Capítulo 12.

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*Narra Ro*

Por fin había llegado el día. Esa misma tarde, Alba volvía del campamento. ¿Que si la echaba de menos? ¡Qué vaaaaa! Bueno, quizás un poquito. Vale, en realidad, la eché muchísimo de menos. Andaba leyendo conversaciones pasadas, pensando en ella... Parecía que mi vida cambiaba radicalmente cuando ella no estaba. Parecía que no sabía vivir sin ella...

...Así que, si preguntáis si la echaba de menos, la verdad es que sí, más de lo que nunca podré llegar a admitir. ¿Y qué si soy Albadicta? ¿Es eso malo?

Cogí el móvil y los mantuve entre mis manos todo lo que los nervios me permitieron. Mientras temblaba, el maldito bicho cayó al suelo.

—Cómo te escurres cabrón —me quejé entre dientes con mi perfecto vocabulario.

Lo  recogí y lo encendí, deseando que esta vez, al igual que ocurrió unas semanas atrás, encontrase ese mensaje que necesitaba tanto o más que respirar.

Por cierto, ¿cuántas veces aquí voy a quedar como una Drama Queen?

Al contrario de lo que yo deseaba, no había una notificación de "AlbaReig". No había un indicio de que ella había vuelto.

Suspiré de rabia. Putas mariposas. En serio, ¡¿por qué no me dejaban en paz?! Sólo conseguían que mis ganas de hablar con ella de nuevo aumentaran... Y lo peor, era que cuanto más tiempo tardase, menos podríamos hablar.

A: ¡Holaaa princesa!

Parón universal. Me quedé quieta. Sólo respiré agitadamente, con el corazón latiendo fuerte contra el pecho, con una sonrisa involuntaria apareciendo en mi rostro. Leí el mensaje varias veces; no podía evitar emocionarme cada vez que me hablaba. Aunque fuese la gilipollez más grande, para mí ella era... Nunca sabré cómo definirlo. Supongo que eso es el amor, ¿no? Algo totalmente abstracto y, por tanto, imposible de definir...

R: BEBÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.

Vale, no recuerdo bien qué le dije, pero conociéndome seguro que fue algo parecido. La había echado demasiado de menos, tanto que cada segundo que no la tenía en mi mente era porque estaba durmiendo, y si estaba durmiendo la veía en mis sueños.

R: ¿Cómo te lo has pasado, mi niña? —me relató los detalles y yo sonreía por la ilusión que ella ponía contándolo. Amaba cuando se lo pasaba bien, su forma de estar.

A: (...) Me lo he pasado genial, bebé, y te he echado de menos —captura. Captura de la captura. Captura de la captura de la captura. Etc.

R: Yo también a ti, princesa, no he podido dejar de pensar en ti ni un sólo segundo. —Miré la hora. Al final se había demorado y debía irme ya, debido a que al día siguiente tenía que levantarme temprano para hacer algo que no recuerdo qué fue.

R: Bueno, me tengo que ir. Mañana tengo que levantarme demasiado temprano... Sabes que me quedaría pero tengo que quitar el Wi-Fi si no quiero que me maten mis padres. Buenas noches princesa, te amo mucho.

A: Buenas noches bebé.

A: Te amo.

Y sonreí, y continué sonriendo hasta que me dormí. Y quizás, mientras dormía y soñaba con ella, sonreí. Yo estaba tan feliz, no sería capaz de dejarla por nada del mundo...

...O eso pensaba yo.

Era medio día. Al final, fuese lo que fuese lo que iba a hacer, no lo llegué a realizar, así que me quedé durmiendo hasta la una de la tarde.

Al fin me desperté y busqué a mi madre, la cual no estaba. Mi padre tampoco. Eso era bueno, tenía la casa para mí y... ¿A quién pretendía engañar? No tendría Wi-Fi puesto que usaba los datos de mis padres, así que estaría un día sin hablar con ella. Con lo que yo la echaba de menos...

Esa tarde, a las cuatro y algo de la tarde, recibí un SMS. ¿Recordáis a Sai? Pues volvió a mi vida de una forma que yo no quería. Si pudiera borrar algún momento de existencia, seguramente sería el período en el que tantísimo daño hice a quien yo más quería. A quien yo más amaba.

S: Ro... Tengo que contarte algo. Hoy me ha hablado Alba. Me ha preguntado que si hablaba contigo y cosas así para controlarte. ¡Eso es violencia de género!

R: Sai, violencia de género es sólo de un hombre a una mujer.

S: Da igual. La cosa es que lo que ella ha hecho ha sido controlarte. No ha confiado en ti y eso que según ella te ama. ¿Ves? No te ama, sólo se ha inventado todo eso para joderme. Le caí mal desde el primer momento y ha hecho todo sólo para joderme, para hacer que te pierda.

Eso cayó sobre mi corazón como una bala disparada a traición. Eso caló en lo más profundo de mí. Me dolió muchísimo. Pero en vez de mostrar dolor, mostré ira. No quería dejar que nadie, y menos ella viese cómo me estaba sintiendo.

R: ¿De qué va la tía esta? ¿Cree que puede jugar conmigo? Qué gilipollas he sido creyéndola.

Dejé el móvil a un lado de la cama. Me levanté, con la rabia y las lágrimas doliéndome a cada segundo un poco más. No entendía cómo Alba, mi Alba, la que me hacía tan feliz, había podido hacerme eso, de esa forma. Había tenido que venir Sai a abrirme los ojos, y por aquel momento no podía dejar de pensar en lo que ella me dijo.

Estaba atada de pies y manos, no podía hablarle a Alba para pedirle que me dijera que todo era mentira, que me asegurase que me amaba y que todo había sido una invención de Sai... Pero no podía, mis padres no estaban.

Golpeé la pared con rabia, y con más fuerza de la que me habría gustado aplicar. Dejé que un pequeño gemido de dolor saliese de mí. No había sido el dolor de la sangre que ya empezaba a descender por mis nudillos, sino el dolor de pensar que la chica a la que yo más había amado del mundo me había mentido.

Había jugado conmigo.

Necesitaba despertar de esta pesadilla en la que me había sumergido y de la que me parecía imposible escapar.


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