Capítulo 9.

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*Narra Ro*

Me levanté aturdida. Me dolía la espalda y, en principio, me asusté al no verme en mi habitación. Entorné los ojos para ver mejor dónde me encontraba y me di cuenta que se trataba del piano. Me había dormido sobre él, mi gran compañero. Me notaba los ojos mojados, pero no sabía si era del sueño o de que apenas había dormido y quedaban restos del llanto de varias horas atrás.

Me incorporé y busqué desesperada el móvil. Necesitaba un "buenos días" que me dijera que todo había sido un sueño, aunque por cómo estaba yo y mis pocas ganas de vivir, rápidamente comprendí que no había sido una ilusión nocturna.

Acaricié las teclas del piano con delicadeza, como examinando su suavidad, mientras con la mano izquierda pulsaba el botón del lateral del móvil para que éste se encendiera. Mientras, la derecha tocaba una parte de Sentado en el banco, de Auryn, seguida de algunas notas de Miss Movin' On (Fifth Harmony).

Encontré varios mensajes suyos, de la culpable de que no tuviese ganas ni de... Bueno, en realidad no tenía ganas de nada.

S: ¿Qué dices?

S: Seguro que te lo ha dicho Alba.

S: No sé qué te habrá dicho pero yo no tengo novia, no sé cómo lo ves xd.

S: ¿Ahora no contestas?

S: Ella es mi amiga, lo que pasa es que la llamo así.

Llegados a ese punto, me reí. Me reí porque cuando lloro después me entra una risa tonta, y me reí porque no sabía que podía llegar a inventarse las cosas hasta ese punto.

R: ¡Claro! Yo también le digo a mi amiga que es mi novia. Y a mi novia le digo que es mi amiga, ¿no? O mejor, a mi novia le digo que pasará a ser mi amiga porque no soporto la distancia.

R: La madurez no te ha llegado, ¿verdad que no?

S: Yo puedo llamar a mis amigas como quiera.

R: Pues sigue, que te va a ir genial, pero a mí me olvidas.

R: Vale que perdone rápido, o que suelte muchas cosas de primeras y luego me sienta culpable y las retire, pero lo que sí que no hago es olvidar el daño tan fácilmente.

No quise saber nada más, así que apagué el móvil. Esa mañana fue normal...

Bueno, me peleé con mi padre (seis veces), con mi prima, con su hermana, con Sonia, con Blas, con mi madre, con mi abuela, con mis tías...

...Vale, quizás no fuese una tarde tan normal.

Y eché de menos a Alba, lo sé, pero no quise encender el móvil; ¿para qué? ¿Para preocuparla? ¿Para hacérselo pasar mal con mis gilipolleces varias? No, definitivamente no. Esto lo tenía que llevar yo solita, que para eso me había metido yo ahí. Desde aquel día en el que empecé con Sai, yo sabía que no debía hacerlo; algo me decía que no. No era amor por Alba, es que yo sabía cómo era ella: una chica cuyo eslogan se basaba en "si consigo algo, quiero lo siguiente." Vamos, que yo era de usar y tirar.

Hice daño a Sai, y lo peor, hice daño a Alba.

(...)

-Hola.

Me saludó Sonia detrás de mí. Sentí su cercanía cuando me susurró al oído algo que no llegué a descifrar, pero no tenía fuerzas para preguntar qué dijo. Era por la tarde y habíamos quedado con unos amigos para ir al cine. ¿Las ganas que yo tenía? Ningunas. Pero ¿qué iba yo a hacer, si Sonia no paraba de insistir? Además, quizás me venía bien distraerme, pasar tiempo con la gente que me hace feliz...

...¿A quién se supone que pretendo engañar?

-Hola, tonta -la abracé como un niño pequeño que necesita cobijo en los brazos de su madre. La abracé como una adolescente dolida que necesitaba estar entre los brazos de su mejor amiga; eso era yo, una adolescente más, entonces, ¿qué importaba mi dolor?

-¡Hey, hey! Nosotros también existimos. Quiero abrazo. -Dijo mi amigo poniendo cara de cachorro perdido. Los demás le imitaron. Yo les abracé, aunque sabía que sería peor para mí, puesto que siempre que me abrazan me dan ganas de llorar.

-¿Cómo te va con Sai? -me preguntó cogiéndome del brazo otra chica; María.

-¿Con Sai? -ella asintió-. ¿Puedo abrazarte?

La pregunta le sorprendió, pero accedió y abrió sus brazos. Notaba la mirada cercana y penetrante de Sonia clavada en mi nuca, pero no quería decir nada, se sentía realmente bien entre los brazos de María.

Entramos a ver una película; Spy se llamaba. Era de humor y acción, supuestamente, lo mejor para alegrarme... Pero en cuanto entré en aquella sala y me senté en la butaca, con Sonia a la izquierda y María a la derecha, me abracé al hombro de Sonia y lloré sobre él. Ella pasó su brazo por detrás de mi cuello y me acarició el pelo mientras yo pensaba en todo lo que había pasado en aquel tiempo en el que, aunque a veces (muchas veces) discutíamos y me sentía mal por hacer sufrir a Alba, fui feliz, o casi feliz.

-Tía, cada vez que disparan en la peli te mueves y me desconcentras de llorar -le dije a Sonia. En cualquier otra ocasión la escena sería divertida, pero no en aquella.

-Y cada vez que me muevo te ríes, así que espero que disparen mucho para asustarme y moverme, y así hacerte reír.

-¿Qué paranoias hablas?

En realidad, estaba muy alegre por lo que Sonia había dicho. Sabía que tenía una amiga de verdad en la que podía confiar.

-Muchas gracias, aunque seas fea y tonta, muchas gracias. -Sé que no fue la mejor forma de agradecerle lo que hacía por mí, pero no había otra. Ella sabía cómo animarme. Ella se había estropeado a sí misma una tarde que podría haber pasado con gente que estaba de risas todo el día (yo sería una de ellas si no hubiese pasado nada) y se había quedado conmigo, que tenía los ánimos por debajo del subsuelo.

-De nada.

Respondió reservando una pequeña carcajada para sí misma.

Por mucho que hablen del valor de la amistad, nadie sabe lo que yo la necesitaba en ese momento, ni lo bien que me sentí de tenerla a mi lado, ni que por un tiempo, me olvidé de "ella". De la chica que me estaba matando a segundos, que conseguía desgarrar mi corazón.

***

Dedicado a todos los que hayan pasado por una ruptura, por un amor no correspondido, por una persona que les ha hecho daño, y dedicado a esos amigos que se quedan hasta tarde contigo para que no estés mal, que te hablan de estupideces para sacarte una sonrisa.

Yo se lo dedico a mi SWEETIEF, gracias por tanto princesa, voy a estar contigo siempre, no lo olvides mi niña.


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