Capítulo 3.

409 41 34
                                    

*Narra Ro*

Habían pasado tres semanas y media de noviazgo con Sai y me enfrentaba a nuestra primera discusión. Más tonta no podía ser, es decir, ¿quién discute por si la otra persona le dejará antes o después?

S: Tú me dejarás antes a mí, yo no valgo para nada, soy una mierda... —tener una novia con la autoestima baja es lo peor; cada vez que se insulta a sí misma duele muchísimo más que si una persona te insulta a ti... Pero no es peor que si ella misma te insulta—. Ro, no seas gilipollas. Me dejarás a mí primero y ya.

R: Joder, ¿puedes parar de hacer eso? Sé positiva y piensa que estaremos mucho tiempo juntas y ya. ¿Es que no ves que así jodemos todo? —y es que a mí me sacaba profundamente de quicio la negatividad.

S: Vamos, Rocío, nunca nos veremos, asúmelo; tus padres no están por la labor y mucho menos los míos.

R: Ok.

Suspiré y dejé de hablarle. Al tiempo volví a la conversación y me encontré lo siguiente:

S: ¡Hey!

S: ¿Te has ido?

S: ¿Dónde estás?

S: ¡Rocío Cabrera Torregrosa!

R: Me voy a dormir, buenas noches.

S: ¡Buenas noches! ¡Te quiero, amor!

¿Podéis imaginaros la cara de WTF que puse? Porque fue brutal. O sea, quiere matarme y luego me quiere... En fin, no olvidéis que los cambios de humor son cosa de los adolescentes en puntos determinados de sus días, que no se producen siempre y mucho menos cada dos segundos... Sin comentarios.

Bueno, la cosa es que yo no me fui a dormir. Seguro que si le hubiera dicho a Alba que me iba a acostar a las siete y media de la tarde se habría extrañado, porque me conoce... Y porque piensa, claro, ¿quién se va a dormir de noche? Pero Sai tenía las neuronas dormidas.

Aunque yo, como idiota, no me di cuenta de muchas cosas que pasaban.

R: Hola tía.

A: Holaaa Ro.

R: Alba, eres como mi hermana, de verdad, no creo que nadie haya hecho tanto por mí —comencé a decir. Lo cierto es que aquellas palabras salían como por arte de magia de mi interior y no podía regular lo que decía. Adoraba a esa chica—, te quiero mucho, de verdad, y gracias.

A: Y yo a ti enana.

A: Y gracias a ti. —Siempre que le decía "gracias" decía "a ti", pero aún hoy no lo entiendo; ¡si yo no he hecho nada por ella! Es ella la que me estaba cambiando la vida, la que me alegraba los días..." Ro, espera, mejor será que te vayas a dormir... ¡Ella no es tu novia!"

A: Te amo. —Recuerdo ese instante como si fuera ayer, y os aseguro que no lo fue. Estaba de pie haciendo la cama y juro que se me escurrió el móvil de las manos (no os preocupéis por él, preocuparos por el suelo... Descansa en paz Jerry), mi corazón fue como... No sabría definirlo. Sólo sabía que no me había pasado nunca con nadie. Pero no, aquello no era amor, aquello no podía ser amor.

Y yo, que soy la tía más cabezona del mundo, me propuse que no podía estar enamorada de ella y que debía autoconvencerme.

Y así hice.

R: Y yo a ti, hermanita.

Y desde aquel día 25 éramos "hermanitas".

Al final, aquella noche me quedé hablando con ella hasta las doce o así. De verdad que lo necesitaba, porque siempre que intercambiábamos palabras era como si el mundo a mi alrededor no existiera (no sólo las farolas de la calle también desaparecían y después aparecían en mi cabeza... Aún hoy intento olvidar ese duro —¡y tan duro!— trauma). Era una sensación de sentirme bien conmigo misma aún hablando de mis complejos, era como si la calma se apoderase de mí pero a la vez mi corazón latiera como un... ¿Tsunami? ¿Eso no es una canción? Vale, definitivamente me retiro de la poesía y el estilo de escritura poético.

Y al día siguiente... ¡adivinad qué! ¡Conseguí decir yo los buenos días primero! Ah... no... fallo del WiFi... ¡me rindo!

A: Buenos días, enana.

R: ¡Buenos días, hermanita! Llego tarde, hablamos luego, te amo.

Y apagué el móvil, pero me quedé taaaan a gusto diciendo ese "te amo". Es como ir a la firma de tu ídolo y darle el abrazo que llevabas esperando durante tantísimo tiempo, fue como... Una sensación nueva de expresar lo que sentía.

Y es que Ro sí que expresa sus sentimientos, sólo me hacía falta descubrir esa parte de mí, esa parte de mí que ni siquiera salía con Sai; sólo con Alba. Mi niña, mi hermanita. Temía muchísimo sentir amor por ella, de verdad, tras un mes hablando con ella día y noche (los fines de semana nos quedábamos hasta las cinco de la mañana o así hablando de un millón de temas, tan dispares como un Furby y un avión, pero tan cuerdos como yo... Okno).

A la vuelta del instituto, ya era el último día del curso (he de decir que ya comenzaba a acostumbrarme a que los días se me hicieran eternos sin esa notificación emergente que ponía "X Mensajes nuevos de AlbaReig"), encendí el móvil, al igual que cada día, aguardando a que saliera su mensaje, porque como he dicho antes, me rendí.

Entonces, me di cuenta de algo. Mi puro egoísmo me había ocultado algo de lo que debería de haberme dado cuenta antes: a Alba le pasaba algo y yo no había estado lo suficientemente atenta como para notarlo.

R: Hermanita, ¿te pasa algo?

A: No, ¿por?

R: ¿Segura?

A: Sí...

R: Los puntos suspensivos te han delatado.

A: No me pasa nada.

R: ¿Qué es? —pregunté ya totalmente segura de que a ella le pasaba algo. De hecho ese "sí..." me lo había confirmado y necesitaba apoyarla en los momentos suyos de dificultad.

A: Es que...

R: ¿Qué?

Aquí estuvo Rocío demostrando su cabezonería. Es cierto que tengo una lista interminable de defectos, defectillos, errores y fallos, pero nunca dejaría a una amiga sin mi apoyo incondicional cuando lo necesita, y menos la dejaría a ella, a mi hermana, a mi mejor amiga, a mi ídolo personal... Porque ella siempre estuvo ahí y porque diga lo que diga, ella fue, es y será la persona a la que apoyaré siempre, bajo cualquier circunstancia, porque fue la única que consiguió despertar mi fibra sensible.

Y porque en ese momento quizás sólo la amaba como una gran amistad, pero ¿quién sabe qué pasaría después?

"¡Ro, deja de pensar así, tienes novia!" era mi frase favorita.

Wattpad (Albocío)Where stories live. Discover now