Capítulo 20

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El regreso había sido agobiante. Hubieron demasiados problemas, hubieron demasiados recuerdos y sobretodo hubieron demasiadas experiencias. Buenas, malas o vergonzosas, las hubieron. Hannibal no creía que en realidad hubiera alguien que haya aprendido algo, lo que resultaba irónico,  ya que ese era el propósito del "viaje estudiantil". Estaban ya visualizando el instituto por la ventana del bus, más que todo Will, que eternamente elegía el lado de la ventana. Ese era un lado que a Hannibal le gustaba, entre varios otros. El castaño estaba a punto de dormirse, cuando de repente, el escandaloso sonido del bus al parar lo despertó de golpe. De reojo, Hannibal vio cómo se enjugó el rostro tiernamente y se disponía a escuchar la voz del profesor, que hablaba desde algo lejos. A Hannibal le gustaba contemplarle, eso era un hecho. Y al parecer Will no se daba cuenta, pero cuando intencionalmente se dejaba descubrir, le divertía el verle sonrojar.

<<Y bajaremos ordenadamente hasta el patio o a sus salones, de ahí esperaremos a que alguien les recoja o también podrán irse solos, como haya indicado su permiso>> Las voces de los profesores y directores siempre eran monótonas. Monótonas y fingidas. Ambos junto con toda la multitud se bajaban contrariado a las instrucciones dadas. Se llamaba "rebeldía adolescente",  típico de ellos mismos que pasaban por esa etapa. Hannibal lo había leído, pero no le pareció un tema tan apasionante. Prefería leer sobre casos extraños como la sociopatía o síndromes poco comunes.

Llovía. Y obviamente Hannibal iba a acompañar a Will a su casa, no permitiría que se vaya solo, a pesar que la lluvia era ligera, amenazaba con ponerse fea. Afortunadamente,  tenía un paraguas, el cual podría compartir gustosamente. Se habían quedado los dos apenas en la entrada, cuando Will se dispuso a caminar rumbo a su casa en medio del barullo de la gente, cuando Hannibal se dispuso a seguirlo.

-¿Qué crees que haces?- preguntó.

-Te acompaño a tu casa.

-No es necesario-. El castaño abrió su propio paraguas y se dispuso a seguir. Era una lástima que ya tuviera un paraguas.

-Entonces vamos a la mía.

-No.

-De todas maneras irás-. Hannibal había recordado algo. Iba a ser interesante. -Te debo un favor...- el otro ya había puesto cara de extrañado. -Me pediste que te enseñe a bailar.

Al parecer Will sí pudo hacer memoria, ya que sus mejillas cambiaron habitualmente de matiz e intentó negarlo todo. Cuando estaba ebrio dijo toda clase de cosas, y la última que dijo pareció ser esa vergonzosa petición. De todas formas, Hannibal lo llevó por la dirección de su casa aprovechando que Will estaba distraído y se empecinaba en decir que no sabía nada y que no haría tal cosa.

-Ya llegamos. No era tan difícil-. El negado se quedó boquiabierto y se odió a sí mismo por ser tan despistado en ese momento. Notó que la lluvia se puso más pesada.

-Entra, la lluvia ha aumentado, y aún teniendo un paraguas el viento está fuerte. Te enfermarás-. Esa era una idea que atormentaba a Hannibal, y aunque Will tuviera pulmones de hierro o sea inmortal, no le dejaría ir. Parece que con eso pudo convencerlo, así que abrió la puerta de la gran casa y pasó después de su invitado.

-Aún así no voy a bailar- espetó.

-Tienes que. La ceremonia de graduación será pronto- argumentó el rubio.

Una buena manera de calmar las cosas era con música, y qué mejor que empezar a bailar con algo clásico. A Hannibal le encantaba la música clásica, desde mucho atrás. Su tío Robert era el que se ocupaba de él, pero apenas cumplió una edad formidable, le dio una buena casa y dejó que él se ocupara de sus asuntos. No es que no lo quisiera, sino que tampoco había tenido hijos, no tenía ningún heredero, y por supuesto no sabía bien cómo criar a alguien. El tío era un hombre rico, como se podía obviar, y al parecer su sucesor y próximo dueño de su fortuna sería Hannibal.

My therapist -(Hannigram)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora