Capítulo 26.

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—No iré—. Hannibal sonaba decidido, estaba cansado de todo esto. Tenía muchas cosas en las qué pensar, y no iba a perder su tiempo en llevar a Clarice y Alana al cine. Tonterías, ya todo le dolía y estaba haciendo un esfuerzo por no largar a su "prometida" de su casa. No iba a poder conducir, no tenía fuerzas.

—Vamos, cariño, debes de distraerte un poco...—. Clarice intentaba hacer funcionar su plan. Alana iría con Will y este vería a Hannibal, quien estaría acompañado de su prometida. Quizá estaba siendo exagerada; es más, era una de las cosas más descabelladas que había hecho en su vida, pero no arriesgaría nada. Su futuro estaba en manos de Hannibal y de su matrimonio.

—¡No me digas cariño!— Hannibal subía las escaleras para ir a su habitación, pero una sola palabra fue la que le hizo parar en seco, exaltado más que nunca. —Te lo he dicho ya, no me voy a casar contigo—caminó hacia ella—. No habrá ni boda, ni anillos, ni nada. Lo siento, pero así será y no tienes ninguna autoridad sobre mis decisiones—sentenció, dejando a la mujer estancada en medio de la sala. Clarice estaba petrificada. Tenía que llevar a Hannibal al cine de alguna forma, no había otra opción.

—Bien, eso lo hablamos luego—recobró la compostura—, pero al menos llévame a mí hasta allá. Le diré a mis amigos que vayan a pie—tuvo que gritar estas últimas palabras para que Hannibal le escuchara, pues este ya había subido las escaleras y dado un portazo.

   Las alfombras rojas, la gente, la comida, todo le causaba náuseas a Hannibal. Clarice insistía en que se quedara, pero Hannibal no quería, no podía. Quería arreglar las cosas con Will y acabar con esto de una vez por todas. Quería verlo sonrojar de nuevo, quería oírle tartamudear y quería sentirlo dejarse llevar. Quería a Will de vuelta.

—Iré a los servicios—acotó, cortándole a Clarice la conversación. Tenía que ir a un lugar en el que no estuviera uno de los factores de sus problemas. El principal, quizá.

—¿Seguro? La película está por empezar—. Pero Hannibal ya se había ido.

  —¿Dónde estás? ¿En qué asiento?preguntó Alana, al otro lado de la línea. —Ah, ya te vi. Vamos, Will, apresúrate.

—¿Tú eres Will, verdad? No sabía que Alana te traería—mintió—. Soy Clarice, la prometida de Hannibal. Encantada—le extendió la mano desde su asiento, sin Will aún acomodado.

—¿Will?—Alana se preocupó al ver que no reaccionaba, dejando a Clarice con la mano extendida. Unas cuantas personas empezaban a quejarse por el chico que obstruía la vista hacia la pantalla.

—Disculpen—Will salió de la sala sin decir nada. Simplemente no estaba listo para observar a la prometida de quien le engañó. No podía darle la mano a Clarice, y menos desearle un "feliz matrimonio". Ya nadie estaba en los pasillos, la película había comenzado y todo estaba desierto. Will quiso aprovechar e ir a sumergir su rostro en agua fría, teniendo la esperanza que aquello le aclare los pensamientos. Eso no pasaría. En los servicios, había alguien apoyado contra los lavabos, pensativo, quizá perdido. Este levantó la mirada y vio a Will, petrificado. Hannibal reaccionó más rápido que él y lo detuvo, jalándole del brazo. Will intentaba deshacerse del agarre, mas no podía.

Dije que no iba a dejarte ir...—susurró Hannibal por encima del hombro del otro. Había pegado a Will a la pared, inmovilizándolo. Este se giró, quedando cara a cara con el diablo, separados tan solo por centímetros. Intentaba mirarle a los ojos para que lo deje ir, pero era imposible. Ambos sudaban.

—Déjame—llegó a decir, más rojo que nunca—. Estás comprometido.

Will...—Hannibal se fue acercando, aspirando su aroma. Ambos perdían la cordura cuando estaban cerca del otro, eso era innegable. Hannibal serpenteó su mano por debajo de la camisa del chico, recorriendo su espalda. No podía ser, Will iba a perder la cabeza de nuevo: con una lentitud tortuosa, recorría su piel erizada, ya no solo la espalda, sino también el pecho, bajando lentamente hasta la pelvis, causando espasmos ahogados en Will, para el éxtasis del otro.

My therapist -(Hannigram)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora