toma el dibujo, achica los ojos y comienza a burlarse —. ¿Y esto que es?

¿Por qué nadie lo ve? Se pone roja de la rabia. Todos son unos tontos. Se acerca con enojo y le quita el papel a su hermano.

—Douglas deja eso, la has hecho enojar — su papá lo reprende — Ven Skylar.

Niega con la cabeza. No. Nadie la entiende.

Entonces el león se acerca con ojos mieles y la mira con dulzura. Sus latidos aumentan.

Déjame verlo, Ojos de esmeralda.

Le habla con sus ojos, como siempre lo ha hecho. Él extiende su mano con respeto. Como un león ante su amo.

Ella es su dueña.

— ¿Puedo? — pregunta condescendiente.

Ella asiente. Se lo entrega y ve como lo examina. El león sonríe y sus ojos brillan con complicidad.

—Un león — susurra solo para ellos dos —. ¿Es un león, verdad?

Sonríe y asiente. Por supuesto que él entendería.

El león es el único que la entiende.

MEMORIES ©Where stories live. Discover now