OO3. ¿Desde cuándo lo sabes?

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Douglas estaba jugando con sus videojuegos frente al televisor, sentado en la alfombra blanca. En la boca tenía una papa frita a medio masticar, y entre las rodillas una lata de bebida. Justin estaba terminando unos ejercicios de la escuela en la mesa, con el ceño fruncido y tocándose un mechón de pelo, un gesto clásico de él cuando estaba concentrado. Detrás de Douglas estaba Skylar, sentada en el sofá café, tenía la mirada perdida y lucía un poco triste. Justin la miró dos segundos y supo que algo iba mal, al sentir sus ojos sobre ella, Skylar levantó el rostro.

¿Qué tienes?

Nada.

No me mientas, no a mí.

...¿Cómo sabes que oculto algo?

¿Tienes que preguntar?

Odio... que me conozcas tan bien.

Dímelo.

No.

Sus ojos la escrutaron desde el otro lado de la habitación. Justin, apoyado en el respaldo de la silla, se cruzó de brazos y levantó una ceja con sospecha.

Ojos de esmeralda, dímelo.

—Te vas — Escupió con odio, Douglas dejó de jugar a los videojuegos y la miró desconcertado.

Justin apartó los ojos de Skylar y apretó los labios, ni siquiera se atrevió a mirar a Douglas. No debería haberle preguntado... lo sentía venir, algo le decía que ella ya lo sabía. En los últimos días había notado en los ojos de Skylar tristeza y resentimiento, casi odio. Cada vez que le hablaba... lo ignoraba, dejó de seguirlos a todas partes y ya no se comunicaba con sus preciosos ojos como antes.

Lo evitaba, ponía un mural entre los dos y le dolía como quemarse en el infierno.

— ¿Desde cuándo los sabes? — su voz sonó más distante de lo que pretendía.

Douglas dejó el joystick en el sofá y miró a su mejor amigo y a su hermana menor sin entender de dónde había comenzado la conversación. Ya era un hábito. Ellos dos habían comenzado con las conversaciones secretas desde que Skylar había tenido el ataque de pánico. Justin era el único que podía comunicarse con ella sin preguntarle cosas como si fuera un bebé y eso había continuado hasta ahora, cuando ella tenía diez años y los dos chicos a punto de cumplir catorce años.

A veces, cuando Skylar y Justin comenzaban a reírse de la nada, Douglas deseaba poder entender las miradas furtivas que se daban.

—La semana pasada. — La muchacha enrolló con enojo un mechón de su pelo—. Mamá estaba hablando con Tía Mary, dijeron algo sobre... mejores oportunidades... fuera de aquí.

—¿De qué cojones hablan? — Justin lo miró mal y Douglas gruñó. El cabrón odiaba que él dijera palabrotas enfrente de Skylar.

—Se va a ir. — Skylar inspiró profundamente y fue en ese momento que Justin notó que sus ojos verdes estaban empañados —. Me... nos va a abandonar —

Ni por asomo se le pasó por desapercibido el "Me", solo esa palabra bastó para que sintiera una patada en el estómago.

Se levantó del sofá y miró a los dos hermanos que tanto significaban para él. Sus rasgos iguales y sus mentalidades distintas. Ojos verdes y ojos azules. Cabello caramelo y cabello negro.

Una hermosa ninfa y un... un idiota con aires de superhéroe.

—A papá lo transfirieron a Georgia, Atlanta. — Se aclaró la garganta, observó con atención como la muralla en los ojos de Skylar se derrumbaba —. Nos mudaremos el próximo mes.

**

Skylar se sentó sobre la maleta y forcejeó el cierre con todas sus fuerzas, éste hizo un sonido inusual y luego avanzó con pereza, pero a mitad del camino la paleta de la cremallera se rompió y cayó al suelo.

—Debes estar bromeando — masculló.

— ¿Otra más? — Rom entró al cuarto cargando ropa para el viaje, el montón le llegaba hasta por arriba de la cabeza —. Es la tercera maleta que rompes — Tiró las prendas a la cama y puso los brazos en jarra —. No tengo más maletas para prestarte.

—No las rompo, ya están dañadas. — Se cruzó de brazos —. Es como si todo me dijera que no viaje.

— ¡Estás loca! — Rom la sacudió por los hombros —. Después de terminar la universidad luego de cinco malditos años, debes tener unas vacaciones bien merecidas. Sobre todo si incluye conocer a mi familia.

—Creo que eso es lo peligroso, para ser cómo eres debes tener la familia más rara del mundo, Ramona Mills. — Una blusa voló directo a su cara.

— ¡No me llames Ramona! — Gritó, entonces le sonrió con humor —. Vamos Skylar, son solo dos meses en Georgia ¿Qué puede salir mal? Nuevos aires, nuevos lugares y nuevos chicos —Skylar sonrío con tristeza.

—Supongo que todo depende del tipo de chicos. — Sobre todo si eran de Georgia.

**

—Por favor no llores más, ojos de esmeralda. — Sus ojos mieles no podían verse más tristes.

Su pobre león sufría tanto como ella.

No era la única sufriendo ahí y de alguna forma eso le reconfortaba.

—"¿Por favor no llores más, ojos de esmeralda?" — Gritó Douglas —. Debes estar de joda, ¿Qué hay de mí? Soy tu mejor amigo ¡No consueles a mi hermana menor, consuélame a mí! — Ignoró a Douglas cuando éste le tiró un cojín del sofá directo a la cabeza.

—No quiero que te vayas. — La niña se frotó los ojos con el dorso de la mano —. ¿Qué hay de nuestra promesa? No puedes alejarte de mí. — Sus cejas se juntaron con pesar, acarició la cabeza de la muchacha, su mano rodeó el mentón de Skylar y la obligó a mirarlo.

— ¿En serio crees que unos cuantos kilómetros impedirán que regrese a ti? — sus ojos verdes brillaron aun mezclados con tristeza, Skylar le rodeó el cuello con los brazos y escondió su rostro en él.

—No, claro que no. — Respiró entrecortadamente —. Nos volveremos a ver ¿Cierto, león? — Justin la abrazó con fuerza, sonrío con amargura sabiendo que nunca antes le había mentido de esa manera.

Él no le mentía a Ojos de esmeralda. Nunca. Pero era imposible que volvieran a verse.

—Encontraré mi camino hasta ti, ojos de esmeralda. — Secó las lágrimas de sus rojas mejillas por tanto llorar — De alguna manera pasará, lo prometo.

Cuanto deseaba creer en sus propias palabras.

MEMORIES ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant