Capítulo 7

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-¿Qué... pasó?- Jack quiso saber la respuesta. Esto no tenía explicación. Veamos, si llegas a la casa de tu amigo y ves que éste está en una posición... comprometedora ¿Qué pensaría alguien al respecto?

¿Y si interrumpió un momento importante? Dios, qué vergüenza. Jack sólo había encontrado la puerta abierta y como le pareció extraño que Hannibal se despiste de una cosa de tal magnitud, quiso entrar a ver si había pasado algo. Y sí que había pasado. Creo que Crawford había entrado de una manera demasiado brusca porque cuando pasó el umbral de la puerta Will se sobresaltó y de alguna manera, de casualidad, hizo que Hannibal también caiga. Como la gravedad lo ordenaba, Hannibal cayó encima de Will, haciendo que las cabezas choquen, y obviamente, las cabezas llevan bocas, así que al caer el rubio, accidentalmente, un beso no planeado se plantó en los labios de Will. Su primer beso. Y Jack lo había visto todo. De principio a fin. Will, en estado de shock, no pudo hacer más que... bueno, no hizo nada. Después de tener la mente completamente en blanco, una ola de pensamientos atacó: ¿Quién era esa persona? ¿Lo había visto todo? ¿Qué pasará con su dignidad?...  ¿Cuánto había durado? Sólo fueron unos segundos, pero a Will se le hicieron eternos. El momento más largo de su vida.
-Lo... siento. Me voy en este instante- ¿De quién era esa voz? 
Antes que Hannibal pueda decir algo que calmara la situación, Crawford se fue corriendo, al parecer estaba muy avergonzado y confundido totalmente. Cuando la puerta sonó y los chicos se quedaron completamente solos, un silencio muy incómodo se apoderó del ambiente. Will tomó la decisión de hablar, pero sólo una vez que sintió que su voz ya no era temblorosa o muy aguda se permitió pronunciar palabras.
-¿Me has traído a este lugar cuando estaba drogado?- Ya lo había pensado. Ese "té  relajante" no le hacía ver rosas. Obviamente Hannibal lo había drogado. ¿Eso era ilegal? ¿Iba a denunciarlo?
-Si- respondió simplemente. Tan directo y simple como si no hubiera hecho nada malo.
-¿Con el propósito de traerme a las terapias?- continuó el castaño.
-Si- siguió respondiendo con una voz monótona.
-¿Por qué?-
-No voy a dejarte ir-
...Silencio
-Voy a matarte- empezó el castaño
-¿Con tus propias manos?-
-No quisiera ensuciármelas-
-Eso es algo interesante-
¿Deberían hablar sobre lo que había pasado? ¿O quizá lo mejor era ignorarlo? Graham decidió que debía preguntar primero lo más importante.
-¿Quién era esa persona?-
-Era Jack Crawford, un amigo del tío que me cuidaba, también es mi amigo-
Un amigo... Era un hombre mayor que Will, de tez morena y tenía un aura intelectual.
-Siento lo de antes...- dijo el otro con un hilo de voz.
-Fue un accidente, Will. No te preocupes-
El más bajito se sintió avergonzado y desvió la mirada hacia el sofá que se encontraba a un lado. El sofá donde había despertado.
-Cierto, no has comido nada aún. Voy a darte algo de comer- Cuando Hannibal pronunció la palabra "comer" recordó que sus cachorros no lo habían hecho aún. Bien, una excusa real para irse.
-¿Y mis cachorros? Debo ir a alimentarlos-
-No te preocupes por eso. Ya lo hice por ti-
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo entraste a mi casa?!-
- Un "gracias" no me habría hecho mal...-

-¿Con qué los alimentaste?-

-Sólo los alimenté, Will. Nada más. Mejor empecemos con las terapias- Will accedió sin preguntarse el por qué. Hannibal era un claro ejemplo de manipulación.

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Las pesadillas de Will frecuentan mucho. Pero eso a él no le preocupaba tanto, era algo normal, algo que tenía que soportar. Era el precio de la imaginación. Pero ahora se preocupaba por un solo detalle: Hannibal. Cuando su pesadilla se tornaba normal, Will podía observar a Hannibal por un lado, observándolo. ¿Por qué esa persona pudo infiltrarse en su mente? ¿Ha podido? ¿Es algo temporal? ¿Se estaba volviendo loco?

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-Gracias Wingston...- El can era su despertador a partir de ahora. Le lamía y le mordisqueaba la cara todos los días a la misma hora. Era un amigo muy puntual. Aún con la cara somnolienta, Graham se alistó para ir a estudiar y se fue a pie, con una tostada en la boca. Le hizo gran pesar recordar que química era la primera clase, encima en la mañana, porque siempre química es como una canción de cuna, invitándolo a cerrar sus ojos. Y le hizo mucho más pesar recordar que las dos últimas horas había educación física. El día iba a ser muy largo.

Entró al laboratorio masticando el último pedazo de tostada que le quedaba y se puso la bata blanca, los guantes y las gafas. Vio los asientos, unas chicas murmullando con intento de discreción en vano, unos chicos con miradas fulminantes y se fijó sobretodo en la mesa compartida que estaba frente al ventanal, con un chico rubio y esbelto que no tenía nadie a su lado; era el sitio de Will. Al menos ahora el aura no era tan pesada, había accedido a ir a esas terapias. En verdad no quería, pero en ese momento había accedido sin razón alguna y su orgullo no le permitía marcharse después de haber dicho que se quedaría. No había olvidado lo que había pasado el día anterior. Eso le producía cierta verguenza para mirarle a la cara.

-Buenos días, Will- dijo Lecter en cuando ambos estaban a una distancia prudente.

-Hola...- respondió

-¿Has escuchado? Va a haber un nuevo profesor de química. Creo que el otro tenía que hacer cosas importantes en otro país. Me pregunto quién será...-

-Qué interesante- dijo Will con ironía. Justo después de pronunciar esas palabras, la puerta se abrió y un hombre entró. Un hombre mayor que Will, de tez morena y con un aura intelectual...

-Buenos días alumnos, yo voy a ser su nuevo profesor de química. Mi nombre es Jack Crawford-







My therapist -(Hannigram)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora