Capítulo 20.

221 28 35
                                    

*Narra Ro*

Me aburría aquel día. Supongo que era algún día de noviembre, puesto que ya llevábamos más de cuatro meses juntas y la verdad es que estábamos muy bien. Lo más probable es que yo fuese una gobernada (sin dejar de ser diva, obviamente) y no pudiese enfadarme nunca con mi princesa... Who knows. Seguía sin creerme que estuviera viviendo ese sueño. Era como un cuento sin príncipe, pero con una princesa azul (o rosa, teniendo en cuenta su color de pelo) que había venido a rescatar a una tonta casi princesa (o sea, yo) y a hacerla feliz. Se estaba haciendo realidad algo que podría parecer de Disney o de Shrek incluso pero sin verde ni ogros y esas cosas... En fin, que decidí hacerle preguntas. No tiene nada que ver con lo que he dicho anteriormente pero ¿qué más da?

A: Pues desde que me enamoré de ti —no recuerdo por qué lo dijo, es decir, sé que antes había alguna pregunta, pero no me acuerdo de cuál fue. Comentad cuál pensáis que fue (si queréis, es obvio, no os amenarazaré con mi preciosa, certera y mortífera metralleta).

R: Y ¿eso cuándo fue? —pregunté en esta ocasión yo.

A: Uff hace mucho —respondió ella. Y no me esperaba esa respuesta, la verdad.

A: Prácticamente desde que te conocí —¿qué estaba pasando? ¿Por qué estaba yo viendo unicornios y arco iris ahora? Droga no era; ¿quizá amor?

R: Pero... ¿cuándo? —deseaba saber más cosas de aquel tema. Me intrigaba saber qué sentía ella, y no sólo eso sino los detalles y esas cosas.

A: No sé.

A: Pero cuando me hablaste sonreí, creo que ese momento fue el primero de la técnica “enamoramiento” —la pantalla del móvil mostraba las letras y yo las leía y releía para asegurarme de su realidad.

No recuerdo bien qué pasó aquel día, al igual que no sé qué contesté, ni siquiera si me emocioné o si me dio tanta vergüenza que cambié de tema rápidamente... Pero siempre recordaré esas palabras; me llegaron —y me siguen llegando cada vez que leo la captura— a lo más profundo de mi ser.

Cualquier otro día pasó algo que surgió de cualquier otra conversación en cualquier otro contexto...

R: Haces por mí muchísimo más de lo que merezco —le dije. Quizás había tenido un mal día y la negatividad me asaltaba... No sé, tampoco recuerdo ese detalle.

A: Hago por ti poco comparado con lo que te mereces. — “¿Por qué siempre tiene la palabra perfecta dispuesta para colocarla en una puta frase perfecta?” Pensé boquiabierta al leer lo que dijo.

R: Te debo muchísimo mi niña.

A: Con amarme como yo te amo ya es suficiente para mí.

R: ¿Sabes? Aún no me creo que esto sea real mi niña. —No cambié de tema por parecer borde, ni por hacer ver que no me importaba; nada de eso. Sólo trataba de pensar en alguna contestación a la altura de lo que había dicho, y del zoológico que había creado en mí.

¿A quién quiero mentir? Me daba vergüenza y ya está. No hay más vuelta de hoja; el día que la vergüenza de vaya seré un veinte por ciento más feliz.

En realidad eso de 20% más feliz lo digo por quedar bien, no sé esos índices.

En fin, que aquí va el último de todos estos momentos que os he narrado. No porque no haya habido más, y tampoco porque no me acuerde de ellos, sino que prefiero que se queden en lo que pasó entre Alba y yo al conocernos, al amarnos y al seguir amándonos.

En esta ocasión lo que ocurría era que ella quería darme una “sorpresa”.

R: ¡Dilaaaaaaa! —dije por enésima vez con ganas de matar a mi preciosa novia.

A: ¡No puedo!

R: Porfaaaaaaaaa.

A: Que no, que no puedo. Ya la verás.

R: ¿Me gustará? —pregunté, aunque en realidad lo que yo quería era saber más detalles.

A: Sí, yo creo que sí.

¿QUÉ PODÍA SER? Sabía que si Alba decía de aquella manera eso significaba que no diría nada, así que lo único que me hacía falta era esperar. Esperar con mucha paciencia, paciencia de la que no disponía y paciencia que no sabía de dónde sacar.

A: Te enterarás el lunes.

R: ¿El lunes cuatro de enero? —parecía que el 2.016 iba a empezar bien. Muy bien. Más de lo que yo imaginaba en aquel momento.

A: Sí.

R: Joder, para eso queda mucho... —pero ¿qué más daba que lo dijera? Como ya he dicho antes, conocía bien a Alba; no soltaría prenda.

PERO POR DIOS, NECESITABA QUE ALGUIEN ME DIJERA QUÉ COÑO ERA.

Perdón por las mayúsculas. No tenía ganas de desactivarlas.

Wattpad (Albocío)Where stories live. Discover now