Capítulo 4

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Will estaba acurrucado en posición de bolita en una esquina de la cama, intentando dormir. Cuando de pronto un eco se escucha.

-Will...- éste abre los ojos rápidamente.

-Ven conmigo...- la voz cada vez se escuchaba más lejos. A Will le parecía familiar, pero no conseguía descifrar quién era. El chico se levanta de su cama y va escaleras abajo, intentando seguir los suaves ecos. Esa voz era tan... reconfortante. Debería estar asustado, pero, de alguna manera, esa voz le causaba cierto placer...

-¿Dónde está?- preguntó al fin, con tono cortés. Pero no obtuvo respuesta. Estaba como drogado.

-Deja de usar palabras tan formales. Soy tu amigo ahora- ¿Qué? Esas palabras eran de...

-¿Hannibal?¿Qué haces aquí?¿Cómo es que...?- un frío le entró por los pies descalzos y le recorrió las piernas casi desnudas, salvo por los shorts de pijama que llevaba. Se dio cuenta que el frío era porque estaba en una autopista solitaria. ¿Cómo había llegado hasta allí?

-Shhh... Ven aquí...- el cuerpo esbelto del rubio se fue acercando y envolvió a Will en un abrazo cálido. <<Es tan cálido...>> pensó. Ya no sentía frío, es más, ahora estaba acalorado. Nunca había estado tan cerca de Lecter. Ya ni siquiera tenía las dudas de por qué, cómo o cuando había llegado ahí. Ya no le importaba. Suspiró. Sintió unas manos que recorrían su espalda, su cuello, sus brazos, llegando a la cintura, para luego posarse sobre las caderas. Este gesto le hizo sentirse sonrojar. Luego de las caderas, sintió un deslize contorneando el muslo, suavemente... Luego sintió que lo masajeaban, hasta que esas manos chocaron cuando estaban justo en la entrepierna. Will no dejaba de clavar la mirada al suelo, sin saber qué hacer o decir. Quién sabe por qué, quizá por impulso, quizá por locura, pero Will se acercó más, acortando la distancia de esos dedos y luego los agarró y empezó a dirigirlos, repitiendo los movimentos anteriores lentamente...

-Han... Hann...- decía Will en un suspiro, el cual se detuvo en seco al sentir un suave y lento mordisqueo en el lóbulo de la oreja, que aún así le dejaría un poco de marca. Sintió luego una lengua en la cara y nuevamente en la oreja. Estaba lleno de saliva... De nuevo los lamisqueos, esta vez en los ojos, por la nariz y luego en la... boca. Todo ese rostro estaba lleno de saliva ahora.

-¡¡WON!! ¡¡WON WON!!- ¿Hannibal estaba ladrando?

-¡¡WOONN!! ¡¡¡WOOOOONNNN!!!- nuevos ladridos y más fuertes. ¿Qué estaba pasando? Los ojos se abrieron y vieron a Wingston encima de la cama. ¿Fue un sueño? ¡¿Por qué soñaba esas cosas?!

Vio la hora, era bastante tarde para el instituto. Se alistó lo más rápido que pudo y en vez de que él comiera prefirió dar de comer a todos sus cachorros. Se dio una vista rápida en el espejo antes de irse y notó una marca roja en el lóbulo de la oreja. Como en el sueño...

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Llegó al salón prácticamente volando, sin siquiera ver lo que había pegado en los muros, paredes y ventanas, o a las personas que le miraban fulminantemente. Pero no había nadie en el salón, salvo él y Hannibal. El otro día había estado en una especie de "terapia" con él, una bastante extraña. Fue extraña para Will porque fue agradable. Ningún tipo de reunión con otra persona había sido así alguna vez. Sólo con Hannibal.

-Buenos días, Will- saludó.

-¿Por qué no hay nadie en el salón aún?-

-Si no te has dado cuenta, es demasiado temprano. No vayas a creer que todo el mundo se despierta a las 4 de la madrugada o así- Joder, el reloj de Will se había adelantado demasiado. -¿Qué te ha pasado en la oreja? Déjame ver- Miró su propia oreja y se dio cuenta que no se la había soltado desde la mañana, como si fuera un tesoro o algo parecido.

-No, no es nada- no quería que viera mordeduras en su oreja. Pero Lecter se siguió acercando y le agarró la mano para sacársela de la oreja. Will agrandó los ojos y volteó la cabeza para que no le viera sonrojarse y para que no le siga toqueteando los dedos. Pero no funcionó, pues en un movimiento un tanto brusco, Hannibal agarró su barbilla y le obligó a voltear la cabeza, quedando frente a frente.

-Déjame ver- dijo con un tono que no permitía desobediencia.

-A ver... esto es una... ¿mordedura? ¿cómo...?- por un momento Hannibal dedujo que alguien le había mordido y se sintió, sin saber la razón, algo que se debatía entre celoso, enfadado y triste. Pero luego recordó a los perros de Graham, y esto le hizo sentir de alguna manera contento. -¿Tus cachorros, no es así?-

-Si... Mis cachorros estaban jugando... ¿Puedes soltarme, por favor? Me lastimas un poco- el chico estaba aprentando un poco fuerte la barbilla del castaño. Hannibal una vez aclaró su mente se preguntó cómo es que aún no había notado lo de los afiches.

-Disculpa...- en ese momento una manada de estudiantes entró por la puerta del salón con unos papeles idénticos en las manos y observando fulminantemente a Will.

-Qué tierno...- escuchó murmullar a unas chicas, mientras se acercaban a él.

<<¿Qué pasa?>> la situación se tornaba extraña. Ya no solo eran unas cuantas chicas, sino muchas las que formaban un círculo a su alrededor, como si fuera un bicho raro. Lo que más le asustó fue que no decían nada, sólo se le quedaban ahí mirando, murmullando algunas cosas que fue incapaz de comprender.

-Esto... ¿puedo saber qué sucede?- intentó sonar amable. Una chica le entregó unos cuantos de los papeles que tenían todas en la mano. Will los observó.

-¿Pero qué...?- ¡Eran fotos de él! Fotos de cuando estaba tumbado en el piso, riendo y devolviendo los cariños de sus cachorros. ¿Pero cuándo? Esa situación fue cuando Hannibal... Hannibal. Hannibal... Hannibal, maldita sea, el era el culpable.

-Hannibal... tú... tú...- no pudo terminar la frase porque una de las del monton le preguntó

-¿Cómo es que conseguiste tantos perritos?-

-Yo los rescaté- su mente estaba demasiado bloqueada como para inventar algo. Eran... demasiadas personas. No estaba acostumbrado a eso.

-¡Oh Dios! ¿En serio los rescataste? ¡Qué tierno!- dijo una

-¿Y cómo es que no nos habíamos dado cuenta antes?- dijo otra

Hannibal por una parte lo había planeado todo, había hecho algo muy temerario. Lo había hecho para observar comportamientos, para que Will tuviera amigos, porque, ¿quién no quiere conocer a alguien que es tan... tierno y ama a los animales? Pero esos "amigos" se habían convertido en "amiguitas". ¿Por qué estaba enfadado de pronto? ¿Se sentía... celoso? ¡Diablos!













My therapist -(Hannigram)-Where stories live. Discover now